_
_
_
_
_

Agravar la crisis para resolverla

Intelectuales y periodistas marroquíes creen que, al instalarse en Perejil, Rabat quiso desbloquear el conflicto con España

'Esa bandera me intriga'. Nadia Salah, redactora jefa del diario L'Economiste, de Casablanca, manifiesta así sus dudas sobre la sinceridad de la versión oficial de Rabat sobre la presencia, a partir del 11 de julio, de un puñado de marroquíes armados en la isla Perejil.

La explicación oficial asegura que el envío de ese destacamento fue una operación de rutina para luchar contra la inmigración clandestina e hipotéticas actuaciones terroristas de Al Qaeda. 'No era, por tanto, ilógico colocar allí a unos hombres', prosigue Salah, 'pero, por qué izaron la bandera marroquí.'. '¿Para ser vistos? ¿Por quién?'.

Este periódico ha preguntado a una docena de intelectuales y prestigiosos periodistas marroquíes, todos ellos independientes, sobre el objetivo de aquella iniciativa de Rabat y las consecuencias de la respuesta militar española del miércoles pasado.

Más información
Pintadas y restos de basura en isla Perejil
España retira a su embajador en Rabat por la crisis de Perejil
Rabat abre el melón de Ceuta y Melilla
España y Marruecos se dan dos meses de tregua para abordar sus diferencias
Siete asuntos para la discordia
Mohamed VI defiende su derecho a reclamar Ceuta y Melilla
Los Gobiernos de Ceuta y Melilla califican de "disparate" las pretensiones de Mohamed VI
Participación:: ¿Está justificada la intervención militar?

Algunos, como Abdelhamid Ahmady, profesor de Derecho Internacional de la Universidad de Casablanca, sostienen que 'la versión oficial es razonable', pero la mayoría lo duda. Admitamos que lo sea, recalca Mohamed Tozy, profesor de Ciencias Políticas en la misma universidad; 'como mínimo, había que haber avisado para no pillar a nadie por sorpresa', añade.

¿Por qué tomó Marruecos esa iniciativa? Los interlocutores titubean antes de contestar. 'Puede que sea una llamada desesperada por parte de mi país para presionar a España para que busque una solución rápida al interminable conflicto con Marruecos', comenta Ali Lmrabet, director del semanario Demain, prohibido durante un tiempo por el primer ministro socialista, Abderramán Yussufi.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Como la llamada a consultas por Mohamed VI, hace nueve meses, del embajador marroquí en Madrid no surtió los efectos deseados, se ha producido ahora 'un intento de forzar a España a cambiar de actitud con relación a Marruecos, sobre todo en lo concerniente al Sáhara occidental', afirma Mohamed Darif, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Mohamedia.

'Acaso se ha buscado agravar la crisis bilateral para resolverla en caliente', especula Nadia Salah. 'Desde Rabat se ha querido abrir bruscamente el melón de todos los contenciosos con España, especialmente ahora que Madrid parece poder satisfacer su reivindicación sobre Gibraltar', asegura el escritor y pintor Mahi Binebine.

'Buena parte de la clase política se pregunta bajo cuerda quién y cómo ha podido tomar tal decisión en vísperas de las elecciones legislativas de septiembre', señala Abdelatif Husni, profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad de Mohamedia.

'Probablemente', se contesta a sí mismo Husni, 'los servicios secretos y de seguridad', que ejercen gran influencia en el palacio real. 'Fue, presumiblemente, una iniciativa de inspiración castrense avalada por el rey', agrega Mohamed Darif.

Imaginarse que, instalando a sus hombres de armas en Perejil, España flexibilizaría su actitud frente a Marruecos es un error de cálculo. Mohamed Tozy sospecha que se ha podido cometer porque, a diferencia de lo que sucede con Francia, 'nadie en el entorno' del soberano 'conoce bien España'.

'A veces se imaginan que basta con que un consejero real hable español para que sea un experto en asuntos ibéricos', ironiza un catedrático que prefiere permanecer en el anonimato porque alude al único compañero de colegio del monarca que domina el castellano.

