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Tres siglos con un pie en Burgos y el otro en Álava

Pedro Gorospe

La historia del Condado de Treviño ha estado siempre vinculada a las tentativas de integrarse en Álava, sobre todo desde que en 1501 fue excluido de la Hermandad que constituyeron varios municipios como Vitoria y Salvatierra con Treviño y La Puebla. Utilizado como moneda de cambio entre reyes y señores feudales, el primer intento serio se produjo en 1646, cuando el Concejo, la Junta y Regimiento, y los vecinos y moradores de Treviño solicitaron por primera vez la reincorporación a los entonces territorios que formaban Álava.

Tras los intentos de las instituciones alavesas de 1880 y 1919, que solicitaron el inicio de los trámites, fue en 1938 cuando por segunda vez los dos ayuntamientos de Treviño dieron los primeros pasos para la incorporación, pero la Guerra Civil paralizó el proceso. Tan sólo dos años después, finalizada la contienda, en 1940, Treviño volvió a intentarlo. Una gran mayoría del 96% de los cabezas de familia votaron a favor de la integración pero Burgos se opuso.

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Sin embargo, la historia de las tentativas de acabar con la isla de Burgos en territorio alavés no acabó tras la Guerra Civil. En 1958 fue la Iglesia quien tomó la iniciativa, y con la intención de hacer coincidir la administración civil con la religiosa, pidió a Franco que el Condado de Treviño pasara a formar parte de Álava. El Gobierno del dictador consultó la opinión de los vecinos y se encontró con que el 75,7% de los habitantes dijeron que sí.

Ante la evidencia, y en vez de solucionar las demandas sociales y eclesiásticas, el Gobierno respondió con el silencio administrativo. La última fecha clave de este proceso sin fin que dura ya más de tres siglos es 1980, cuando los concejales de Treviño de la UCD inician de nuevo el proceso. Pero fueron expedientados por la organización política de Burgos.

Expedientados en UCD

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Aunque los tribunales dieron la razón a los expedientados y la documentación para la desagregación llegó a Madrid al poco tiempo, los Gobiernos de la UCD primero y del PSOE después obviaron la cuestión. Además, en 1983 fue aprobado el estatuto de Castilla y León que, dificulta y complica la tramitación.Finalmente en 1995 el Ayuntamiento de La Puebla de Arlanzón aprobó por unanimidad, aunque con la ausencia del concejal del Partido Popular, una moción en la que se daba luz verde al inicio del referéndum. Curiosamente, ese día el pleno debió realizarse en el frontón para dar cabida a todos los asistentes. En aquella sesión que los concejales independientes calificaron de histórica, participaron como invitados representantes de la Diputación Foral de Álava y de los partidos políticos.

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Sobre la firma

Pedro Gorospe
Corresponsal en el País Vasco cubre la actualidad política, social y económica. Licenciado en Ciencias de la Información por la UPV-EHU, perteneció a las redacciones de la nueva Gaceta del Norte, Deia, Gaur Express y como productor la televisión pública vasca EITB antes de llegar a EL PAÍS. Es autor del libro El inconformismo de Koldo Saratxaga.

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