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LA OFENSIVA TERRORISTA

Los asesinos del guardia son los mismos que mataron a un edil del PP y a Ernest Lluch

El policía municipal de Barcelona Juan Miguel Gervilla, de 38 años, asesinado en la mañana del miércoles en la avenida Diagonal, fue abatido por los mismos terroristas que el pasado 21 de septiembre mataron al concejal del PP de Sant Adrià de Besòs José Luis Ruiz Casado y el 21 de noviembre al ex ministro socialista Ernest Lluch en el aparcamiento de su vivienda en la capital catalana. En el primer caso se empleó una pistola de la marca Sig Sauer y en el segundo un arma de la marca HS, según han revelado los informes de balística de la policía.Ambas armas fueron utilizadas de nuevo anteayer para disparar contra el policía municipal, que se acercó a ayudar a dos personas a las que se les había estropeado un Fiat Uno de color rojo con la matrícula doblada B-5811-HW, que resultaron ser dos terroristas que estaban preparando un coche bomba cargado con 13,5 kilos de dinamita para atentar contra alguna autoridad que debía pasar por la zona.

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Los investigadores precisaron ayer la primera versión de los hechos y explicaron que cada terrorista efectuó un disparo contra el policía, prácticamente de forma simultánea. En cada caso se trata de una marca de bala diferente, pero ambas del calibre 9 milímetros (Luger) Parabellum.

El vehículo se había estropeado unos 300 metros antes a causa de un problema con la batería y el carburador, aunque había podido continuar su marcha hasta que se averió del todo, unos metros antes de llegar a la confluencia de la avenida Diagonal con la calle de Numància.

Después de efectuar los disparos, ambos terroristas huyeron a pie y ninguno de los testigos que han declarado hasta ahora ante la policía ha afirmado haberlos visto huir en otro coche que les esperara. Respecto a la identidad de los asesinos se tienen pocos datos nuevos, al margen de que se trata de un terrorista de complexión delgada y 1,80 metros de estatura y otro más grueso y de 1,65 metros. Hasta ahora, ni del análisis de las huellas obtenidas en el vehículo ni del visionado de las cintas de vídeo grabadas por las empresas de los alrededores se han obtenido datos para avanzar en las investigaciones policiales. Las pesquisas se centran ahora en cotejar las huellas.

Lo que sí trascendió ayer es que el artefacto explosivo fue desactivado manualmente por un artificiero de la policía después de abrir el capó del vehículo con un cebo con el fin de no dañar la obtención de posibles huellas.

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Durante el día en que se produjo el atentado, la policía recibió más de 1.000 llamadas telefónicas de ciudadanos que aportaban algún tipo de información. La cifra evidencia la gran colaboración ciudadana que se está produciendo para facilitar la identificación de los asesinos del guardia urbano, aunque la policía insistió ayer en que se llame al teléfono 900 100 091 si se recuerda haber observado la presencia del vehículo utilizado por los terroristas, estacionado, circulando y entrando o saliendo de algún local entre los días 15 y 20 de este mes.

Manifestación unitaria

Decenas de miles de personas -150.000, según el Ayuntamiento- recorrieron ayer el centro de Barcelona en señal de repulsa por este último atentado de ETA. Representantes de todas las instituciones y de todos los partidos políticos democráticos asistieron a una manifestación marcada por el silencio, que expresó la rabia contenida de los ciudadanos.La manifestación estuvo encabezada por el presidente de la Generalitat, Jordi Pujol; el alcalde de Barcelona, Joan Clos, y representantes de todas las instituciones y partidos políticos democráticos, entre los que se encontraban el vicepresidente del Gobierno Mariano Rajoy; el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Piqué; el secretario general del PP, Javier Arenas, y el portavoz del PSOE en el Congreso, Jesús Caldera.

La mayor parte de los manifestantes exhibió carteles con el lema oficial de la manifestación, Cataluña por la libertad. ETA no, el mismo que encabezó la marcha de la semana pasada en Terrassa por la muerte del concejal del PP Francisco Cano. También había pancartas reclamando diálogo y unidad de acción política.

La manifestación comenzó en la confluencia del paseo de Gràcia con la calle de Aragó y acabó en la plaza de Catalunya, donde la inspectora Clara Fàbregas, compañera de trabajo del agente asesinado, leyó, bajo una fina lluvia, el manifiesto aprobado unánimemente en el pleno del Ayuntamiento de Barcelona del miércoles, que reclamaba el diálogo entre las fuerzas políticas. Tras la manifestación, un pequeño grupo de personas abucheó a los políticos por la tibieza con que, a su juicio, combaten el terrorismo.

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