'Humillado' es la palabra que los interlocutores marroquíes pronuncian con más frecuencia cuando se les pregunta sobre sus sentimientos ante la intervención española. 'Los marroquíes se sienten como estarían los españoles si una potencia extranjera se hubiese adueñado de Almería', recalca Nuredin Miftah, director de la revista Al Ayam. 'Simbólicamente es lo mismo. Somos un país que ha fracasado'.

'Asistimos a una movilización contra la agresión colonial', resalta Abraham Serfaty, el preso político que más años pasó en las cárceles de Hassan II. 'Todo el mundo cierra filas en torno al rey', precisa Abdelhamid Ahmady. 'El riesgo es que se produzca una escalada nacionalista', advierte Serfaty.

'Las gentes han recibido un golpe, más en el norte hispanófilo que en Casablanca', matiza Mohamed Tozy. 'Pero no va a tener consecuencias internas apreciables', prosigue.

'Es verdad', reconoce Tozy, 'que algunos se preguntan por qué nos han metido en este lío, pero las posibles culpas marroquíes han quedado borradas por la desorbitada reacción española'.

Aboubakr Jamaï, director de Le Journal, otro semanario que fue prohibido en 2000, insiste, sin embargo, en las responsabilidades marroquíes. 'O bien se tomó una decisión sin medir las consecuencias, y son unos incompetentes, o las preveían y nos metieron en un embrollo del que no saldrán airosos porque en el mejor de los casos se volverá a la situación anterior'.

Asunción de responsabilidad

¿Asumirá alguien en Rabat la responsabilidad del desacierto? 'Nunca he visto en Marruecos que nadie pague la cuenta por cometer un error político y está por ver si éste lo es', contesta Nadia Salah.

'Hay que tener más contactos', 'hay que conocerse mejor', 'hay que trabajar como socios en plano de igualdad', son las respuestas recurrentes que dan los interlocutores marroquíes cuando se les pregunta qué hacer para que cicatrice la herida abierta por la crisis de Perejil.

'El gran problema es el Sáhara', afirma Mohamed Darif. 'Si el Consejo de Seguridad de la ONU impone, a finales de mes, una solución favorable a los intereses de Marruecos, el clima mejorará entre ambos países'. 'Si aplaza su decisión, persistirá la tensión', opina.

'No tenemos tiempo de rehacer la educación de españoles y marroquíes' para abolir los prejuicios que rellenan las mentes, subraya Nadia Salah. 'Por tanto, hay que dejar de obsesionarse con los problemas bilaterales. Intentemos diluirlos en un marco más amplio, el del espacio euromediterráneo. Tratemos de convertir a Marruecos en el México de Europa. Ampliemos hacia el sur la zona de influencia de la Unión Europea para hacer frente al gigante norteamericano y a China, la otra gran potencia económica en ciernes', concluye.

Por o contra la guerra

'Va siendo hora de hacer la guerra para defender nuestros derechos legítimos', recalca Rachid. 'Vete a pegar tiros en Afganistán, no aquí', le responde Yass. Varios diarios de Casablanca han abierto foros de debate en Internet sobre lo sucedido en Perejil. Desde los cibercafés, y los emigrantes desde el extranjero, los marroquíes discuten sin tapujos. 'Me siento humillado como marroquí', escribe Yunes. '¡Qué vergüenza!', añade Samahallah. '¿Cómo se puede pretender recuparar un día Ceuta, Melilla y las Canarias cuando se es incapaz de defender un islote minúsculo?', se pregunta. Lilla les consuela: 'Marruecos no fue humillado. Es España la que se ha ridiculizado'. La mayoría no desea la guerra porque, argumenta Hamid, 'como la posición de España cuenta con el respaldo de la UE, más vale resolver el problema a través de la diplomacia'. 'Cuando Marruecos sea (...) democrático y desarrollado (...) será respetado', concluye Handala.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_