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Salvadas por dos marroquíes

Omar Chouli, de 48 años, estaba a punto de salir de su casa a vender objetos de segunda mano cuando oyó el derrumbe. 'Salí al balcón, vi una nube de polvo y oí que una madre pedía ayuda para su hija', explicó ayer. Cuando bajó a la calle de Anguel Guimerà, en la parte trasera del bloque siniestrado, se encontró con su vecino Abdesalam, de 23, que se había despertado a causa del tremendo impacto que causó el derrumbe.

Entre los dos marroquíes retiraron la valla metálica del solar adyacente y pudieron sacar de entre los escombros a la niña, primero, y después a la madre. En su empeño, Abdesalam se hirió en una pierna y ayer lucía un aparatoso vendaje. Ante los periodistas explicaba que nunca temió por su vida: 'El que mata es Dios y yo sabía que no me podía pasar nada porque tenía buenas intenciones'.

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Un muerto en el derrumbe de L'Hospitalet

Josep Cabestany, de 74 años, vivía en el ático primera. El hombre padece una sordera tal que no oyó el derrumbe de los pisos contiguos. No se enteró de lo ocurrido hasta que llegaron los bomberos y se lo explicaron.

A Antonio Barroso Vallejo, otro vecino, que vivía solo en el tercero segunda, se le dio por desaparecido durante unas horas. Los bomberos buscaban su cuerpo entre los escombros cuando apareció en el lugar del siniestro, sano y salvo. Ocurría a primera hora de la tarde. Explicó que había salido a trabajar a las cinco de la mañana, tres cuartos de hora antes de que el edificio se viniera abajo.

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