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Los diputados vascos se enzarzan en un agrio debate en los pasillos

El pleno del Parlamento vasco se coló ayer en la historia de esa Cámara como un momento cumbre del desacuerdo entre las fuerzas políticas. Los diputados entraron entre sonrisas y al son de sus teléfonos, y los del Gobierno se marcharon tres horas después, pegados también a sus móviles, pero muy enfadados.

A las nueve y media de la mañana el salón de plenos estaba en silencio. De los cinco miembros de la Mesa sólo había tres, y 39 de los 75 escaños se encontraban vacíos. Durante 30 largos minutos, los parlamentarios hablaron en voz baja y se miraron de reojo. En la tribuna de prensa se hacían apuestas sobre el desenlace del pleno, y el presidente, Juan María Atutxa, también tiraba de teléfono. Una espectación máxima que dio paso poco a poco al cabreo de los electos nacionalistas y de IU.

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Cuando Atutxa anunció que no había quórum, en sus caras apareció la sombra del enfado. Habían sido 'burlados', y esa es una sensación que el PNV no asume fácilmente. Pensaron en un pricipio que estaban jugando una partida de mus que podían ganar, pero luego se preguntaban nerviosos qué iba a pasar.

Los nacionalistas creían que la decisión de echar la pelota al tejado de populares y socialistas, sacarles los colores y dejar que sean éstos los que tengan que explicar a la sociedad por qué boicotean los debates de la mano de Batasuna, iba a funcionar. Al final se han encontrado con que los Presupuestos están en el aire.

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Mientras esto ocurría, en los pasillos y en las salas de los grupos parlamentarios se trazaban estrategias. Batasuna jugaba sus cartas y tendía una mano al Gobierno en un claro intento de sacar provecho de la situación. Los socialistas se debatían entre el deseo de haber acertado y el riesgo de ver más dañada su imagen. Los populares, que tenían en la sala como avanzado espectador al delegado del Gobierno, Enrique Villar, defendían que habían ejercido una 'libertad democrática'. El presidente del PP vasco y portavoz, Jaime Mayor Oreja, sólo permaneció unos minutos en la cámara.

Ni siquiera la cafetería era lo que acostumbra a ser. Sobre la barra, más que pinchos había textos del reglamento de la Cámara, consultados por unos y otros en busca de una solución.

El debate giraba entorno a si existían puertas entreabiertas. Socialistas y populares meditaban la opción de asistir al próximo pleno. Algunos ya musitaban: 'El Gobierno vasco hace cacicadas, pero nosotros no somos como ellos. No podemos torpedear constantemente el debate en el seno del Parlamento. Somos otra cosa'.

En medio de ese batiburrillo, los partidos del Gobierno intentaban sacar pecho. 'Ni hemos pactado ni vamos a pactar con Batasuna', sostenían sus portavoces. En todo caso, les cabe la posibilidad de seguir promoviendo la convocatoria de más plenos para aprobar los Presupuestos.

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