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Niñas inmigrantes son casadas a la fuerza

Los fiscales investigan numerosas denuncias y en Cataluña se ha actuado contra varias familias

José María Irujo

Cientos de niñas, en su mayoría marroquíes, que residen en España son 'vendidas' en matrimonios forzosos aprovechando 'viajes de vacaciones' a su país para lograr una dote o conseguir que un familiar regularice su situación, según fuentes judiciales y de los servicios sociales de Andalucía y Cataluña. En esta última comunidad siete niñas han denunciado su 'venta' durante el último año.

Lamiae, de 15 años, natural de Tánger (Marruecos), y vecina de Vilanova i la Geltrú, localidad catalana de 55.000 habitantes, ingresó dos veces en el sanatorio por las palizas que le propinó su padre al negarse a casarse por la fuerza con un marroquí que había adelantado una dote de 1.803 euros (300.000 pesetas). En el hospital Sant Camil se le apreció traumatismo craneal y pérdida de conocimiento. Pese a la intervención del juzgado y de los servicios sociales, su madre se la llevó a Marruecos 'de vacaciones' donde la niña se intentó suicidar. Su novio español consiguió traerla e ingresó en un centro de menores donde recibió atención psicológica. Semanas después huyó. Desde 1999 los Mossos d´Esquadra ignoran su paradero.

Lamiae, 15 años, sufrió traumatismo craneal por la paliza de su padre y quiso suicidarse
'Sólo las más listas, avispadas e integradas se atreven a denunciar a sus familiares'
Bahija, 13 años, escapó de su marido, porque la pegaba. Ingresó en un centro de menores
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Tema:: La inmigración e España
Cartas:: La opinión de los lectores
Contexto:: Los inmigrantes adolescentes
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Siete niñas marroquíes de edades comprendidas entre los 13 y 16 años que han sido asistidas por la Fiscalía de Protección de Menores de Cataluña y algunas tuteladas por la Dirección General de Protección al Menor (Degam) de esa comunidad han confesado en el último año experiencias similares a la de Lamiae. Además de malos tratos sufrieron la amenaza de ser vendidas en matrimonio, una costumbre que impera en zonas rurales de Marruecos pese a ser ilegal.

Retirada de pasaportes

La Fiscalía de Protección de Menores de Cataluña ha retirado el pasaporte a alguna de ellas para evitar que sus padres las saquen del país y ha elaborado un informe interno en el que se describen éstos y otros casos de maltrato físico y psíquico a menores inmigrantes.

Pocas inmigrantes se atreven a denunciar la violación de sus derechos. Sólo dan el paso las que van bien en sus estudios, disfrutan de atención sanitaria o su familia está bien integrada. Un perfil similar al de la niña marroquí que acaba de revelar en Almería que su madre quería 'venderla' en matrimonio a cambio 3.606 euros (600.000 pesetas) o el de la adolescente de 14 años de Córdoba a la que su familia quería casar en Marruecos a cambio de 721 euros (120.000 pesetas). Ahora, las dos, igual que las siete niñas de Cataluña, están bajo vigilancia de la Administración.

La historia de Lamiae se suele repetir. De los siete casos supervisados por la Fiscalía de Protección al Menor en Cataluña destaca el de una niña marroquí de 14 años que sufría malos tratos que la empujaron a un intento suicidio. Se la ha separado de sus padres e iniciado trámites para su futura emancipación a los 16 años. La amenaza del matrimonio forzoso también atormentaba a esta niña.

Bahija S., de 13 años, escapó de su casa en El Masnou (Barcelona). Huía del matrimonio forzado al que había sido obligada en Marruecos. Su marido la obligaba a mantener relaciones sexuales cuando ella sólo soñaba con ir a la escuela y a jugar con sus amigos. Sus padres la maltrataban. Una patrulla de la Policía Local de Badalona la localizó en la playa en diciembre de 1999. La niña pidió ayuda. Ingresó en un centro de menores.

Aixa, de 14 años, natural de Tánger, sufría tantas palizas de sus padres que lo denunció en la escuela y la Degam la separó del núcleo familiar, tuteló y buscó una familia que se ocupa de ella. Confesó a sus tutores que querían casarla con un hombre al que nunca había visto. No ha vuelto con sus padres, que vivían en una localidad del Maresme y estaban sin regularizar.

Otras tres niñas marroquíes de 14 y 15 años que residían en el Penedés han sido también víctimas de sus padres, que querían casarlas en Marruecos con hombres a los que no conocían ni amaban. En todos los casos se había negociado una dote. 'Como no había malos tratos siguen en el núcleo familiar. Uno de nuestros mediadores marroquí vigila la evolución de los casos', señala Ana Solé, directora de la Degam.

