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LA PRECAMPAÑA DEL 12-M

El pacto entre PSOE e IU ganaría las elecciones si se repitieran los resultados de 1996

Miguel González

Quizá se trate del cuento de la lechera, pues la experiencia demuestra que la unión de dos partidos políticos no siempre supone la suma de sus votos. Pero lo cierto es que si los sufragios que recibió IU en 1996 en las 34 provincias en las que dicha coalición nunca ha obtenido ningún escaño hubiesen ido a parar a las listas socialistas, el PSOE habría ganado las elecciones, ya que hubiera arrebatado al PP 10 diputados. Las provincias en las que PSOE e IU podrían arañar un escaño al PP no son 34, sino nueve: Huesca, Burgos, Salamanca, Toledo, Badajoz, A Coruña, Castellón, Álava y Lleida.

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El secretario general del PSOE, Joaquín Almunia, ofreció ayer un pacto a Izquierda Unida para que dicha coalición no se presente al Congreso en las 34 provincias en las que nunca ha conseguido representación parlamentaria desde 1977, a cambio de asegurarle su presencia en el Senado.Esta fórmula, similar a la que los socialistas catalanes e Iniciativa per Catalunya (IC) aplicaron en las últimas elecciones catalanas -en las que ambas fuerzas concurrieron juntas en Girona, Lleida y Tarragona y separadas en Barcelona- garantizaría, según Almunia, la victoria de la izquierda en las dos cámaras.

"¿Qué hubiera pasado en las elecciones de 1996 si el PSOE e IU hubieran firmado un acuerdo como el que hoy le propongo a Francisco Frutos?", se preguntó ayer el líder socialista. "Pues que las fuerzas progresistas hubiésemos tenido mayoría en el Congreso y en el Senado", se contestó. "En resumen, la izquiera estaría gobernando España".

Según sus cálculos, el PSOE e IU, que lograron 162 diputados en 1996, obtendrían juntos 171, mientras que el PP retrocedería desde 156 a 147. En la Cámara Alta, donde el PSOE tiene 81 representantes y IU ninguno, la suma de ambas fuerzas les permitiría alcanzar 101, en perjuicio de los populares, que retrocederían de 112 senadores a sólo 94.

Ley D'Hont

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La suma de los votos obtenidos por PSOE e IU en 1996 en las 34 provincias citadas por Almunia y la aplicación a esta hipótesis de la Ley D'Hont arroja los resultados citados por el candidato socialista. Aunque, en realidad, es sólo en nueve de ellas donde esta circunstancia provocaría un verdadero vuelco electoral.

En efecto, de repetirse exactamente los resultados de 1996 y sumarse los sufragios del PSOE e IU, los socialistas ganarían un diputado, siempre en perjuicio del PP, en Huesca, Burgos, Salamanca, Toledo, Lleida, Badajoz, A Coruña Castellón y Álava.

En Huesca, la actual relación de dos diputados del PP por uno del PSOE se invertiría, aunque hay que tener en cuenta que en 1996 los populares concurrieron en coalición con el Partido Aragonés Regionalista (PA) y, ahora, los regionalistas se presentan en solitario, por lo que su resultado constituye una incógnita.

En Burgos, donde el PP tuvo tres escaños por uno del PSOE, ambos pasarían a tener dos, lo mismo que en Salamanca.

En Badajoz, donde socialistas y populares se reparten actualmente tres diputados cada uno, el PSOE pasaría a cuatro y el PP se quedaría con sólo dos. En Castellón, el PP dejaría de ser la primera fuerza, por lo que pasaría de tres a dos escaños, en beneficio del PSOE.

En Lleida, CiU seguiría siendo el primer partido, y conservaría sus dos diputados, pero el PSC se situaría muy cerca con igual número de escaños, mientras que el PP se quedaría sin ninguno. No obstante, en las demarcaciones en las que hay partidos nacionalistas, el cálculo resulta más incierto si cabe, ya que cualquiera de éstos podría llevarse el escaño en liza.

Es lo que sucede, por ejemplo, en A Coruña, donde la suma de los votos del PSOE e IU permitiría a los socialistas obtener cuatro diputados, los mismos que el PP, que perdería un escaño, siempre que los votos de la coalición de izquierdas no fuesen a parar al Bloque Nacionalista Galego (BNG), que ya cuenta con un representante por dicha provincia.

En Álava, la suma de los votos del PSE-Euskadiko Ezkerra y de IU-Ezker Batua le convertiría en la primera fuerza política, con dos escaños, el segundo a costa del PP, que se quedaría con uno, al igual que el PNV.

Numerosos empates

En algunas provincias, la suma del PSOE e IU supondría un virtual empate en votos con el PP, aunque insuficiente para cambiar la propiedad del escaño. Es el caso, por ejemplo, de Valladolidad, donde los populares conservarían su tercer diputado por algo más de 1.000 votos, menos del 0,20% de los sufragios.

Mayor es la diferencia, aunque también muy ajustada, de que disfruta el PP en Teruel, Baleares, Cantabria, Cuenca o Guadalajara. En Girona, es Convergència i Unió (CiU) la que vería amenazada su hegemonía por la unión de socialistas e IU.

Todos estos cálculos tienen un valor relativo, pues la presentación de dos fuerzas políticas juntas puede actuar como elemento catalizador, haciendo que su resultado sea aún mejor que el que tenían cada una por separado, o bien desmovilizar a parte de sus respectivos electorados, que podrían inclinarse por un tercer partido (de ahí la importancia que tiene la presencia de fuerzas nacionalistas en algunas circunscripciones) o bien engrosar la abstención. También hay que contar con la reacción de los eventuales votantes de la candidatura opuesta, que pueden sentirse más o menos motivados para acudir a las urnas.

Lo que subrayó ayer Almunia es que las fuerzas de izquierda obtuvieron en las elecciones de 1996 el 48% de los sufragios, frente al 39% conseguido por las de derecha, pero la dispersión de los votos permitió la victoria del PP.

El problema estriba en que, incluso sumando sus votos y repitiendo los resultados de 1996, el PSOE e IU se quedarían a cinco escaños de la mayoría absoluta, por lo que necesitarían de los nacionalistas para gobernar.

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Sobre la firma

Miguel González
Responsable de la información sobre diplomacia y política de defensa, Casa del Rey y Vox en EL PAÍS. Licenciado en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB) en 1982. Trabajó también en El Noticiero Universal, La Vanguardia y El Periódico de Cataluña. Experto en aprender.

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