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Los precedentes judiciales en Estados Unidos

La primera sentencia en la historia de Estados Unidos contra una tabaquera se produjo en Filadelfia (Pensilvania) en 1988, cuando un tribunal ordenó a la compañía Liggett a pagar unos 44 millones de pesetas a los familiares de Rose Cipollone, muerta de cáncer de pulmón en 1984. Rose, que había empezado a fumar cuando tenía 16 años, acusó a Liggett y a otras dos compañías, poco antes de morir, de no haber informado a los fumadores en sus anuncios publicitarios sobre el peligro de salud que entraña el tabaco. Tras su muerte, el marido de Rose, Antonio, continuó la batalla legal que culminó en un juicio que se prolongó durante cuatro meses y que tuvo gran resonancia.Sin embargo, la ley de 1965 que imponía la inclusión de advertencias en las cajetillas sobre los perjuicios del tabaco siguió protegiendo a las compañías tabaqueras que, con excepción del caso Cipollone, salían siempre victoriosas de las batallas legales promovidas por los parientes de víctimas del cigarrillo gracias al argumento de que los adictos al tabaco estaban al tanto de sus peligros.

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En 1992, el Tribunal Supremo de EE UU eliminó este paraguas al dictaminar que la advertencia que aparece en todos los paquetes de cigarrillos no exime a estas empresas de responder ante los tribunales por los daños que pueda provocar el tabaco.

Para entonces, eran ya 50 los casos presentados ante la justicia de todo EE UU contra las diversas tabaqueras. La decisión del Supremo abría la vía para que las víctimas de cáncer que demostrasen que su enfermedad fue causada por el tabaco pudiesen demandar a las compañías tabaqueras con buenas perspectivas de indemnizaciones multimillonarias.

La avalancha de demandas de fumadores que siguió obligó el pasado año a los fabricantes de cigarrillos a buscar la inmunidad judicial a cambio de aceptar las propuestas de dos estados -Florida y Misisipí-así como las de las autoridades federales para que contribuyan económicamente a un fondo destinado a compensar los gastos públicos generados por la adicción a sus productos.

El primer paso en este sentido fue el acuerdo por el que la industria tabaquera aceptó pagar al estado de Florida 1,7 billones dé pesetas.

Este pacto y otro firmado seguidamente con el estado de Misisipí, contribuyeron a acelerar un acuerdo que se estaba negociando a escala nacional mediante el cual la industria tabaquera se comprometió a pagar en los próximos años un fondo de 57 billones de pesetas.

Por otra parte, ayer se hicieron públicos en EE UU documentos internos de la empresa R. J. Reynolds (segundo fabricante mundial de cigarrillos) han desvelado que la compañía diseñaba sus campanas publicitarias para atraer específicamente al público más jóven, incluso adolescente, informa desde Washigton Javier del Pino.

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