La atención a Fátima llegó tarde porque ya se había consumado la 'venta' en matrimonio. La joven recibió atención y ayuda por parte de la Dirección de Menores. Ha regresado a dar las gracias a sus tutores y comunicarles una buena noticia: su marido forzoso ha vuelto a Marruecos y ella ha recuperado su libertad. Un caso excepcional.

Pero son muy pocas las que se atreven a denunciarlo antes de que se consume el matrimonio. 'Tenemos montones de casos sobre posibles situaciones de riesgo, pero por cada uno que llega hay decenas que se consuman sin denuncia', asegura una fiscal de menores en Barcelona que confiesa su política en estos y otros casos de violación de derechos humanos por parte de algunos inmigrantes: 'Tolerancia cero'. 'Por cada caso que se denuncia antes se han producido cien', asegura una asistente social en Andalucía.

Faustino Zapatero, decano de la Fiscalía de Menores en Madrid, tiene una idea similar: 'Hay que ser intransigentes en la defensa de los derechos humanos que recoge nuestra Constitución. Ahora, se perderá el miedo y saldrán muchos más casos'.

En España los marroquíes son la colonia de inmigrantes más numerosa. A los 280.000 censados, hay que sumar varias decenas de miles en situación irregular. Miles de niñas están en peligro potencial de sufrir esta violación de sus derechos.

Las madres son 'las principales transmisoras de ideología y en ocasiones las maltratadoras' de las niñas, según fuentes de la Fiscalía de Protección al Menor de Cataluña. Casi todas las madres están desocupadas, mientras el padre trabaja. Éste suele ser el que, a veces, se opone a que la niña sea escolarizada.

Ana Solé, responsable de la Degam, organismo que depende de la Consejería de Justicia de la Generalitat y que tutela a estas niñas, sospecha que hay muchos más casos de los que les llegan y dice que la única solución pasa por trabajar 'codo a codo' con los padres. 'A veces no es tan difícil. Son familias que proceden de ámbitos rurales, que ignoran el medio en el que están y sobre las que ejercen una gran influencia los imames. Si no hay imám en su zona de residencia se integran con más libertad'.

Solé, de 44 años, señala que la prevención y educación de la familia es clave para evitar que se produzcan casos de matrimonios forzosos. En la zona del Maresme la población de riesgo es muy elevada y los equipos de especialistas dependientes de la Degam -asistentes sociales, psicólogos y pedagógos- han pasado de tres a ocho personas. El pasado mes de diciembre 7.180 menores en situación de desamparo estaban siendo atendidos por este departamento catalán.

La alarma sobre los matrimonios pactados o el maltrato salta en las escuelas y hospitales. 'Sólo las más listas y avispadas se atreven a dar el paso. Las denuncias provienen siempre de niñas bien integradas y relacionadas con su nuevo medio', señala una fiscal de menores.

Solé añade: 'A veces las niñas nos plantean si tienen derecho a oponerse al matrimonio pactado. Ellas no lo saben y sus padres están por encima de nuestras leyes y las de su propio país'. La ley matrimonial marroquí admite la dote, pero prohíbe expresamente que los padres obliguen a casarse a su hija. Aunque ésta tiene la última palabra, muchas familias ignoran la ley.

Badia Bouia, 38 años, licenciada en Derecho y ex trabajadora en un juzgado de Larache (Marruecos) trabaja como mediadora en Mataró (Barcelona) y se muestra en contra del matrimonio pactado. 'Las niñas han nacido aquí, van a la escuela, se integran y adaptan a las costumbres españolas. Cuando llega el matrimonio forzado es normal que sufran un choque muy fuerte. Están muy subordinados a la familia. Cuando son pequeños dicen: mi niña será para tu hijo. El 70% es la palabra de los padres, pero de ahí a vender... No me gusta esa palabra'.

La mediadora marroquí asegura que los inmigrantes que proceden de grandes ciudades como Rabat o Casablanca no plantean este problema, pero reconoce que éstos son los menos. 'Los padres que vienen de los pueblos llegan con un saco lleno de costumbres y nunca aceptarán las leyes de aquí. La solución está en trabajar con esas familias y convencerlas poco a poco'.

Aixa Blayada, 29 años, otra mediadora marroquí en esa localidad, asegura que en su país se vigila y persigue más que antes los matrimonios pactados. 'Conozco casos, pero creo que se dan menos. Uno de cada cien. Además ves a estas jóvenes y no sabes hasta qué punto están siendo obligadas al matrimonio. A veces no es fácil de determinar'.

