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CICLISMO | El Tour del Centenario

Las matemáticas de la sangre

Carlos Arribas

Que tiemblen todos los tramposos. Los análisis de sangre de segunda generación han llegado. Como si fueran el nuevo Beaujolais.

Los 198 cicilistas que van a participar en el Tour del centenario tuvieron ayer que madrugar para someterse a la ritual extracción de sangre previa al comienzo de la carrera y para que los científicos de la lucha antidopaje se solacen.

El elemento visible de su método es la expulsión directa, por motivos de salud, de aquellos corredores que sobrepasen el límite del 50% en el hematocrito (los glóbulos rojos de la sangre), un particular que tampoco se ha producido este año.

Pero lo importante, como suele ocurrir, no es precisamente lo más aparente. Los analistas, con los centímetros de sangre extraídos a los deportistas, aprovecharán para efectuar la tercera tanda anual de análisis bioquímicos -una práctica a la que sólo están obligados los ciclistas- y también -su curiosidad no tiene límites- se dedicarán a medir cosas tan escondidas como las concentraciones de hemoglobina, eritropoietina, receptores séricos de transferrina y el porcentaje de reticulocitos o glóbulos rojos jovencitos.

Introducirán todas las medidas en una calculadora. Sumarán, restarán, dividirán, raíz cuadrada y demás operaciones algorítmicas y..., ¡ale hop!, ahí está: tendrán la certeza cierta de si un corredor ha recurrido a la EPO en el último mes para aumentar fraudulentamente su rendimiento.

La prueba sanguínea no es, sin embargo concluyente: al estar basada en un método estadístico, no sirve para demostrar ante ningún jurado que el deportista ha tomado EPO, aunque se vea que sí.

La demostración es asunto del análisis de orina.

Hasta ahora, los deportistas se aprovechaban de que los análisis de orina sólo detectaban la EPO consumida tres o cuatro días antes del análisis y recurrían a dosis de mantenimiento durante las últimas semanas para pasar los controles sin problemas.

Ahora, los luchadores contra el dopaje sabrán qué ciclistas recurren a la EPO y durante el Tour -están previstos 90 controles de orina antiEPO- serán el blanco de su método. No pararán hasta cazarlos.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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