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FERIA DE OTOÑO

"No vengo a Las Ventas a triunfar, vengo a hacer mi tauromaquia"

Cuenta, y no precisamente el Cossío sino una aficionada de toda la vida que regala sabiduría a todo el que quiera oírla en el tendido bajo del 2, que a un tal Luis Francisco Esplá la afición a eso de los toros le viene de antiguo. Cuenta esta inmejorable señora que los hermanos Esplá, cuando apenas levantaban un palmo del suelo, eran conducidos por el buen juicio paterno delante de una pantalla por la que desfilaba la historia entera de eso llamado tauromaquia. Cuenta -siempre ella, que conoce la vida, milagros, industrias y quehaceres de todos los que pisan la arena de Las Ventas- que el alicantino ama su profesión y que de aquellas sesiones infantiles viendo toros conserva el gusto por coleccionar todo lo relacionado con este arte antiguo."Yo no vengo a Madrid a triunfar y a salir por la puerta grande. Yo vengo aquí a otras cosas", dice Esplá. ¿Si no viene a eso, a qué viene usted aquí? Respuesta: "Vengo a hacer lo que me gusta. Vengo a hacer mi tauromaquia. Para la puerta grande, tengo que cortar cuatro orejas". Luis Francisco Esplá cortó dos, se ganó el derecho a salir a hombros camino de la calle Alcalá y, sin embargo, apenas terminada la corrida se le encontraba en otro sitio: en la enfermería. Suya no era la cornada. El quirófano está al lado del patio de cuadrillas, por donde se sale si no hay triunfo, y lo que allí hacía el diestro nacido en Alicante era interesarse por la suerte de su compañero El Califa.

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Tarde cumbre de Luis Francisco Esplá

El matador se negaba de este modo a terminar una temporada aciaga embadurnado por las dulces mieles de un triunfo ganado a ley. Quién sabe si, como cuentan los más avisados, el escaso número de corridas lidiadas este año (13 hasta ayer) y su ausencia de San Isidro (donde siempre ha lucido con la prestancia de los valores seguros) se debiese a oscuros tejemanejes de oficina. Él fue el más destacado de sus compañeros en un conflicto que a principios de temporada enfrentó a matadores y empresarios por el dinero de los derechos de imagen de televisión. Esplá puso la voz a la protesta y se quedó sin habla (o sin contratos, tanto da).

Desquite

¿Ha sido esta tarde la del desquite? "Para nada, aquí no hay desquites de ningún tipo. Sólo toreo". El torero se gusta cuando habla. Aún con la sangre del último toro en las manos, sudoroso... resplandeciente se sabe dueño del momento. "La temporada más que rara, se han empeñado en hacérmela rara". ¿Quiénes? Aquí no hay respuesta sólo una sonrisa, una pausa para tomar aire y... su más meditada contestación: "Este espectáculo está tan asentado, tiene unos cimientos tan sólidos, que pese a todos los que llevan más de 100 años queriendo acabar con él... ocurren cosas como las de hoy [por ayer] y... no hay quién acabe con él... no hay cojones".Cuenta Tica, así se llama la asolerada aficionada, que Bambino ama su oficio. A fe que es cierto.

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