Raffarin, un primer ministro de la Francia profunda
El senador Jean-Pierre Raffarin, de 53 años, es un desconocido fuera y dentro de Francia. Al designarle primer ministro, Chirac impulsa al vicepresidente del más pequeño de los partidos de centro-derecha, Democracia Liberal (DL), cuya experiencia de gobierno se limita a la de ministro de la Pequeña y Mediana Empresa en el Gobierno de Alain Juppé (1995-1997).
Raffarin es un hombre de provincias. Sabido es que la distinción entre París y provincias' tiene todavía una gran vigencia en Francia, cuyas regiones se encuentran más difuminadas que en España. Raffarin supone el triunfo del hombre modesto, la antítesis de los brillantes enarcas -altos funcionarios surgidos de la Escuela Nacional de Administración (ENA)- que han surtido de gobernantes a Francia.
Desde 1988 preside el Consejo de la región de Poitou-Charente y se le considera un hombre muy apto para 'calentar a los auditorios'. Chirac usa mucho la frase 'la Francia de abajo', inventada por Raffarin para referirse a la 'democracia de proximidad', la 'cercanía' y el rechazo a la clase política parisiense, tenida por arrogante en esa Francia profunda donde Chirac quiere reconstruir el centro-derecha. Políticamente, Raffarin hizo sus primeras armas como secretario de los 'jóvenes giscardianos', la organización juvenil que sostenía al centrista Valèry Giscard d'Estaing. Abandonó el centrismo y se integró en Democracia Liberal, un pequeño partido que ha tratado de mantener su autonomía dentro del centro-derecha.
La causa de Chirac
Pero Raffarin abrazó muy pronto la causa de Chirac: en 1994 prefirió sostenerlo como líder de la derecha frente al entonces primer ministro, Edouard Balladur, a quien apoyaba la gran mayoría de los centristas y liberales. Últimamente, Raffarin ha predicado la buena nueva de la 'unión de todo el centro-derecha', que ha desembocado en una plataforma denominada Unión por la mayoría presidencial, que intentará ganar las elecciones legislativas de junio.
Hombre pragmático, Raffarin ha trabajado a favor de Chirac a pesar de que el líder de su partido, Alain Madelin, concurrió como candidato a la primera vuelta. Abrasado por su bajo porcentaje de votos (menos del 4%) y con su vicepresidente elevado a la categoría de jefe del Gobierno, la resistencia de Madelin a integrarse en la formación unificada del centro-derecha tiene los días contados.
Diplomado por una Escuela de Comercio y especialista en publicidad, casado y padre de una hija, el nuevo primer ministro francés habrá de demostrar su capacidad para ganar las legislativas antes de su próximo cumpleaños, el 3 de agosto, so pena de convertirse en un efímero jefe de Gobierno.