Para Mohamed Chriyaa, 32 años, líder de la asociación magrebí Sin Fronteras, y vecino de Salt, una población catalana de 24.000 habitantes, es 'un problema de gente conservadora y analfabeta'. 'Creo que si la niña está de acuerdo no se debe de considerar como una venta. Otra cosa es que no sea así y que además se pida una cantidad exagerada. Entonces es un negocio total'. 'Puedo imaginar el miedo que genera en las niñas, aunque no se atrevan a manifestarlo porque la autoridad del padre es sagrada', añade Mohamed. Y confiesa: 'Si estoy enamorado de una mujer pagaría lo que fuera por ella, pero hay que respetar su opinión. Sensibilizamos a nuestra gente para que esta costumbre desaparezca'.

Para José María Mena, fiscal jefe de Cataluña, esta práctica se debe tipificar como un delito contra la libertad sexual y hay que perseguirlo para proteger los valores constitucionales. 'Es más difícil de perseguir si el matrimonio se consuma fuera, pero los padres han participado aquí. Vale el ejemplo del que dispara a otro al borde de una frontera. Se apretó el gatillo aquí aunque las lesiones se produjeron fuera'.

Para Ana Solé la medida adoptada por la Fiscalía de Menores de retirar el pasaporte a algunas niñas 'no es una garantía total porque pueden llevar a cabo la ceremonia del matrimonio convenido aquí. Hasta los casos de ablación se están practicando en el Maresme. A veces asumir el desamparo es la única solución. Lo hemos hecho para evitar el matrimonio forzado de una niña que expresó su temor'.

Mohamed Zain, 52 años, médico sirio en Mataró, dice que son casos excepcionales e insiste en que la tradición islámica exige que la mujer sea consultada. 'Hay 18 motivos distintos para pedir el divorcio que van desde el mal olor del marido hasta alegar que no ha sido consultada'.

Zain, presidente de la Asociación Cultural Islámica del Maresme, cree que estos matrimonios no son una venta. 'Aquí la comilona de la boda cuesta dos millones. Eso también es un precio. ¿No le parece? ¿No había en España matrimonios de conveniencia hasta hace poco?' Y añade: 'En Marruecos sólo se da en la zona rural. Es una tradición de siglos muy difícil de cambiar'.

"Hay cientos de casos en Francia, pero llegan pocos"

El Ministerio de Educación francés, que dirige el socialista Jack Lang, organizó la pasada semana una jornada de sensibilización en las escuelas para combatir los casos de matrimonios pactados sin el consentimiento de la hija. La iniciativa se produce tras detectarse el aumento progresivo de estas prácticas entre las comunidades de inmigrantes de origen árabe o africano. Unas 70.000 adolescentes entre 10 y 18 años, que residen en la región de París y en otros seis departamentos con una gran implantación de inmigrantes, corren un riesgo potencial de ser empujadas a esta tradición, según señala Isabelle Gillete Faye, directora del Grupo de Mujeres por la Abolición de las Mutilaciones Sexuales (Gams). En España no se han adoptado todavía iniciativas de sensibilización para luchar contra la 'venta' de niñas en matrimonios forzados, una práctica que según coinciden todos los expertos consultados saldrá a la superficie con toda su crudeza una vez que las niñas inmigrantes afectadas se integren en la sociedad española y se atrevan a denunciarlo. 'Creemos que hay cientos de casos, pero nos llegan muy pocos por el temor reverencial de las niñas a sus padres', señala una asistente social que trabaja en Andalucía. Fiscales de Cataluña, Madrid y Andalucía consultados por este periódico confiesan su impotencia ante los casos de violación de derechos humanos de los niños que se amontonan en sus mesas de trabajo. 'La solución está más en la vía administrativa que en la fiscalía. La Ley de Extranjería debería de dejar claro todos estos supuestos. El problema es tan grave que no me avergüenza reconocer que desde aquí podemos hacer muy poco', señala una fiscal de Cataluña. 'Es muy duro ver cómo estas niñas verbalizan su angustia a la edad de casarse. Si un imam pagado por Marruecos dice que se puede pegar a la mujer, ¿cómo no van a pegar a los hijos u obligarlos a casarse?', añade. Mustafá El Mrabet, portavoz de la Asociación de Trabajadores Marroquíes en España (ATIME), rechaza estos casos, pero pide que no se culpe a todo un colectivo por casos que considera excepcionales. A raíz del caso de la niña que denunció a sus padres en Almería porque pretendían 'venderla' en matrimonio, Mrabet reclamó que no se introduzcan 'estereotipos sobre esta comunidad [la marroquí] en el imaginario popular español'. Una fiscal de menores le replica: 'No son estereotipos, es una realidad de parte de esa comunidad que ellos también deben combatir'.

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Sobre la firma

José María Irujo
Es jefe de Investigación. Especialista en terrorismo de ETA y yihadista, trabajó en El Globo, Cambio 16 y Diario 16. Por sus investigaciones, especialmente el caso Roldán, ha recibido numerosos premios, entre ellos el Ortega y Gasset y el Premio Internacional Rey de España. Ha publicado cinco libros, el último "El Agujero", sobre el 11-M.

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