Bush quiere difundir hoy el último vídeo de Bin Laden

La Casa Blanca se inclina definitivamente por facilitar a los medios de comunicación la grabación de vídeo en la que Osama Bin Laden ríe por los atentados del 11 de septiembre y demuestra un grado de conocimiento en la planificación que permite deducir su responsabilidad en los ataques. George W. Bush ha tomado personalmente la decisión de hacerlo público, lo que ocurrirá posiblemente hoy o mañana.

La difusión sólo está pendiente de que se verifique la traducción de los diálogos en árabe. Bush dio a entender que la decisión de difundir el vídeo ya estaba tomada: 'Quienes vean la cinta comprobarán que Bin Laden no es sólo culpable de asesinatos aberrantes. No tiene conciencia, ni alma. Representa lo peor de la civilización', dijo en la residencia presidencial.

Había ayer dos elementos que retrasaron la difusión de la cinta. Por un lado, el Consejo de Seguridad Nacional exigió que se comprobase con traductores independientes la exactitud en la interpretación de los diálogos. La cinta recoge un encuentro de Bin Laden con un clérigo, a quien relata cómo vivió el 11 de septiembre pegado a una radio; Bin Laden se ríe al recordar que, al oír la noticia del primer avión estrellado contra las Torres Gemelas, dijo a la gente que le rodeaba: 'Esperad, que hay más'. Fuentes de la Casa Blanca también adelantan que Bin Laden muestra suma satisfacción al conocer que el número de víctimas mortales ('enemigos', en su terminología) es muy superior al que esperaba.

El filtro de la CIA

El otro filtro que debe pasar la grabación antes de su difusión es el de la CIA: los servicios de inteligencia quieren asegurarse de que al hacer pública la grabación no se ponen en peligro métodos o fuentes de investigación. También se temía en un principio que la calidad de la grabación (buena en la imagen, pero mala en el sonido) pudiera impulsar una teoría conspirativa; se ha determinado que la veracidad comprobada de la cinta y su nivel de calidad son suficientes para ponerla en antena.

Sólo el secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, parecía tener ayer alguna duda sobre la autenticidad de la grabación. '¿Puede ser falsa?', le preguntó un periodista. 'Yo lo descartaría, pero...', respondió Rumsfeld dubitativo mientras abandonaba la sala de prensa del Pentágono.

En realidad, el Gobierno de EE UU parece haber puesto en práctica una perfecta maniobra de imagen desde que The Washington Post informara este fin de semana sobre la existencia de la grabación. Las cadenas de televisión han dedicado los últimos tres días a anticipar la emisión.