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La policía italiana hace explotar un libro bomba enviado a la sede de Iberia en Roma

Los investigadores lo relacionan con el recibido el jueves en EL PAÍS de Barcelona

Un paquete bomba llegado a las oficinas de Iberia de Roma ayer procedente de Milán tiene, según la policía italiana, los mismo autores y objetivos que el enviado a la Redacción de EL PAÍS en Barcelona el jueves. "Existen bastantes analogías con la bomba enviada a EL PAÍS", declaró ayer Franco Gabrieli, dirigente de la Digos (servicios de información y seguridad) de la capital italiana. Detrás de uno y otro artefacto está, al parecer, un grupo ligado a presos comunes considerados muy peligrosos y sometidos a régimen especial de vigilancia, encarcelados en España.

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La policía italiana estaba en alerta desde el jueves en relación con posibles objetivos españoles en Italia. La vigilancia de intereses españoles en Roma ha sido reforzada de acuerdo con las autoridades españolas.

El paquete bomba llegó a las oficinas en Roma de Iberia, en la calle de Bertolini, alrededor de las 13.00 horas del viernes. El empleado encargado de recibir la correspondencia sospechó del envío, que contenía un libro y tenía por remite las oficinas de Iberia en Milán, al igual que el recibido el jueves en la redacción de EL PAÍS en Barcelona. El vigilante telefoneó a la sede de Milán y se enteró de que desde allí no se había realizado envío alguno. Decidió llevar el paquete sospechoso a la comisaría más cercana, donde los técnicos, tras pasarlo por los rayos X, lo hicieron explosionar en los jardines de la misma.

La detonación causó una llamarada de tres metros de altura. El explosivo estaba compuesto por 40 gramos de pólvora negra colocados en un hueco vaciado en el interior del libro, un volumen de historia sobre Constantinopla. Se activaba por un dispositivo eléctrico que debía dispararse al saltar un muelle colocado bajo la tapa del libro.

En mayo de 1991, estas mismas oficinas de Iberia fueron objeto de un atentado con bomba que provocó daños considerables. En aquella ocasión también fueron atacadas la Cancillería de la embajada española y una sucursal del banco BBV. ETA se responsabilizó de los tres atentados.

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La persona o personas que enviaron tanto el paquete bomba de ayer como el recibido el jueves en la sede de EL PAÍS de Barcelona, intentan llamar la atención sobre la situación del italiano Claudio Lavazza, de 54 años, antiguo integrante del grupo Proletarios Armados por el Comunismo, que después se integró en Lucha Continua, y que huido a España, está condenado por el asesinato de dos policías en 1996 durante un atraco en Córdoba. Lavazza fue trasladado a Italia para declarar en causas pendientes en este país.

Muestras de solidaridad

Mientras, la policía especializada seguía investigando las características del libro-bomba enviado a este diario. El explosivo era un polvo de color verde, indicaron fuentes de Interior, que aún no pudieron precisar la composición del mismo. Estasfuentes informaron de que estaban investigando las eventuales relaciones entre grupos anarquistas implantados en Cataluña y movimientos radicales italianos violentos.

Al mismo tiempo, las muestras de solidaridad con EL PAÍS continuaron llegando ayer a la redacción de Barcelona. Entre otras, las del ministro de Ciencia y Tecnología Josep Piqué, el conseller en cap de la Generalitat Artur Mas, Antoni Siurana (alcalde de Lleida), Rufino Díaz Helguera (alcalde de Castro Urdiales), Rodolfo Martín Villa, Miquel Roca Junyent, Trinidad Jiménez (candidata del PSOE al Ayuntamiento de Madrid), la delegación en España de la Comisión Europea, Montserrat Minobis (presidenta del Colegio de Periodistas de Cataluña), Asunción Valdés (portavoz de la Casa Real), Reporteros sin Fronteras, Telefónica Móviles, José Manuel Bandrés (presidente del Instituto de Derechos Humanos de Cataluña), Jaume Guillamet (decano de Periodismo de la Universidad Pompeu Fabra), Vicenç Villatoro (director general de la Corporacíón Catalana de Radio y Televisión), Joan Clavera (decano de Económicas de la Universidad Autónoma) y Joan Tugores (rector de la Universidad de Barcelona).

La fachada de las oficinas de Iberia en Roma, donde ayer se recibió un libro bomba.
La fachada de las oficinas de Iberia en Roma, donde ayer se recibió un libro bomba.EPA

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