_
_
_
_
_
Reportaje:Aulas

Cuando los cadáveres hablan

El Laboratorio de Identificación Genética de Granada se sitúa como uno de los más importantes del mundo

A veces suena el teléfono o aparece un mensaje en el correo electrónico. Es el FBI quien llama. Algún experto de la agencia norteamericana solicita ayuda y asesoramiento para una investigación. Ellos aportan sus conocimientos. No son policías, ni fiscales, ni detectives. Son dos científicos de la Universidad de Granada que han alcanzado notoriedad mundial con sus investigaciones. Un experto en ADN y un experto en Antropología Física: José Antonio Lorente y Miguel Botella, respectivamente. Ambos son los responsables del Laboratorio de Identificación Genética, uno de los buques insignia de la universidad granadina. Identifican cadáveres con sólo analizar un hueso. Descifran el enigma de cada cadáver.

Más información
Investigadores de la Universidad de Granada tratan de resolver el enigma de la tumba de Colón

"Los cadáveres hablan: es sólo cuestión de saber preguntarles", explica José Antonio Lorente, coordinador del laboratorio. "Un cadáver te da muchas pistas, y tú debes saber descifrar cada una de ellas".

Lorente -profesor titular de Medicina Legal- y Botella -catedrático de Antropolo-gía- , llevan años trabajando juntos, funcionando como un reloj en equipo. Botella, como antropólogo, puede determinar el sexo, la edad, la talla y hasta la raza de una persona con el análisis de sus restos óseos. También si padeció alguna enfermedad o las lesiones que causaron su muerte. Lorente, mediante el análisis del ADN, identifica a esa persona a través de comparación genética con sus familiares.

Tal es el impacto que tienen sus investigaciones que han sido designados como supervisores del proceso de identificación de cadáveres de los desaparecidos en Chile después de que ellos mismo establecieran el protocolo de actuación. También han colaborado para identificar los cadáveres de los asaltantes a la embajada de Japón en Perú. A menudo colaboran con el FBI -Lorente suele viajar a Estados Unidos como experto- y ahora tienen el encargo de averiguar si los restos de Cristóbal Colón en la catedral de Sevilla son auténticos o no.

"El proceso de identificación a partir de unos huesos es complejo", explica Botella. "Primero, en Antropología, determinamos el sexo, la edad, la talla, el grupo racial de un individuo entre un grupo de posibles víctimas. Luego hacemos una reconstrucción cráneo-facial y hacemos una superposición de análisis de imágenes. Cuando ya sospechamos quién puede ser, hacemos el análisis de ADN, que nos da el 100% de seguridad".

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
Suscríbete

Lorente y Botella han ayudado a identificar muchos cadáveres a partir de restos mínimos. También a reconducir investigaciones policiales. "Una vez, un mafioso de El Salvador", recuerda Lorente, "quiso desaparecer. Sus hombres secuestraron a alguien que se le parecía mucho, lo mataron, le pusieron su ropa y quemaron su cadáver". El mafioso fue considerado muerto. Pero la familia de la verdadera víctima sospechó de aquello. Consiguió que se desenterrara el cadáver del mafioso. En Granada confirmaron que los restos no eran suyos, sino otra persona. "Fue un caso duro", dice Lorente. "Trabajar con huesos", explica Botella, "te da cierta distancia, pero cuando ves a las familias de las víctimas, sufres. Y más si tienes que explicarle, como en el caso de Chile, en qué forma fueron torturadas esas personas".

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_