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SANIDAD

Las prótesis de silicona son seguras

Un equipo español ha realizado el informe que analizará el Comité Científico de la UE este mes

Un estudio realizado por expertos españoles de la Escuela Nacional de Sanidad, a petición del Parlamento Europeo, descarta relación alguna entre los implantes mamarios de silicona y el cáncer, o las enfermedades autoinmunes y neurológicas, como algunas afectadas denuncian activamente en todo el mundo. Los problemas que sí provocan estos productos parecen más relacionados con la forma en la que se realiza la intervención quirúrgica que con la propia prótesis.A pesar de las posibles deficiencias metodológicas de las investigaciones analizadas, los investigadores asumen con rotundidad que el riesgo de cáncer, de enfermedades autoinmunes o del tejido conectivo no aumenta con la silicona, pues estas enfermedades "aparecen con la misma frecuencia en la población con implantes y en la población sin ellos". Advierten que hay en marcha estudios para desestimar riesgos a más largo plazo, pero afirman que "parece haber suficientes, consistentes y convincentes estudios que apoyan la conclusión de que no hay asociación entre el cáncer de mama y los implantes". Tras su revisión, han considerado que "no hay un soporte convincente y firme" para pensar en la existencia de "una enfermedad atípica o un síndrome nuevo" relacionado directamente con la prótesis mamaria, si bien recomiendan que se estudie más. "Hoy, con la literatura epidemiológica no se puede apoyar esta hipótesis, pero tampoco debemos humillarla porque hay mujeres que insisten en sus síntomas", explica el director de la Escuela Nacional de Sanidad y coordinador del estudio, José María Martín Moreno. Los efectos verticales de madre a hijo, en el caso de lactancia, están tambien descartados.

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Riesgos demostrados

Las prótesis mamarias de silicona han estado siempre bajo sospecha, pese a los resultados tranquilizadores de los estudios científicos emprendidos en la última década. Este equipo español ha sido ahora designado por el Parlamento Europeo para averiguar qué hay detrás de las 2.000 denuncias de mujeres recibidas en esta institución que achacan sus problemas de salud a los implantes que en su día se hicieron. Su propósito es que se prohíban en Europa. Al miedo al cáncer se han sumado últimamente otras preocupaciones como problemas neurológicos o reacciones autoinmunes que las denunciantes, organizadas en asociaciones de autoayuda en toda Europa, se aplican en dar a conocer al gran público.

El estudio, elaborado por epidemiólogos, oncólogos y expertos en tecnologías sanitarias de la Escuela Nacional de Sanidad, no ha encontrado evidencia alguna que apoye una prohibición, tras revisar toda la literatura científica al respecto hasta abril de este año y haber consultado directamente a cirujanos y mujeres afectadas. "Las prótesis son razonablemente seguras, pero no tanto como para cruzarnos de brazos. Cualquier intervención conlleva riesgos. Y para seguir tomándonos en serio este tema hace falta seguir controlándolo", declara Martín Moreno. Por esta razón, los autores del estudio recomiendan reforzar la legislación vigente en una serie de puntos para limitar los riesgos.

Si las prótesis mamarias de silicona tienen un riesgo demostrado hoy día, éste reside en sus complicaciones locales o derivadas de la intervención, y ahí es donde el informe pone el mayor acento. "Es fundamental armonizar en Europa una práctica clínica impecable y la información al paciente antes y después de la intervención", insiste el epidemiólogo. Y una de las primeras cosas que debe saber el solicitante de una prótesis es que no duran toda la vida por lo que cabe la posibilidad de que tenga que pasar de nuevo por el quirófano.

Conforme pasan los años, los riesgos de que se rompan las prótesis de silicona son mayores (62% a los 10 años de uso del implante, 71% a los 14 años y 95% a los 20 años) y las posibilidades de pasar una segunda vez por la mesa de operaciones se incrementa. El estudio advierte que los fabricantes no dejan clara la "fecha de caducidad" de las prótesis.

Otras complicaciones locales constatadas son la ruptura de la prótesis, la contractura de la mama, el dolor y los hematomas debidos al trauma quirúrgico. "Si los especialistas son buenos y siguen una buena práctica clínica, las complicaciones se minimizan", considera Martín Moreno.

El coordinador del estudio, José María Martín Moreno, descarta igualmente que los implantes puedan interferir en el diagnóstico de un cáncer mediante una mamografía, una gran preocupación en los últimos años. "Hay estudios recientes que descartan este riesgo, y la única precaución está en utilizar técnicas especiales para mujeres con implantes que evitan que éstos se rompan al hacer la mamografía".

Los investigadores formulan en su informe siete recomendaciones a las autoridades comunitarias, que, además de hacer hincapié en la práctica clínica y la información al paciente sobre los riesgos y beneficios de la intervención, piden mayor control del mercado. Consideran necesario un mayor control de la publicidad y de las regulaciones técnicas de los implantes y urgente la creación de registros de implantes, sólo existentes en el Reino Unido.

Además de todo ello, los expertos han decidido entrar en un terreno candente sobre los nuevos estilos de vida de los europeos. Piden una política comunitaria "que promueva un sentido de tolerancia hacia la imagen propia", resume Martín Moreno, en alusión a la creciente obsesión de muchos ciudadanos por la mesa de cirugía para procurarse autoestima. "Pasar por el quirófano es un riesgo en sí mismo, y es importante que lo sepa todo el mundo", subraya Martín Moreno.

Francia y EEUU

En la Unión Europea existe una legislación general de 1993 que se suma a las existentes en cada Estado. Sin embargo las políticas no están armonizadas. Por ejemplo, las prótesis de silicona están aprobadas en todos los países de la UE excepto en Francia, donde sólo están permitidas para casos de reconstrucción de la mama tras una enfermedad. Las autoridades francesas aún están pendientes de informes científicos que garanticen su seguridad, si bien las francesas no dudan en acudir a países vecinos para procurarse la operación.

En Estados Unidos también están prohibidas las protesis de silicona -no así las de suero salino- desde 1992, frente al alud de protestas aquel año sobre supuestos efectos adversos. Desde entonces, las autoridades estadounidenses han intensificado sus estudios al respecto. El último de ellos fue el realizado en 1999 por el Instituto de medicina de la Academia Nacional de las Ciencias (IOM) a petición del departamento de Salud y Servicios Humanos de EEUU. El comité de expertos, de relevante prestigio en áreas científicas y clínicas, tampoco encontró evidencia "de una asociación entre los implantes mamarios de silicona y un incremento del riesgo de cáncer o enfermedades del tejido conectivo", según se recoge en el informe de los investigadores españoles. Su trabajo será analizado el próximo 27 de junio en Bruselas por el Comité Científico de Medicamentos de la UE, tras haber sido presentado el pasado 30 de mayo en el Parlamento Europeo.

Otro informe elaborado por el Panel Científico Nacional de EEUU coincide en resultados con los obtenidos por el IOM, argumentos que, según Martín Moreno, hacen inminente la aprobación de las prótesis de silicona en Estados Unidos.

Las espadas, no obstante, seguirán en alto, hasta que concluyan los primeros estudios a más largo plazo, como sucede con todas las intervenciones médicas. Uno de ellos está en marcha en Canadá, con una amplia muestra de mujeres, y sus resultados pueden empezar a conocerse este mismo año.

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