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Crisis en el Gobierno gallego | CATÁSTROFE ECOLÓGICA

Fraga evita confirmar en público a Cuiña y el PP dice que nunca fue candidato a la sucesión

El consejero de Pesca amenaza con renunciar si el 'número dos' sigue en el Gobierno

Xosé Hermida

El presidente de la Xunta de Galicia, Manuel Fraga, evitó ayer, en plena crisis del Prestige, confirmar públicamente en el cargo a su hasta ahora delfín y consejero de Política Territorial, Xosé Cuiña, blanco de una ofensiva de sectores del PP y del Gobierno autónomo para forzar su salida del Gabinete. El abandono de su puesto en el Ejecutivo frustraría las aspiraciones de Cuiña de suceder a Fraga y dejaría el camino libre a otro candidato más afín a la dirección nacional del partido. El escaso entusiasmo que siempre despertó el eterno número dos de Fraga en la ejecutiva nacional del PP quedó patente ayer con unas declaraciones de su secretario de organización, Pío García Escudero, quien aseguró que "nunca" se había pensado en Cuiña como posible sucesor del presidente gallego.

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Fraga se desprende de su 'número dos', Xosé Cuiña

Fraga, que siempre había prodigado los mayores elogios públicos a su más estrecho colaborador en los últimos años, dejó ayer en el aire la incógnita de si el consejero de Política Territorial continuará en su puesto tras la remodelación de Gobierno que el presidente de la Xunta anunciará en los próximos días. Los periodistas preguntaron a Fraga si mantiene su confianza en Cuiña, y el veterano líder del PP gallego se limitó a responder que confía en los 14 miembros de su Gobierno, pero que no adelantará ninguna decisión "hasta que salgan en el Diario Oficial de Galicia". El presidente quiso dejar claro, eso sí, que no ha recibido "presiones de ningún tipo" de la dirección del PP para apartar a Cuiña.

Desde la ejecutiva nacional, García Escudero admitió ayer que la crisis del Prestige ha abierto un periodo de "descontrol político" en la organización gallega del partido y negó a Cuiña cualquier posibilidad de convertirse en el heredero de Fraga. El secretario de organización de los populares señaló a la agencia Servimedia que "ni en el PP nacional ni en el seno del PP gallego se ha hablado nunca de Cuiña" como posible sucesor del actual presidente de la Xunta.

El que fuera número dos de Fraga durante una década tiene otro frente abierto en el propio Gobierno, donde un sector propugna también su salida. El más claro en ese aspecto ha sidos el consejero de Pesca, Enrique López Veiga, quien está muy molesto con Cuiña por considerar que no hizo lo suficiente para defender la actuación de las Administraciones durante los primeros días de la crisis del Prestige. López Veiga, según fuentes del PP gallego, ha llegado a plantear que abandonaría el gabinete si también continúa en él el titular de Política Territorial.

"Que él decida"

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Preguntado por la cadena SER si está dispuesto a seguir en el mismo Gobierno que Cuiña, López Veiga contestó ayer con evasivas: "Hay que dejar tranquilo al presidente y que él decida". El consejero de Pesca ha sido el político de la Xunta más activo durante la crisis y el menos criticado por la oposición.

La hostilidad a Cuiña de la dirección nacional del PP viene de antiguo. A ello ha contribuido su antigua rivalidad con el vicepresidente primero del Gobierno, el gallego Mariano Rajoy, con el que libró algunas batallas por el control del partido en la provincia de Pontevedra. La ejecutiva nacional nunca aceptó tampoco de buen grado los guiños galleguistas de Cuiña ni la autonomía con que actuaba el PP de Galicia durante los ocho años en que fue su secretario regional con la plena confianza de Fraga. Cuiña abandonó ese cargo en 1999, pero continuó al frente del departamento de Obras Públicas y Política Territorial de la Xunta, donde permanece desde que Fraga formó su primer Gobierno en Galicia, en 1990. En la secretaría general del partido fue relevado por Jesús Palmou, quien mantiene mucho mejores relaciones con la ejecutiva nacional y que algunas fuentes del PP sitúan como uno de los hombres fuertes del próximo Ejecutivo autonómico.

Pero a Cuiña tampoco le faltan apoyos en Galicia. Siempre ha contado con el respaldo de los poderosos barones provinciales de Lugo y Ourense, los dos principales graneros de votos del PP. También le es fiel una parte importante del partido en Pontevedra, su provincia natal. Y dentro del gabinete le respaldan al menos tres consejeros, los de Cultura, Agricultura y Emigración, quienes se unieron a él cuando, en una reunión del Gobierno celebrada el pasado 1 de diciembre, planteó que la Xunta debería contar con una estrategia propia para hacer frente a la crisis sin esperar a las directrices de la Administración central.

La comisión

Mientras, la comisión del Parlamento gallego creada para investigar la catástrofe del Prestige suspendió ayer sus trabajos hasta el próximo lunes. La comisión está prácticamente en vía muerta, después de que el Gobierno central la vaciase de contenido al prohibir expresamente la comparencia de cualquier cargo o funcionario de la Administración del Estado.

El PSdeG de Emilio Pérez Toruriño y el Bloque Nacionalista Galego (BNG) de Xosé Manuel Beiras han abandonado temporalmente este foro parlamentario en un intento de que el PP gallego plante cara al Ejecutivo central y defienda el plan de trabajo inicial aprobado en la Cámara autonómica, que incluía los testimonios del delegado del Gobierno en Galicia y de funcionarios de la Dirección General de la Marina Mercante. Sin la presencia de socialistas y nacionalistas, la comisión no puede celebrar sesiones por falta de quórum.

El BNG ya ha anunciado que acudirá a la reunión del lunes para defender el plan de trabajo anunciado inicialmente. Pero los dos grupos de la oposición han advertido de que si no se respeta la lista de comparecencias aprobada en su día, abandonarán definitivamente la comisión.

El nacionalista Francisco Rodríguez se mostró convencido de que la crisis del Prestige ha causado en el PP un desgaste que tendrá su reflejo en las próximas elecciones municipales.

Manuel Fraga, detrás de la ministra de Sanidad, Ana Pastor, ayer en Santiago.
Manuel Fraga, detrás de la ministra de Sanidad, Ana Pastor, ayer en Santiago.EFE

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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