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LA OFENSIVA TERRORISTA

Un "padrazo" que jugaba al baloncesto

A Juan Miguel Gervilla Valladolid, el guardia asesinado ayer por ETA, le conocían sus vecinos de Esplugues de Llobregat, en pleno cinturón barcelonés, por una característica muy entrañable: la de padre. Hijo de emigrantes a Alemania, había nacido hace 38 años en Nuremberg, pero regresó a España siendo un niño. La familia fijó su residencia en Esplugues. Y ahí, en la misma calle en la que vivió de joven, compró un piso cuando se casó con Gemma Badia. Sus dos hijos, Carlos, de 13 años, y Óscar, de 8, nacieron allí. Con ellos solía practicar deporte en el barrio. "La imagen que me queda de él es la de un padrazo jugando con sus hijos en el parque de aquí al lado o en una cancha de baloncesto que hay un poco más arriba", decía una de sus vecinas.Como muchos otros padres, Gervilla iba con frecuencia a recoger a sus hijos al colegio, en la vecina localidad de Sant Just Desvern. En la escuela del pequeño fue precisamente donde su esposa conoció la terrible noticia. Se la dio el padre de otro niño. "Hemos intentado animarla en lo que hemos podido", señaló el director del centro. Poco después, los escolares guardaban un minuto de silencio en memoria del padre de su compañero.

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Gervilla ingresó en la Guardia Urbana en 1987. Tenía asignadas tareas de control y regulación del tráfico. Una compañera de trabajo explicó ayer: "Por la mañana se nos asigna la zona que se debe cubrir. A Juan Miguel le tocó ir allí como podía habernos tocado a cualquiera de nosotros. Su misión no era otra que la de servir a los ciudadanos".

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