El tribunal quiere saber si Fomento agravó el riesgo con sus decisiones

La Audiencia de A Coruña no duda de que existen sobrados indicios de que el capitán y el armador del Prestige, con sus "conductas obstructivas" y con el manejo de un barco en "lamentables condiciones", generaron un riesgo evidente, pero estima que, precisamente para valorar su gravedad, conviene constatar si "por la intervención de terceros en la órbita de la Administración (Ministerio de Fomento) se está en un caso de modificación del riesgo".

Por ello, a la Sala Primera de la Audiencia le parece acertada la línea de la fiscal, Beatriz Pacios, tendente a comprobar si, como dice el capitán, fue "un error" de la Administración el alejamiento del buque de la costa. El auto proclama de forma diáfana que "no será impertinente, sino lo contrario, indagar quién, dónde, cómo, cuándo, por qué y con qué base adoptó competencialmente la decisión de alejamiento del buque y si ello incrementó decisivamente el riesgo ya generado, amén de inquirir la razón del errático peregrinaje náutico, por si ello contribuyese, como dijo [Apostolos] Mangouras [el capitán], a que el agujero se abriera mucho más".

En definitiva, el auto sostiene que debe verificarse la versión planteada por el acusado frente a la explicación del capitán marítimo Ángel del Real, aunque precisa que el "monopolio de la investigación" le corresponde al juez instructor del caso, Javier Collazo

El auto, en su resumen de hechos, asume como algo incontrastable que el boquete sufrido en el casco del buque el 13 de noviembre se debió al "desprendimiento sin más de una chapa por defecto de soldadura". Líneas más adelante cita el origen de tal conclusión: la declaración del inspector Serafín Díaz, quien realiza tal juicio como mera impresión. "Pudo deberse a un desprendimiento de chapa por defecto en la soldadura". El inspector no explica la razón de su convicción. Sin mayor base pericial, se da por buena su impresión. El capitán del barco, Apostolos Mangouras, tan sólo se refirió en su declaración a una explosión de origen desconocido. Ninguno de los tripulantes del barco ha podido precisar la causa que originó el tremendo ruido previo al accidente.

Los responsables de la sociedad que garantizó la seguridad del barco declararon en noviembre pasado que el lastrado de los tanques ordenado por el capitán introdujo una sobrecarga que dañó la estructura del buque y posibilitó su hundimiento. En este punto, sin embargo, el inspector Díaz admitió que durante su estancia a bordo del Prestige no calculó "el aumento del momento flector que sufría el buque por el sobrecalado".

La Audiencia también resalta otra hipótesis en relación con el accidente formulada por el citado inspector, cuya declaración "no tiene desperdicio", según el juez. La hipótesis consiste en que el boquete inicial del Prestige no se debió a la colisión con troncos flotantes o un contenedor, afirmación que, dice, corroboran varios tripulantes que no advirtieron tales objetos sobre el mar.

Sabotaje

El auto denuncia que "cuando el vertido de fuel era patente, extrañamente se deja el barco a la deriva hasta aproximarse a costa". "No vale el aserto de que el embarrancamiento en Muxía se evitaría en el último momento largando el ancla en maniobra inverosímil y que en absoluto garantizaba entonces sortear la catástrofe". Todo esto entronca con la falta de colaboración en el salvamento, incluida la relación con los remolcadores, y con lo observado por el inspector marítimo, afirma el escrito judicial. Por todo ello, señala la Audiencia, "lo relatado entraña la descripción de algo parecido a un sabotaje de las tareas de recuperación del buque". La fiscal también situó en dos planos el accidente. Una primera, en la que se produjo un "posible golpe de mar en el casco del Prestige". Y una segunda, en torno al retraso con que se hizo efectivo el remolque.