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EL PACTO ANTITERRORISTA

De Ajuria Enea en 1988 al nuevo acuerdo bilateral

Luis R. Aizpeolea

La firma, el martes

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El pacto entre el PP y PSOE surge como una iniciativa socialista que trata de cubrir el vacío dejado por la ruptura de los Pactos de Ajuria Enea y Madrid, que abandonó el PNV en 1998 para firmar con EH -el brazo político de ETA- el Pacto de Lizarra (Estella). La inexistencia, por tanto, de un marco político común de referencia para la lucha contra ETA, en un momento de fuerte ofensiva de la banda terrorista, y la incomodidad del PSOE, que apoya al Gobierno en dicha lucha, sin disponer de un referente normativo y, en consecuencia, sometido a riesgos de querellas con el Ejecutivo, decidió a los socialistas a presentar un texto al Gobierno el 14 de noviembre. Es el origen del pacto que el PSOE siempre pretendió que fuera escrito.El Ejecutivo vio con recelo la propuesta socialista y llegó a rechazarla -el vicepresidente primero, Mariano Rajoy, la calificó despectivamente de "conejo en la chistera" en referencia a que el móvil del PSOE era la necesidad de protagonismo- hasta que el 24 de noviembre, en un encuentro entre el secretario general de la Presidencia, Javier Zarzalejos, y el diputado socialista, Alfredo Pérez Rubalcaba -tras el asesinato del ex ministro socialista Ernest Lluch y el clamor de diálogo que originó- se abrieron las conversaciones que, con sobresaltos, culminaron ayer.

El texto acordado recoge la tradición del Pacto de Ajuria Enea y su divisa principal -"no se puede poner precio político a la violencia"-, pero tiene una diferencia sustancial con el suscrito en 1988, como resultado de la distinta situación política en que se suscribió uno y otro. El de Ajuria Enea fue un pacto por la paz, de todos los partidos democráticos, y para reglar el fin de la violencia etarra.

El de ayer es un pacto sólo bilateral, suscrito en plena ofensiva etarra y con un horizonte sombrío. "Es un pacto de combate", tal y como lo define uno de los negociadores. Como tal, se adapta a las nuevas condiciones políticas, en las que juega un importante papel la legitimación que el PNV ha dado a ETA con sus pactos. Esta deriva ha impedido al PP y PSOE poder contar con el PNV en el nuevo documento. De ahí que se haya limitado a ser bilateral, aunque tiene la vocación de abrirse a todos los partidos democráticos y de tener "vocación de permanencia".

El pacto suscrito no se refiere al final de la violencia y a su reglado, como el de Ajuria Enea. Pero lo asume. No obstante, ayer desde el PP y PSOE se veía deseable que más adelante pueda suscribirse otro entre los partidos vascos para actualizar el de Ajuria Enea.

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La firma del acuerdo se materializará previsiblemente el martes, con la presencia de José María Aznar y los secretarios generales del PP, Javier Arenas, y el PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero como suscriptores. Seguirá el mismo modelo con que, en 1992, el PSOE y el PP firmaron los pactos autonómicos en La Moncloa, con Txiki Benegas y Aznar, y en presencia de Felipe González.

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