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Bush envía otros 17.000 soldados al Golfo para reforzar su despliegue ante Irak

El presidente de EE UU dice que la amenaza iraquí es superior a la de Corea del Norte

La escalada militar de Corea Norte, una potencia nuclear, se puede afrontar "de manera pacífica a través de la diplomacia", según el presidente George W. Bush. En cambio, Irak, cuyo arsenal de armas de destrucción masiva es indemostrable o inexistente, puede "dañar la economía" si ataca a EE UU. Por eso se mantiene la amenaza militar contra Sadam Husein. Bush trató de aplacar las críticas de quienes ven claras incoherencias en su manera de afrontar los dos problemas. Al mismo tiempo, ha enviado a la zona del golfo Pérsico 17.000 soldados más con material de ataque.

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Estados Unidos continúa su acumulación de personal y material militar en la zona con el envío de 17.000 soldados de una división de infantería de Georgia a Kuwait. Los soldados recibieron en fin de año la orden de movilización hacia el golfo Pérsico. Es el contingente de mayor envergadura desplegado hasta ahora; incluye también el envío de tanques, helicópteros de ataque y tropas de asalto. La mayoría de los integrantes de esta división se han estado entrenando para la lucha en el desierto desde el pasado septiembre cuando el presidente Bush dijo que al mundo que debía librarse de Sadam Husein porque éste había intentado matar a su padre.

El Pentágono ha cancelado también el regreso a EE UU del portaaviones Abraham Lincoln. Ese navío y los siete barcos de guerra que lo escoltan habían completado ya su turno de navegación de seis meses y habían zarpado de Australia con rumbo a su base de Everett (Washington) cuando recibió órdenes de permanecer en la región occidental del océano Pacífico los próximos tres meses. En el golfo Pérsico se encuentra ya el Constellation con su grupo de batalla y tiene también al Harry S. Truman en el mar Mediterráneo, desde donde podrá llegar rápidamente a la región del eventual conflicto navegando por el canal de Suez.

Examen final

Los inspectores de la ONU harán su valoración de la cooperación iraquí el día 27 ante el Consejo de Seguridad, una fecha que se ha convertido en el examen final del que depende el ataque de EE UU. El secretario general de la ONU, Kofi Annan, en declaraciones a una radio israelí, aseguró el martes que Irak "está cooperando. Los inspectores están haciendo su trabajo sin impedimentos. Por tanto, no veo razón alguna para una acción militar inmediata".

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En los últimos días, varios políticos demócratas y alguno republicano han lamentado en público el doble rasero que emplea la Casa Blanca en la medición de las amenazas exteriores. Algunas críticas, discretas al principio pero cada vez más aireadas, reprochan los esfuerzos del Gobierno de Bush por restar importancia a la tensión que ha generado el rearme nuclear de Corea del Norte, decorado con diatribas antiestadounidenses.

Una de las opiniones más severas en contra de la política internacional de la Casa Blanca aparecía en una carta abierta firmada por Warren Christopher, antiguo secretario de Estado, en The New York Times. Christopher pedía al Gobierno pruebas claras y decisivas sobre el grado real de amenaza que representa Irak. A menos que existan esas pruebas, "las amenazas de Corea del Norte y del terrorismo internacional son más inminentes que las que presenta Irak".

Bush, que no ha alterado su calendario de vacaciones en el rancho de Tejas, ha usado por primera vez una argumentación económica para justificar una hipotética campaña militar contra Irak: "Un ataque de Sadam Husein o un aliado de Sadam Husein dañaría nuestra economía. Un Sadam Husein con armas de destrucción masiva supone una amenaza para la seguridad de los estadounidenses", aseguró Bush.

El presidente norteamericano hizo estas declaraciones durante una salida informal para almorzar el día de Nochevieja. Vestido de forma campechana, Bush se tomó una hamburguesa con queso, de 2,95 dólares (unos 2,70 euros), en un garito de Crawford, la localidad tejana cercana a su rancho.

Al mismo tiempo, el presidente volvió a pronunciar una afirmación que en este momento de escalada militar parece un desliz verbal algo ilógico: "No sabemos si Sadam Husein tiene o no tiene un arma nuclear", dijo Bush, aunque recordó los esfuerzos del presidente iraquí por conseguir un arma de este tipo a comienzos de la década pasada.

Los servicios de espionaje estadounidenses y británicos estiman que Irak tardaría cinco años en desarrollar ese armamento si pudiera reanudar su programa, o sólo un año si consiguiera comprar los elementos fuera de sus fronteras. En cambio, Corea del Norte tiene al menos dos bombas nucleares y puede construir una al mes si pone en marcha el proceso, especialmente ahora que ha expulsado del país a los inspectores de desarme.

Aun así, el rechazo a los acuerdos de desarme y la reciente agresividad del régimen norcoreano puede resolverse "pacíficamente a través de la diplomacia", asegura Bush. El caso de Irak, según el presidente, es diferente porque "esta economía no puede permitirse un ataque", dijo el presidente.

Lo que sí puede permitir es el coste de una guerra, cifrado por la oficina presupuestaria de la Casa Blanca entre 50.000 y 60.000 millones de dólares (una cantidad ligeramente inferior en euros) si la intervención es rápida y sin incluir los gastos de reconstrucción. El anterior equipo económico de Bush, despedido hace algunas semanas, consideraba que el gasto será muy superior, hasta 200.000 millones de dólares.

El presidente Bush señala el bar donde se comió una hamburguesa en Nochevieja en Crawford (Tejas)
El presidente Bush señala el bar donde se comió una hamburguesa en Nochevieja en Crawford (Tejas)REUTERS

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