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LA POSGUERRA DE IRAK | Las consecuencias en el Reino Unido

El juez citará a declarar a Blair sobre la muerte del experto en armas de Irak

Lord Hutton dice que investigará a fondo el 'caso Kelly' en un proceso que durará meses

El juez lord Hutton abrió ayer la investigación por la muerte el pasado 17 de julio de David Kelly, el científico que acabó pagando con su vida las querellas entre el Gobierno británico y la BBC sobre Irak, con una declaración de intenciones que puso de manifiesto la entidad que puede alcanzar su tarea. Lord Hutton piensa investigar al detalle la muerte de Kelly en un proceso en el que adelantó que comparecerá el primer ministro Tony Blair y que, según los analistas, puede ser "una bomba política" que durará varios meses. Asimismo será citado a declarar el ministro de Defensa, Geoffrey Hoon.

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La detallista lectura del relato de los hechos conocidos hasta ahora, realizada ayer por el juez en 35 densos minutos, dio una idea de cómo se va a desarrollar la investigación y bastantes pistas sobre sus posibles consecuencias. Hutton piensa citar a declarar a todas las personas que tengan algo que decir para aclarar los hechos y lo hará en dos fases. La primera seguirá un criterio cronológico de su desarrollo y empezará el 11 de agosto con la comparecencia de funcionarios del Ministerio de Defensa para aclarar qué relación tenía David Kelly con la elaboración de los informes del Gobierno sobre las armas de destrucción masiva de Irak. En la segunda fase, el juez se centrará en investigar los detalles más significativos que se descubran en la primera.

David Kelly, que viajó decenas de veces a Irak como inspector de Naciones Unidas, era el principal experto británico en armas biológicas y fue la fuente de varios periodistas de la BBC que acusaron al Gobierno de manipular los informes de los servicios secretos sobre Irak. Tras una tormenta política que lo convirtió en el centro de atención, Kelly se quitó la vida cortándose las venas el pasado 17 de julio. El primer ministro ordenó la apertura de una investigación independiente que recayó en Hutton.

El juez dijo ayer que se ceñirá al encargo de investigar sólo las circunstancias de la muerte de Kelly y que no entrará a discernir quién tiene razón en las querellas entre el Gobierno y la BBC, pero recordó una vez más que es "una investigación dirigida por mí", subrayando así su independencia frente al Gobierno. Y, para dejarlo muy claro, anunció que piensa citar a declarar al primer ministro Blair, a su ministro de Defensa, Geoffrey Hoon, a su director de Comunicaciones y Estrategia, Alastair Campbell, y a otros funcionarios ministeriales.

Presidente de la BBC

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También convocará al presidente de la BBC, Gavyn Davies, y a los tres periodistas de la corporación que tuvieron contactos con Kelly en las semanas previas a su muerte. Pero también a los presidentes de los dos comités parlamentarios que le interrogaron poco antes de su suicidio con una dureza que sólo quedó en evidencia tras la muerte del científico. Y a la viuda y a las hijas de Kelly, que han aceptado prestar declaración. Y a sus amigos más próximos, a los médicos que le han tratado, a un experto psiquiátrico que explique cuál podía ser su estado de ánimo cuando tomó la decisión de morir.

Lord Hutton quiere conocer todos los detalles. Las conversaciones de los periodistas con Kelly, lo que le dijeron sus superiores de Defensa, las minutas de las reuniones de miembros del Gobierno en las que se trató el asunto, cómo llegó el nombre de Kelly a la prensa, qué amenazas se le pudieron hacer sobre su futuro laboral y financiero, cómo se trató la noticia en la BBC, quién la editó. Todo. Por eso los analistas estiman que la investigación durará varios meses.

Detalle cronológico

El juez no sólo explicó los procesos e hizo un detalle cronológico de los hechos. También dio detalles hasta ahora desconocidos para el público e incluso para algunos amigos próximos a David Kelly, que no sabían que el científico sufría una dolencia cardiaca importante. Hutton quiere conocer la influencia de esa dolencia y hallar una explicación al sorprendente hecho de que en el momento de morir aún llevara adosadas cuatro ventosas de las utilizadas para realizar un electrocardiograma. El informe forense señala, no obstante, que aunque los problemas cardiacos pudieron acelerar su muerte, la causa principal del fallecimiento fue la pérdida de sangre. El forense estima que el hecho de que se quitara el reloj y guardara las gafas son un indicio de que se trató de un suicidio.

