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Le Pen acaricia el sueño de pasar a la segunda vuelta

La extrema derecha de Francia moviliza a sus electores ante las elecciones del domingo

Se le creía laminado y a punto estuvo de no poder presentarse como candidato, pero el líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, de 74 años, angustia a los equipos de campaña que rodean a Jacques Chirac y a Lionel Jospin. La portavoz de este último, Martine Aubry, renovó ayer el llamamiento a todos sus partidarios para que 'se tomen en serio' la primera vuelta del domingo próximo.

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Chirac, durante su último mitin, también decretó anoche la movilización general, porque 'la victoria no está conseguida'. Le Pen sueña con pasar a la segunda vuelta, en lugar de Jospin, para provocar así un duelo Chirac-Le Pen como partido final de las presidenciales. Los atentados del 11-S han reavivado el miedo al islamismo, que favorece las mezclas peligrosas entre inmigración e inseguridad. Y la insistencia machacona de Chirac respecto al aumento de la delincuencia no hacen sino dar la razón a Le Pen, que está encantado con lo que él llama 'lepenización' de los espíritus: 'es el tercer hombre', confirma Philippe Méchet, directivo del instituto de encuestas Sofres.

'No me imagino que Le Pen pueda sobrepasar a Lionel Jospin en la primera vuelta, y aún menos a Jacques Chirac', declara el director de campaña de este último, Antoine Rufenacht, tratando de tranquilizarse a sí mismo y de paso al adversario previsto para la segunda vuelta. Salvo que los sondeos estén completamente equivocados -y no sería la primera vez-, Le Pen flirtea con el 13% de los votos, no demasiado lejos del 18% de Jospin y del 18,5-20% atribuidos a Chirac por las últimas encuestas.

El líder ultraderechista mantiene un voto fiel y disciplinado frente a la volatilidad del electorado de los demás candidatos. Lo único que le frena es la crisis sufrida en 1998 por su partido, el Frente Nacional, de la que salió un segundo candidato extremista, Bruno Mégret, con un 2-3% de intención de voto: la unión de ambos electorados sí representaría un peligro para uno de los finalistas. Si Chirac sacara el domingo cuatro o cinco puntos más que Jospin, crearía una dinámica favorable a la reelección de aquel en la segunda vuelta y debilitaría al adversario en el decisivo debate televisado entre los dos aspirantes a la segunda vuelta, según Méchet. Pero si Le Pen recorta el voto de Chirac el domingo, la situación se le complicará.

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