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EL 'CASO LEWINSKY'

El semen era suyo

La mancha del vestido era de semen presidencial. Después de meses de especulación sobre esta prueba sumarial, el informe del fiscal Kenneth Starr recoge el resultado de las pruebas de ADN. Starr relata cómo ese vestido llegó a manos de su oficina a través de Monica Lewinsky, que lo había conservado sin lavar.El documento asegura que los científicos del FBI sometieron ese vestido azul a una serie de pruebas para comprobar si efectivamente había material genético, como Lewinsky había contado. Las pruebas determinaron que la mancha no sólo contenía material genético, sino que era más que suficiente como para determinar que se trataba de semen; sólo faltaba identificar a la persona que lo manchó. Después de la declaración de Clinton en la Sala de Mapas de la Casa Blanca, el presidente de EEUU y su equipo legal accedieron a proporcionar a la fiscalía una muestra de ADN que sirviera para cotejar el material genético con el que se había encontrado en el vestido de Monica Lewinsky. El FBI, según el informe del fiscal, ha determinado que el semen contenido en la mancha es, irrefutablemente, semen de Bill Clinton.

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Veredicto genético

Según los biólogos, el resultado es contundente: sólo uno de cada ocho billones de personas de raza blanca podría tener una composición genética lejanamente similar a la de Clinton; eso hace prácticamente imposible que el semen pertenezca a otra persona que no sea él. La Casa Blanca aceptó entregar una muestra de ADN de Clinton para evitar otro proceso judicial que acabaría obligándoles a hacerlo.El vestido de Lewinsky, auténtica pieza clave en esta historia, se manchó en uno de los primeros encuentros sexuales con Clinton; la joven guardó el vestido sin lavar casi dos años, antes de entregárselo a Starr. Su madre fue la encargada de esconderlo. Se ha escrito mucho sobre las razones por las que Lewinsky decidió conservar la prenda, algo que hizo tal vez por pura mitomanía.

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