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"Sueño con ganar, hasta que despierto"

Rubio, con ojos azules, es la antítesis del estereotipo de ciclista colombiano. Santiago Botero Echeverry (Medellín, 28 años) tiene cualidades para suceder a Lance Armstrong. Él cree que no está preparado para ganar un Tour, pero hay directores y corredores que le contradicen. Ya no es el corredor sorpresa.

Pregunta. ¿Cómo se ve en relación con el año pasado?

Respuesta. En una situación muy diferente, el año pasado llegaba como gregario.

P. ¿Cómo cambiaron su vida el maillot de la montaña y la victoria de Briançon?

R. Cambió para los demás, en la forma como me miran. No es respeto, sino que me reconocen y saben mis capacidades. Eso me limita a la hora de atacar. En mi vida personal sigue todo igual. Me ayudó a reivindicarme como ciclista. Estuve sancionado ocho meses. Cuando se terminó quise demostrar en Colombia -porque allí el positivo fue un boom-, que lo que había ganado antes fue por disciplina y por sacrificio, no por dopaje.

'Soy inferior a Armstrong, un auténtico superdotado de la bicicleta. El día que le vea de igual a igual diré que ya puedo ganar el Tour. Por ahora aspiro a terminar entre los 10 primeros'

P. ¿Cómo ha preparado el Tour?

R. Vine de Colombia en enero y he ido progresando poco a poco: más días y más intensidad. Hasta el Tour. He tenido tiempo para corregir errores, sobre todo en la contrarreloj.

P. ¿Qué tipo de entrenamientos ha seguido?

R. Muchas sesiones de fuerza. También he estado con muchos dietistas, porque cojo peso con facilidad.

P. ¿Se siente capaz de ganar el Tour?

R. No, todavía no. Lo sueño, pero hasta que me despierto.

P. ¿Se cree muy inferior a Armstrong?

R. Muy no, pero sí inferior. El año pasado lo veía como un auténtico superdotado en la bicicleta. El día que le vea de igual a igual diré que ya puedo ganar el Tour. Aspiro a acabar entre los diez primeros.

P. Eso ya hizo el año pasado.

R. Repetirlo ya sería mucho.

P. ¿Y el podio?

R. Sí, la meta es ésa. Pero hablar de objetivos... Es como apuntar a las estrellas para dar a la luna. El año pasado ni se me pasaba por la cabeza ganar una etapa. Al acabar el Tour ni lo había asimilado. Pasados cinco meses, me di cuenta de que gané la montaña.

P. ¿Se le verá más concienciado de su objetivo en la general?

R. Sí, con más calma, pero a la vez más estresado y nervioso. El año pasado iba tranquilo, por detrás. Subía a Fernando, iba por agua...

P. ¿Ya no puede darse un caso como el suyo en Hautacam, donde perdió tantos minutos?

R. Se juntaron dos cosas. Que iba por delante y me tocó frenar para esperar a Fernando y Roberto, que habían atacado. Luego tiré de ellos durante 20 o 30 kilómetros yo solo. No comí nada, era un día muy frío. Me relajé y llegué a 15 minutos.

P. Usted es diferente al esquema de colombiano, con unos orígenes sociales distintos a los de otros ciclistas.

R. Mi objetivo no era ser ciclista profesional. Me dediqué a ir a la universidad y terminé Administración de Empresas y Finanzas. El ciclismo era una afición. Un día me apunté a una competición de mountain bike, la gané y ahí me entró la afición por competir. Después me fichó el Postobón y gané un campeonato nacional de contrarreloj, una Copa del Mundo de pista y apareció Kelme.

P. ¿Por aventura?

R. Por venir a Europa y viajar. Si no salía bien me retiraba y volvía a Colombia a trabajar. El primer año fue muy duro, pero después llegaron los resultados.

P. ¿Vendrán sus padres durante el Tour?

R. En todo caso sólo en los Campos Elíseos. Hasta que no llegue el último día... El año pasado iba medio muerto en París.

P. El Tour se decide en la montaña, que son cinco etapas en seis días.

R. Ya las conozco. El año pasado llegué al Tour y no sabía ni para dónde iba. Lo subía y ya está. Ahora ya las sé. Después de la Clásica de los Alpes las hicimos, y son muy duras. La peor es la cronoescalada. Si estoy bien, no tengo problemas en recuperar.

P. ¿Está este año más claro el papel de cada uno en el Kelme?

R. Es un equipo muy completo, estamos muy integrados, somos buenos amigos. No hay envidias.

P. Este año, Sevilla puede jugar un papel táctico.

R. Sí, y otros más. Él, sin duda, será protagonista en las etapas de montaña. Me impresionó su clase. No sabe lo que es estar en una grupeta. Yo he estado en muchas.

P. ¿Ha hablado con Armstrong?

R. Sólo de cosas ajenas al ciclismo, de dónde está viviendo, de su hijo, de que espera gemelos. Intento hablar de cosas diferentes. Ha mejorado mucho el castellano.

P. ¿Y con Ullrich?

R. Nunca he hablado. El año pasado me dijo una frase cuando entrábamos en Alemania, todo orgulloso, diciéndome que ése era su país. Nunca más hemos vuelto a hablar. Sí hablo algo con Kloden, Belli...

P. ¿Le gusta hacer relaciones en el pelotón?

R. Sí, a veces. Sólo cuando tengo... aliento.

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