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Reportaje:Giro de Italia | CICLISMO

El dopaje vuelve a machacar al Giro

Los controles detectan tres nuevos casos positivos, entre ellos el del italiano Stefano Garzelli, líder hasta ayer

Carlos Arribas

Probenecid es una palabra que había pasado a la memoria colectiva de la afición española asociada al falso positivo de Pedro Delgado en un control del Tour de 1989 y allí se había quedado. Hasta ayer, cuando reapareció para atormentar un poco más todavía a un deporte, el ciclismo, incapaz de desprenderse de la lacra del dopaje.

Probenecid, descrito como antigotoso y uricosúrico, es el producto prohibido detectado el martes pasado en el análisis al que se sometió el italiano Stefano Garzelli después de la etapa que ganó en Lieja (Bélgica), aquélla que le convirtió en el líder del Giro.

La carrera transalpina no se ahorra ningún escándalo año tras año: en 1999 fue la descalificación del italiano Marco Pantani; en 2000, en el Vaticano, fue el hematocrito del ruso Evgeny Berzin; en 2001 fue la redada de San Remo, y en 2002 será el Probenecid de Garzelli y unas cuantas cosas más.

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El Probenecid, que apenas se encuentra en la farmacopea de algún país, está prohibido porque funciona como un enmascarador. Actúa en el organismo favoreciendo la eliminación del ácido úrico -de ahí su efecto antigotoso- al mismo tiempo que inhibe la excreción por la orina de otras sustancias -por eso se usa, asociado a la penicilina, para combatir la gonorrea-. No es un producto dopante en sí, pero esconde el uso de otros productos prohibidos.

'Es un producto pasado de moda', dicen en el equipo de Garzelli, el Mapei, personas que quieren permanecer en el anonimato; 'ya ni se encuentra en ningún sitio. No tiene sentido utilizarlo. Además, se detecta fácilmente. Usarlo durante una carrera es un suicidio. No entendemos cómo ha podido aparecer en la orina de Garzelli, a menos que....' Esto es, la teoría del complot.

Hace 33 años, Eddy Merckx, maglia rosa del Giro, resultó positivo por anfetamina tras la etapa de Savona. El belga, el mejor corredor del momento y de siempre, juró por su inocencia. Lloró en la cama del hotel. 'Alguien me lo ha puesto en el bidón. Me han querido hundir', dijo, y abandonó un Giro que ganó el italiano Felice Gimondi.

'Y, conociendo como las gastan en Italia', añaden en el Mapei, 'no nos extrañaría que alguien haya querido hundirnos. Ha sido como una patada en el cielo de la boca. Pero el equipo hará piña en torno a Garzelli'.

El Mapei, el equipo más fuerte, ha hecho bandera los últimos años de su actitud de tolerancia cero hacia el dopaje. Su patrón, Giorgio Squinzi, es un personaje incómodo: ha entrado en más de una polémica acusando a otros conjuntos y otros corredores de prácticas ilícitas. El futuro del suyo, tras el escándalo, corre ahora peligro.

Los que defienden la inocencia de Garzelli, ganador del Giro de 2000, cuando corría en el equipo de Pantani, resaltan unos cuantos detalles sospechosos, a su entender: 'El martes por la noche nos llamaron de la policía para preguntarnos si sabíamos algo de un test no negativo de Bettini y Garzelli. Y nos extrañó porque el análisis se había hecho esa misma tarde, a las 16.30, y no había habido tiempo material para que llegaran los resultados a Italia'.

También cuentan que el día que durmieron en Colonia los ciclistas se sintieron raros y tuvieron que visitar muchas veces el baño: 'Y el viernes mismo, antes incluso de que a las 22.22 llamaran de la Unión Ciclista Internacional (UCI) a Garzelli para notificarle el positivo, ya empezó a extenderse el rumor por la caravana del Giro'.

Sin embargo, la tesis del complot ha encontrado pocas simpatías en el resto del pelotón, que se niega a creer en tal posibilidad.

Alarmados por los rumores y para frenar especulaciones desbocadas, los responsables del Mapei hicieron pública ayer, la noticia, a las 9.10, antes del contraanálisis solicitado, que se llevará a cabo el martes. Si en él se repitiese el resultado positivo, Garzelli, que ayer perdió la maglia rosa en favor del alemán Jens Heppner (Telekom) tras una etapa ganada por Giovanni Lombardi (Acqua e Sapone) adelantándose a un grupo de fugados, sería suspendido con efecto inmediato y debería dejar el Giro. 'No sólo dejaré el Giro, sino que dejaré de correr. Me retiraré', dijo Garzelli, que se niega a creer que esta pesadilla le suceda a él.

Pero Garzelli no es el único protagonista. Mientras los corredores disputaban la etapa por la costa ligur, al norte de Génova, otras noticias relacionadas llegaron de la UCI acrecentando de tal forma la sensación de tormenta incontrolable sobre el Giro que la asociación de consumidores de Italia (Codacons) solicitó al fiscal de Turín, Raffaele Guariniello, la inmediata suspensión de la carrera por 'deseducativa' a causa del dopaje y del uso que los ciclistas hacen de las sustancias prohibidas. 'El Giro es una vergüenza para nuestro país', dicen.

Otros dos positivos salieron a la luz. Ambos, detectados tras los análisis efectuados antes del prólogo de Groninga (Holanda). Uno, por una sustancia no comunicada, corresponde al italiano Roberto Sgambelluri (Mercatone Uno), que seguirá corriendo hasta el contraanálisis; otro afecta al ruso Faat Zakirov (Panaria, como Chesini y Varriale), que ha dejado la carrera, por una sustancia también vieja conocida del deporte español , la Nesp, la nueva EPO, el producto que acabó con los oros olímpicos del esquiador de fondo de origen alemán Johann Muehlegg.

Stefano Garzelli, cariacontecido tras comunicársele su positivo.
Stefano Garzelli, cariacontecido tras comunicársele su positivo.REUTERS

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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