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200.000 bebés que no podían nacer

Con Louise Brown cumple mañana 20 años la fecundación 'in vitro', la técnica que además de sortear la infertilidad está permitiendo que nazcan niños sin enfermedades hereditarias

La idea, ensayada antes en animales, era sencilla: provocar la unión de un óvulo y un espermatozoide en un tubo de ensayo; conseguir un embrión con un medio de cultivo especial, y en pocas horas implantarlo en el útero materno donde se gestaría con absoluta normalidad. Así nació Louise Brown —mañana hará 20 años— en un hospital británico. La técnica, ideada en un principio para ayudar a parejas con problemas de esterilidad, no se paró aquí. Ha ido salvando los obstáculos relacionados con los variados factores que causan la infertilidad, hasta el punto de que hoy se puede decir que apenas hay impedimentos técnicos para que una pareja que desee tener un hijo lo consiga.

Si el problema es la falta de ovulación o de ovarios, éstos pueden obtenerse de donantes. El semen ya se consigue en bancos de donantes, conservados mediante congelación. Y en última instancia, si el problema está en el útero, son muchos los países donde se puede acordar con otra mujer la gestación del bebé propio, los llamados úteros de alquiler, algo que está prohibido en España. Suponiendo que en una pareja coincidieran todas estas circunstancias podría darse que un bebé tuviese hasta cinco progenitores distintos: la donante del óvulo, el donante de espermatozoides, la madre de alquiler y, finalmente, los padres legales.

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Hace apenas un año nacieron en Estados Unidos y en Italia los primeros bebés concebidos a partir de óvulos congelados, una técnica muy difícil aún en estos momentos. Las mujeres afectadas por alguna dolencia con riesgo para su aparato reproductor son las mayores beneficiarias de esta posibilidad, como ya se benefician los hombres que pueden congelar su semen antes de someterse, por ejemplo, a quimioterapia.

Diagnóstico embrionario

Las técnicas de fecundación in vitro han ido más allá de la simple ayuda a parejas estériles. En combinación con la biología molecular; este método de concepción permite a algunos padres con taras genéticas tener hijos sanos. El recurso es realizar un diagnóstico genético de los embriones antes de su implantación en el útero, y hacerlo sólo con aquéllos libres de las anormalidades cromosómicas, tal y como ex plica Pedro Barri, el artífice de la primera bebé probeta española en el Instituto Dexeus de Barcelona. Hoy se puede hacer con las enfermedades hereditarias ligadas al sexo, como la hemofilia, la fibrosis quística, el síndrome de Down y otras dolencias relacionadas con un solo gen. De la misma forma, está sir viendo para que tengan hijos sin riesgo padres portadores del sida. En la fecundación artificial se procede antes a un lavado de los espermatozoides, separándolos del líquido seminal y otras células donde se acantona el virus. Con esta técnica, el equipo de Javier Nadal, del Instituto de

Reproducción Cefer, de Barcelona, ha conseguido 43 bebés sanos de padres portadores.

Por término medio, cada pareja que se somete a fecundación in vitro con éxito requiere entre dos y tres intentos. Las tasas de embarazo actualmente rondan el 30% según Pedro Barri, un porcentaje muy parecido al que se produce de forma natural.

La divulgación de estas técnicas es tal que en estos momentos las parejas se acumulan en las listas de espera de los pocos hospitales públicos que las practican. Las 10 comunidades que gestiona el Insalud sólo disponen de cinco hospitales con fecundación in vitro. Ello explica que, en Madrid, el Doce de Octubre tenga una espera de hasta dos años y medio (dos años para la primera consulta y seis meses para empezar el tratamiento), según el Insalud. Entre públicas y privadas, existen ahora 105 clínicas acreditadas para estas intervenciones.

Pese a que la ley española sobre estas técnicas fue pionera en el mundo, en 1988, hasta el pasado año no se creó la Comisión Nacional de Reproducción Humana. Entre otras cuestiones, deberá decidir qué hacer con los miles de embriones sobrantes de las fecundaciones que permanecen congelados; sobre la conveniencia o no de que la donación de óvulos sea remunerada y sobre el proyecto de registro de los bebés nacidos mediante estas técnicas.

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