_
_
_
_
_
Entrevista:ÁLVARO POMBO | Ganador del I Premio Fundación José Manuel Lara de Novela

'Los homosexuales somos un lenguaje'

Jesús Ruiz Mantilla

Álvaro Pombo (Santander, 1939) no tiene complejo de inaugurar premios. Pero lo cierto es que en 1983 consiguió el I Premio Anagrama con El héroe de las mansardas de Mansard y el jueves pasado se llevó la n que le acredita como ganador del Fundación José Manuel Lara de Novela en su primera edición. Los dos relucen juntos en los estantes de su biblioteca azul. Su obra El cielo raso (Anagrama) fue considerada por un jurado integrado por representantes de 11 editoriales como la mejor obra narrativa de 2001.

Ayer, en la mañana de la resaca de su triunfo, podría haber parecido un día cualquiera en la vida de Pombo. Pero el cuadro de la monotonía de su casa con olor a lombarda cocida, entre libros desperdigados y periódicos a montones, se rompía constantemente con llamadas de felicitación y peticiones de entrevistas. Recibe con un jerséi azul marino de lana con algunos agujeros y se sienta en su sillón marrón del cuarto de estar rodeado de 15 cuadros con barcos veleros y un desorden de sabio, desde el que asume con resignación que los 150.000 euros del premio vayan a parar a la promoción de su libro por parte de la editorial Anagrama y no a su cuenta corriente: '¡Hombre, me vendrían fenómeno! Pero yo no soy una persona con muchas necesidades y así el libro tendrá una segunda vida', dice.

'Debemos aprovechar lo que hay. No me gusta que se hable mal de la realidad'
'Me considero cristiano y mi deber como tal es ser una buena persona'
Más información
Álvaro Pombo gana con 'El cielo raso' el I Premio Fundación José Manuel Lara

Para la conversación dispara todas sus armas de lector incontinente y navega con sus gafas redondas y su barba de lobo de mar - 'es lo que siempre he querido ser, aunque sólo haya tenido un bote en mi vida', confiesa- entre citas de Joseph Conrad, Albert Camus, Henry James y Enmanuel Kant y referencias a Pedro Almodóvar u Operación Triunfo, para explicar su visión de la vida y la utopía. Se echa en falta la pipa humeante, pero hace 10 días que ha dejado de fumar: 'Me siento liberado', afirma, pese a que a veces le traiciona una tos que ahoga la voz a este escritor fundamental en la reciente historia de la literatura española.

En El cielo raso, este hombre vendaval, homosexual militante y cristiano confeso, que no practicante, reivindica la praxis y la felicidad de lo posible. 'Los homosexuales con cierta edad lo hemos tenido muy crudo', dice. Pero eso no quita para que batalle contra la visión que Luis Cernuda, poeta de centenario estos días, ofrecía en La realidad y el deseo entre lo ideal e inalcanzable y lo doloroso y vivido: 'Me opongo a su visión. Está entre la posibilidad y el proyecto. ¿Quién piensa en colmar todos sus deseos en esta vida? Es una contraposición falsa. Debemos aprovechar lo que hay. No me gusta que se hable mal de la realidad. La clave está en la realización y no en la perfección'.

También cree que hay que salir del gueto en todos los sentidos y dejarse de luchas fanáticas. 'Tengo algún amigo que si por ejemplo me oye decir que el amor entre heterosexuales es una cosa muy sana, inmediatamente me riñe: '¡Te estás desmovilizando!'. Tampoco es eso, creo yo'.

En esas frases se encierra la tesis de El cielo raso, la historia de un personaje homosexual y creyente, Gabriel, a quien le provoca grandes crisis la incomprensión de la sociedad y la Iglesia, que logra abrirse con la ayuda de su experiencia en El Salvador junto a teólogos de la liberación. 'Este hombre, que además de su condición sexual es introvertido, si se cerrara en su mundo se podría haber convertido en un monstruo', cuenta Pombo. 'Pero no es así, él logra hacer de su homosexualidad una forma de comunicación', asegura. 'Y es así como debe ser. No somos raros, ni estamos enfermos, debemos conseguir una integración porque somos un lenguaje y en la medida en que eso funcione podrá ser, como dice José Mantero, el cura de Valverde del Camino, un don de Dios, algo que me parece un gran eslogan'.

Pombo no se engaña. En su reivindicación de lo posible no cree que el sacerdocio y la homosexualidad sean fáciles de llevar. 'No, es una institución con dogmas muy fuertes, honradamente, no son cosas compatibles'. Además, el autor de La cuadratura del círculo y Donde las mujeres considera que la apertura mental para todos los aspectos de la vida es lo más sano. 'A mi personaje, el reconocimiento de su homosexualidad, la ayuda de otras gentes y el cristianismo de base le convierten en un ser auténtico'. La clave la tiene el Dalai Lama, según Pombo, 'hay que interiorizar, vivir desde dentro el cambio espiritual, como diría él'. Y añade: 'Lo esencial para un cristiano cristiano, creo yo, es ser una buena persona, por eso el libro de Javier Cercas Soldados de Salamina debe ser muy bueno, porque postula la necesidad de hacer algo intrínsecamente noble. Perdonar la vida a alguien que a lo mejor merece la muerte en un instante', afirma sobre otro de los finalistas del premio que logró el jueves.

Aunque Pombo ha tratado la homosexualidad en muchas de sus novelas, esta última tiene un fuerte componente autobiográfico. Gabriel viene de un lugar que recuerda a Santander. Pese a todo, el escritor no ve con buenos ojos los localismos, aunque ahora escribe otra novela que le devuelve a la tierra. 'Se llama Ventana al norte, que es algo que se dice mucho por allí, y trata de una mujer que se va de Santander a México', cuenta. 'El localismo es un peligro. Corres el riesgo de no poder escapar de tus lugares. Por otra parte, pienso que hay una razón profunda para escribir desde las raíces, pero el problema es contar demasiado de los lugares propios'.

Él salió de Santander con 15 años. Venía de una familia de las que llaman de toda la vida, algo que él traduce al castellano actual: 'Yo era un pijo', confiesa. 'Nací en el muelle, número 35. Pero mi Santander no tiene nada que ver con el de hoy'. No era el del Puerto Chico de lujo inmobiliario, sino el de los bajos fondos, los pescadores y los marineros, las mujeres cosiendo las redes y los raqueros -chavales que se buscaban la vida en el puerto- que se tiraban a la bahía desnudos por dinero al grito de: '¡Écheme una perra al agua que se la saco con el culo, señor!'. 'Para mí queda muy lejos, pero a veces vuelvo y otras me sorprendo pegándome con alguien que me dice que la bahía de Bayona, en Galicia, es más ancha que la nuestra'.

Álvaro Pombo.
Álvaro Pombo.ULY MARTÍN
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Jesús Ruiz Mantilla
Entró en EL PAÍS en 1992. Ha pasado por la Edición Internacional, El Espectador, Cultura y El País Semanal. Publica periódicamente entrevistas, reportajes, perfiles y análisis en las dos últimas secciones y en otras como Babelia, Televisión, Gente y Madrid. En su carrera literaria ha publicado ocho novelas, aparte de ensayos, teatro y poesía.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_