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Reportaje:A DEBATE

¿Por qué ha fracasado la campaña del 'CAT'?

Tenía que ser una respuesta masiva a una "provocación", a una "imposición", a una decisión "decepcionante" y a una "falta de respeto a la plurinacionalidad del Estado", según los calificativos que aplicaron en su día los máximos dirigentes políticos catalanes a la decisión del Gobierno del Partido Popular de no incluir los distintivos autonómicos en las nuevas matrículas de los vehículos. Los automovilistas catalanes debían llevar a cabo una especie de "insumisión", en palabras del secretario general de Esquerra Republicana, Josep Lluís Carod Rovira.El millón de pegatinas distribuidas por media docena de medios de comunicación, partidos políticos, el sindicato UGT y Òmnium Cultural no se ve por las calles. La única estadística semioficial que existe es la realizada por Esquerra Republicana sobre un muestreo en distintos puntos del territorio catalán. Según esta formación política, tan sólo un 4% de los conductores han colocado el adhesivo CAT en sus vehículos y la mayoría de ellos lo ha situado en un lateral junto a la matrícula. La campaña ha logrado más adeptos en las comarcas del interior de Cataluña, sobre todo en Girona, que en la ciudad y en el área metropolitana de Barcelona.

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Pero nadie osa calificar la iniciativa de fracaso. Xavier Vendrell, parlamentario de ERC y presidente de la Fundación Josep Irla, reconoce que la respuesta no ha sido la esperada y lo atribuye a distintas razones. "En la actualidad son muy pocas las campañas que tienen éxito y es difícil que los ciudadanos se impliquen activamente en una de ellas, sobre todo porque la gente va a su ritmo y tiene otras preocupaciones", afirma. A modo de ejemplo, Vendrell señala el escaso eco que tuvo otra campaña promovida por ERC, la de Cataluña libre de peajes.

Los republicanos, a través de la Fundación Josep Irla, han recaudado más de dos millones de pesetas para pagar las multas de los ciudadanos que han adherido la pegatina sobre la matrícula y que han recibido la correspondiente denuncia de los Mossos d'Esquadra o de la Guardia Civil. De momento, el saldo permanece intacto, pues el abogado ha optado primero por presentar un recurso administrativo. En total, una docena de personas han reclamado los servicios de la fundación. Tan sólo una ha sido multada por tapar la E de España con la pegatina.

Josep Millàs, presidente de Ómnium Cultural, que ha repartido más de 450.000 adhesivos, extiende la culpa sobre los pésimos resultados de esta iniciativa. Esta asociación cultural fue la única que imprimió las pegatinas oficiales, es decir, las letras CAT con fondo azul y debajo de las 12 estrellas de la Unión Europea. "El hecho de que hubiera dos campañas, la nuestra y la otra, sólo con el símbolo CAT, ha sido negativo", señala Millàs, quien culpa también a la Administración catalana de no explicar con detalle las repercusiones administrativas que tiene colocar la pegatina sobre la matrícula. "Se ha dejado al ciudadano sin información", añade. Y recrimina también al Real Automóvil Club (RACC) que no haya participado activamente en la campaña.

"No hemos acertado la campaña", reconoce Millàs, pero precisa que cada día se ven más coches con las pegatinas pese a que, subraya, "hay personas que se dedican a arrancarlas". De cualquier forma, admite: "Habría sido mucho peor si no hubiésemos hecho nada".

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Jose Maria Tejederas Chacon

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