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Reportaje:

La jerga del dinero

Las operaciones financieras introducen una serie de términos que el pequeño inversor suele desconocer

, Harto de cobrar unos intereses muy bajos por su dinero puesto en el banco a plazo fijo, Jesús Díaz, madrileño de 35 años, camarero de profesión, decidió invertir dos millones de pesetas en acciones de Endesa, haciendo caso a su cuñado, funcionario del Ministerio de Industria. Se fue a su sucursal de siempre y el especialista en nuevas inversiones le recibió en su despacho con una simpatía y afecto desconocidos. "La inversión en la OPV de Endesa puede ser muy rentable. Dese cuenta que el tramo minorista tiene un descuento del 4% y que el chart del valor tiene un gran recorrido. El roadshow ha demostrado que la aceptación del título es alta y su PER bajo. Además, la SEPI se quedará con un green shoe que le servirá de regulador de la volatilidad futura con un excelente free float", le soltó de carrerilla el analista que estaba forjándose una pujante carrera en la entidad.

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-Ah, muy bien- contestó Jesús, que se marchó a casa sin entender nada y casi convencido de que era mejor dejar el dinero en el plazo fijo: al menos sabía lo que le rentaba y entendía el extracto del banco.

El caso de Jesús no es el único. Como él, muchos pequeños ahorradores que quieren invertir se espantan de la jerga financiera que se ha impuesto en las modernas- operaciones de colocaciones de capital para el público, donde los anglicismos arrasan. El esnobismo financiero, lejos de remitir, va en aumento, como pone de manifiesto la amplia oferta de publicaciones, informativos económicos y otros canales alternativos en los que los técnicos en la materia se explayan con frecuencia.

Todos culpables

Manuel Enric trabaja en AB Asesores. Nada más comenzar a hablar te presenta su tarjeta: "director de equities". Bien empezamos. ¿No sería más fácil que dijera director de renta, variable? El propio Enric responde que sí, pero por ahora no cambiará su tarjeta. Este directivo considera que el idioma español está perdiendo, esta batalla. "Yo trato siempre de castellanizar al máximo mis informes y mis expresiones, aunque no siempre es fácil. Hay que tener en cuenta que el inglés es un idioma muy conciso y que viene al pelo a las finanzas", afirma.Para Enric, todos somos un poco culpables: los analistas, las entidades financieras, los medios de comunicación y, quizá, el inversor por no preguntar clarammente lo que no entiende. Según Enric, los franceses llevan a rajatabla el convertir a su idioma los anglicismos del argot financiero, ya que hasta la palabra soffiware, de aceptación mundial, los franceses la han traducido por logicien.

"La verdad es que estamos muchas veces en una dinámica absurda. Acabo de terminar una reunión en la que un directivo señalaba que su empresa había registrado un beneficio flat. Con lo claro y sencillo que es decir que repite beneficios del año anterior", recalca Enrie. De la dinámica absurda se puede pasar al ridículo en un momento, como queda patente en un informe que muestra Enric en el que un analista con poco oído para el inglés escribió, en lugar de enterprise value (valor de la empresa), enterprise valium. Como si la empresa en cuestión necesitara un tranquilizante.

La pereza, a veces, se impone. Así lo entiende Arturo Rojas, director de Análisis Sectorial de Analistas Financieros Internacionales (AFI), quien añade que hay que reconocer que el idioma inglés es muy práctico para las finanzas y que muchas veces crea términos certeros que de un plumazo define operaciones harto complejas. Rojas asegura que en las finanzas el liderazgo del inglés arrastra a su uso a los profesionales: "En los informes yo procuro españolizar al máximo los términos, aunque hay algunos de difícil traducción".

José Manuel Arcenegui, responsable de venta de Derivados de Merrill Lynch, achaca la avalancha de términos ingleses a que somos importadores de productos con el nombre ya establecido. "A nadie se le escapa que cuanto más corto y directo sea un término resulta más operativo en las finanzas", recalca Arcenegui.

¿Y la Real Academia de la Lengua qué tiene que decir? Emilio Alarcos, académico de renombre, sostiene que le espanta la jerga financiera. Según Alarcos, el inglés no tiene ningún inconveniente en admitir términos que a veces son simples onomatopeyas, como crash, y que no tendrán nada fácil su entrada en el diccionario español. No está de acuerdo en que haya términos financieros en inglés que no se puedan expresar en español. El académico dice que los artículos de economia no le resultan atractivos por su gran caudal de cifras, aunque reconoce que hay periodistas de economía que escriben bien.

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