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TOUR 2003 | Decimoctava etapa

Todo a favor de Armstrong

El estadounidense parte como gran favorito para sellar hoy su quinto Tour consecutivo

Carlos Arribas

Mientras Jan Ullrich se inspira en los clásicos, Lance Armstrong prefiere releer su autobiografía. Así pasan los dos héroes del Tour del Centenario las horas previas a su gran duelo. Duelo sobre 49 kilómetros, que se anuncia bajo la lluvia, con fuerte viento favorable y de lado, y que se prevé decantado del lado del norteamericano, que parte con 65 segundos de ventaja hacia su quinto Tour consecutivo.

Ullrich, que se siente condenado a su quinto segundo puesto en seis participaciones, repasa la historia del Tour, busca aliento, y tropieza con las biografías de un tocayo y un yanqui. De dos ciclistas que no creían en el fatalismo. De un tal Jan Janssen, un holandés miope y rápido, y de Greg LeMond, un norteamericano ingenuo y valiente. La víspera de la contrarreloj decisiva del Tour de 1968 (Melun-París, 54,5 kilómetros), el especialista belga Herman van Springel aventajaba al escalador vizcaíno Gregorio San Miguel en 12 segundos, a Jan Janssen, un especialista del maillot verde en 16 y a Ferdinand Bracke, un belga que poseía el récord de la hora, un rodador de excepción, en 1m 56s. Los pronósticos, abrumadores, decían que Bracke se llevaría la etapa con facilidad y que Van Springel se convertiría en el primer belga tras Maes (1939) que ganaba el Tour. Pero Janssen se convirtió en el primer holandés que ganaba el Tour. Perdía 5 segundos a mitad de recorrido frente a Van Springel, pero terminó derrotando al belga por 54. Ganó el Tour por 38.

La historia de LeMond también le puede ayudar al alemán. Fue en el 1989, cuando Armstrong tenía 17 años y ni sabía lo que era el Tour. LeMond estaba 50 segundos detrás de Laurent Fignon antes de los 24,5 kilómetros contrarreloj entre Versalles y París. Fignon, que es parisino, estaba tan seguro de su victoria final que hasta se puso sobre el muslo un dorsal con el número 1, pese a que un forúnculo en la entrepierna le molestaba desde hacía días. LeMond volvió acoplar a su manillar el suplemento de los triatletas para un mayor aerodinamismo y aventajó en 58 segundos al francés, que se tiró al suelo y lloró su suerte. LeMond ganó el Tour por 8s.

Pero si estas historias pueden alentar a Ullrich en su búsqueda del sobresalto final, poco parecen afectar a Armstrong. No necesita ni que le recuerden que Thevenet ganó en 1977 por 48 segundos tras aguantar el maillot amarillo frente a Kuiper o que Roche, favorito frente a Delgado en 1987, no falló y despojó del liderato al segoviano por 40 segundos. A Armstrong le vale con su experiencia, con sus cara a cara con Ullrich, que ha ganado los dos, aunque no se jugaba nada. Estadística que, unida al nerviosismo que ha detectado en Ullrich, capaz de jugarse el tipo en una meta volante ayer para arañar 2 segundos, le otorga una superioridad psicológica determinante. Pese a sufrir más que nunca, nunca perdió el maillot amarillo desde que lo conquistó en Alpe d'Huez.

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Sobre la firma

Carlos Arribas
Periodista de EL PAÍS desde 1990. Cubre regularmente los Juegos Olímpicos, las principales competiciones de ciclismo y atletismo y las noticias de dopaje.

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