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Un fallo del motor es la causa más probable del accidente del supercohete europeo

La trayectoria errática del nuevo Ariane 5 llevó a los controladores a ordenar su destrucción

Un fallo del motor Vulcain II del nuevo modelo del cohete europeo Ariane 5 10 toneladas se vislumbra como causa del accidente sufrido por este vehículo espacial el pasado miércoles en su primer lanzamiento. El accidente supuso la pérdida de los dos satélites que llevaba, valorados en 635 millones de euros. El director de Arianespace, Jean Yves Le Gall, explicó ayer en Kourou (Guyana Francesa), que tres minutos después del despegue el cohete llevaba una trayectoria errática y que a los 456 segundos se le envió la orden de destrucción. La catástrofe es un grave revés para el programa espacial europeo.

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Los primeros análisis de los datos del accidente que acabó en explosión del cohete, indican que el despegue del lanzador -oficialmente vuelo Ariane 157- y la fase inicial de vuelo fueron correctas, informó Le Gall. Los motores del cohete se encendieron a las 23.22 hora peninsular española. A los 96 segundos de vuelo se registró una anomalía en el circuito de refrigerado del motor Vulcain 2 de la etapa principal del lanzador. Posteriormente, entre los segundos 178 y 186 de la misión, se comprobó que había variado el empuje del motor respecto a los parámetros previstos.

A los 456 segundos de vuelo, cuando se constató que el cohete seguía a una trayectoria incorrecta, y cumpliendo los procedimientos de seguridad debidos, se envió al cohete la orden de destrucción desde el centro de control, detalló el director del consorcio europeo Arianespace. En ese momento el lanzador sobrevolaba el Atlántico a 69 kilómetros de altura y una distancia de unos 800 kilómetros de Kourou, pese a que antes había alcanzado una altura de 120 kilómetros; la separación de los dos propulsores laterales de combustible sólido del cohete, que imprimen un fuerte empuje en la primera fase del vuelo, se habían separado ya, así como los satélites que llevaba.

Le Gall afirmó que era imposible determinar inmediatamente el coste financiero de esta catástrofe e informó que una comisión independiente, cuya composición se conocerá en los próximos días, analizará a fondo las causas del fallo para corregir las anomalías y poder reanudar los lanzamientos. Se esperan respuestas del grupo de expertos en un plazo de unos 10 días.

La comisión tendrá también el objetivo prioritario de "asegurar que la anomalía del vuelo 157 no afectará a los próximos lanzamientos de la versión básica de Ariane 5", segun anunció ayer oficialmente la Agencia Europea del Espacio (ESA), que se encarga del diseño y desarrollo de los cohetes que comercializa Arianespace. Esto muestra la preocupación que el accidente ha provocado en el sector espacial europeo, que atraviesa un momento crítico. Varias empresas españoles, entre ellas EADS-CASA, Astrium-CRISA, Sener, GTD e Iberespacio, participan en el desarrollo y construcción de los Ariane.

El próximo lanzamiento previsto en la base de Kourou, un Ariane 4 para el próximo 17 de diciembre, se mantiene, según anunció ayer Arianespace.

El Ariane 5 10 Toneladas es una versión más potente del Ariane 5, cohete con capacidad máxima de 6,8 toneladas que también se estrenó con una grave explosión durante el primer lanzamiento en 1996, pero que posteriormente se había recuperado y está ya siendo comercializado. El nuevo modelo es capaz de situar satélites en órbita geoestacionaria, a 36.000 kilómetros de altura sobre la superficie terrestre, que es la preferentemente utilizada por los satélites de comunicaciones. El motor Vulcain II del 10 toneladas, alimentado por hidrógeno y oxígeno líquidos como combustible, supera en un 20% el empuje del Ariane 5 básico.

A bordo de este primer Ariane 5 de nuevo modelo iba el satélite Hot bird 7, un sistema de transmisión directa de televisión perteneciente al operador Eutelsat valorado en unos 250 millones de euros, aunque la empresa no ha querido precisar su precio. El coste del programa del otro satélite, el Stentor, un equipo experimental de telecomunicaciones desarrollado por la agencia espacial francesa CNES y la Agencia Francesa de Defensa, asciende a 385 millones de euros. Ambos satélites se perdieron en el Atlántico aunque se había producido ya la separación de los mismos del cohete.

"El fracaso de este lanzamiento Ariane 5 y el retraso de la fase de calificación de esta nueva versión con su nueva etapa criogénica ESC-A recuerda la complejidad de las tecnologías puestas en marcha", declaró ayer la ministra francesa de Investigación, Claudie Haigneré, y manifestó su voluntad " de dar al espacio un puesto firme en el seno de Europa", informa France Press.

En Kourou, Le Gall comentó: "Nuestro oficio es difícil, los momentos como este nos lo recuerdan cruelmente. Hemos conocido ya fracasos y conoceremos más". Admitió que lo normal es que la gente esté disgustada tras un accidente así, pero también que se mire hacia adelante.

El lanzamiento del nuevo Ariane 5 estaba previsto para el pasado 28 de noviembre, pero se suspendió en el último momento al interrumpirse la cuenta atrás cuando faltaban pocos segundos para el despegue debido a una anomalía en los sensores de los dispositivos de ignición que queman en la plataforma de lanzamiento la acumulación de hidrógeno utilizado para enfriar el motor principal Vulcain II del cohete.

El cohete europeo Ariane 5 <b></b><i>10 toneladas</i> en la base de Kourou.
El cohete europeo Ariane 5 10 toneladas en la base de Kourou.REUTERS

Incertidumbre sobre la misión 'Rosetta'

El accidente del nuevo Ariane 5 proyecta una sombra de incertidumbre sobre la próxima misión científica de la Agencia Europea del Espacio (ESA): Rosetta. Esta sonda espacial, que está ya en Kourou lista para el despegue, tiene que iniciar el próximo 13 de enero su viaje de nueve años al cometa Wirtanen, y el lanzador será un Ariane 5, aunque del modelo anterior bien experimentado. Dada la trayectoria interplanetaria de la sonda hasta su encuentro con Wirtanen en noviembre de 2011, el lanzamiento debe realizarse en un plazo de 10 días a partir de la fecha fijada, que oficialmente se mantiene, aunque algunos responsables son partidarios del aplazamiento. Si no se lanzase la sonda en enero, habría que esperar 170 años para que se diesen exactamente las mismas condiciones de vuelo, pero los expertos han considerado alternativas. Se podría enviar la nave dentro de un año, variando algo la dinámica de vuelo; otra opción manejada por la ESA es modificar el destino de Rosetta hacia otro cometa, y se han identificado candidatos para un cambio de planes.

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