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El Gobierno estudia crear un impuesto parecido a la 'ecotasa'

Se aplicaría a las empresas que depositan residuos en los vertederos

El Gobierno estudia la posibilidad de crear un gravamen ecológico para las empresas que depositen residuos en los vertederos, por el eventual perjuicio que su actividad puede ocasionar al entorno medioambiental. En la actualidad, estas empresas ya pagan una tasa por depositar sus residuos, pero este pago sólo incluye aspectos como el coste de amortización de las instalaciones, el salario de los trabajadores o el tratamiento de los desechos. El nuevo impuesto, parecido a la ecotasa aplicada en Baleares a los establecimientos hoteleros, incorporaría el coste ambiental.

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El Parlamento balear deroga la ecotasa

La ecotasa de Baleares es un impuesto ambiental para turistas que fue aprobado por el anterior gobierno autonómico, dirigido por el socialista Francesc Antich. Esta medida tributaria se derogará en octubre tras una votación en el Parlamento de las islas Baleares, según ha anunciado el actual presidente de esa comunidad, el popular Jaume Matas, firme opositor al impuesto y que cuenta con mayoría. A diferencia de esa ecotasa balear, el impuesto sobre el que trabaja el Gobierno vasco no afectaría en principio al sector turístico, sino que se extendería a cualquier actividad que de una u otra forma perjudique al medio ambiente, como es el caso de los vertidos de residuos.

El Departamento de Medio Ambiente hace alusión a este impuesto verde en el recientemente aprobado Plan de Gestión de Residuos Peligrosos de Euskadi 2003-2006. El País Vasco genera anualmente 290.000 toneladas de este tipo de desechos. El 68% de ellos es depositado en vertederos controlados y el resto se reaprovecha.

En el documento, Medio Ambiente señala que se debe tener en cuenta "la introducción de una nueva figura impositiva" que grave el depósito de residuos en los vertederos. El objetivo del departamento es "desincentivar el vertido, propiciar alguna reducción en la producción de residuos y alentar la canalización de una mayor proporción de estos hacia su aprovechamiento y reciclaje". La tasa revertiría de manera prioritaria en los municipios en los que estén ubicados los depósitos.

Por el momento, la implantación de la tasa está en fase de estudio, pero el viceconsejero de Medio Ambiente, Iñaki Ezkurra, se muestra tajante cuando explica a EL PAÍS que "alguien tiene que pagar el deterioro que sufre el medio ambiente". "La empresa que genera los desechos paga al camión que lleva el vertido, el proceso de inertización y la parte del vertedero que ocupa, pero eso no es suficiente porque es posible que esa actividad haya degradado un terreno y se hayan generado emisiones de determinados gases", añade.

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Desincentivar el vertido

En una geografía tan complicada como la vasca, con tanta densidad de población e industria, donde ya es difícil encontrar acomodo para los vertidos, todavía es más necesario un instrumento que "desincentive el vertido: una nueva tasa que incorpore el coste ambiental", sostiene Ezkurra.

La aplicación de este tipo de impuestos verdes es un debate candente ahora, con la derogación de la ecotasa de Baleares. "Se está discutiendo si se trata de instrumentos legítimos, razonables. Desde Medio Ambiente pensamos que sí son razonables y hay mucho trabajo por hacer aún en este campo". El impuesto, con vocación generalista, podría tener una implantación gradual, según el departamento, gravando en un principio sólo las formas de vertido sobre las que se considera prioritario actuar.

La política seguida hasta ahora se basa, fundamentalmente, en medidas de sanción regidas por el principio de quien contamina paga. Las empresas perciben estas sanciones como impuestos encubiertos.

El Plan de Gestión de Residuos Peligrosos también incluye una serie de incentivos fiscales, como las deducciones en el Impuesto de Sociedades que recaudan las diputaciones forales, para aquellas empresas que acometan inversiones ambientales. El Gobierno ha llegado a un acuerdo con las haciendas de las tres diputaciones para guiarles y establecer cuáles son las inversiones ambientales más interesantes y, por lo tanto, las que merecen la deducción.

Medio Ambiente tiene previsto elaborar un decreto que reflejará el listado con las tecnologías menos agresivas para el medio ambiente y con las áreas de actividad medioambiental más importantes. Para Ezkurra, lo más importante de esta colaboración con las haciendas es que las autoridades fiscales y ambientales trabajan juntas en el mismo proyecto. "El medio ambiente puede ser un nicho emergente de fiscalidad", avisa.

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