Otro de los detalles desvelados por el juez fue una carta enviada por Kelly a su superior inmediato el 30 de mayo, un mes después de que estallara el caso, cuando todos los datos empezaban a señalarle a él como la fuente de la BBC y prefirió admitir su relación con los hechos porque algunos colegas ya le preguntaban si acaso no era él la garganta profunda. En esa carta confirma que se entrevistó con el periodista David Gilligan, pero no como su fuente principal. "Sólo puedo concluir una de estas tres cosas. Gilligan ha adornado mi encuentro con él; se ha visto con otros individuos que estaban realmente relacionados con el informe; o ha reunido comentarios de múltiples fuentes para su artículo, tanto directas como indirectas", escribe en esa nota a su superior.

El éxito de la investigación va a depender sobre todo de la presión de la opinión pública. El juez apenas tiene poderes en una investigación que se escapa del ámbito propiamente judicial y que se reduce a designarle a él, como persona independiente, para que investigue el caso. Es una fórmula que en el pasado ayudó más a los Gobiernos a tapar que a la oposición a aclarar los escándalos del momento.

Hutton desea que todas las sesiones sean públicas, con la única excepción de asuntos que afecten a la seguridad nacional. Se publicarán en Internet las transcripciones de las declaraciones, pero de momento el juez, siguiendo los deseos expresados por la familia de Kelly, se resiste a autorizar que las sesiones sean televisadas como piden Sky e ITV.

El juez lord Hutton, a su llegada, ayer, a los juzgados de Londres.
El juez lord Hutton, a su llegada, ayer, a los juzgados de Londres.REUTERS

Curtido en el Ulster

James Brian Edward Hutton nació en Belfast (Irlanda del Norte) en 1931. Este presbiteriano del Ulster, profundamente conservador, ha vivido casi toda su carrera profesional en Irlanda del Norte, primero como abogado y luego como juez y como asesor legal del Gobierno de su Majestad en la provincia.

Los únicos grandes periodos en Inglaterra fueron primero sus estudios universitarios y ahora, desde 1997, su cargo como lord juez, esa casta de jueces miembros de la Cámara de los Lores que conforman aún hoy la última instancia judicial del Reino Unido.

Su talante conservador, de hombre de Estado que ha defendido siempre las instituciones británicas, puede parecer una baza a favor del Gobierno en sus querellas con la BBC. Pero quienes han conocido su trayectoria profesional advierten de que su apego a las instituciones empieza con su visión de la justicia como un cuerpo independiente del Ejecutivo. "Es el vivo retrato de un juez. Apenas tiene contacto con la gente ordinaria. Viste de manera conservadora y siempre lleva sombrero. Pero es el hombre más justo que conozco", le retrató un alumno suyo en 1988.

Tras cimentar su carrera en una zona en la que los jueces eran objetivo militar del terrorista Ejército Republicano Irlandés (IRA) y tenían que vivir junto con sus familias bajo constante protección y en zonas aisladas de la población, lord Hutton tiene ya muy poco que perder.

Afronta la investigación del caso de David Kelly como un hombre que ha llegado ya a la cima de su carrera profesional y que pronto afrontará el último tramo de su vida. No necesita dinero, no necesita fama ni próximos destinos.

Ahora tiene tanta libertad como la que demostró en el año 1992, cuando el proceso de paz para el Ulster no era más que una quimera en la mente de unos pocos y él, conservador y protestante, absolvió por falta de pruebas a Patrick Nash, católico y antiguo prisionero republicano acusado de nuevo por la policía de conspirar para asesinar a personalidades protestantes del Ulster. El juez Hutton le llamó "mentiroso consumado", pero concluyó que no tenía pruebas suficientes contra él.

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