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LA POSGUERRA DE IRAK

Atacado en Bagdad el hotel que aloja a las autoridades de EE UU

Tres cohetes estallan sin causar víctimas

Jorge Marirrodriga

La resistencia iraquí atacó ayer el símbolo de la presencia estadounidense en Irak al lanzar tres cohetes contra el hotel Al Rashid, tal vez uno de los edificios más protegidos del mundo, y donde residen las principales figuras, civiles y militares, de la Administración estadounidense en Irak, entre ellas Paul Bremer, quien, no obstante, ayer se encontraba en Washington. Aunque los proyectiles apenas causaron daños, el ataque supone un aviso de que en Irak ningún estadounidense puede considerarse a salvo.

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A las seis y media de la mañana, hora local (cuatro y media hora peninsular española), al menos tres cohetes impactaron contra la planta 14 del hotel Al Rashid, causando apenas unos desconchones en la cornisa. "Los daños sufridos han sido menores", aseguró en una conferencia de prensa el portavoz estadounidense Charles Heatley, quien confirmó que ninguna persona había sufrido daño alguno.

El Al Rashid en otro tiempo fue un lujoso establecimiento hotelero en el que Sadam Husein agasajaba a todas las delegaciones extranjeras que llegaban a un Irak sometido al embargo internacional. Tras la guerra de 1991 Sadam hizo instalar a la entrada un mosaico con la imagen del presidente de EE UU George Bush padre y, por fuerza, todos los visitantes la pisaban al entrar o salir del edificio. Paradójicamente, este símbolo de Sadam fue escogido por los estadounidenses para instalar el corazón de su Administración en Irak.

Aparte de sus instalaciones, el hecho de quedar muy cerca de uno de los principales palacios presidenciales lo incluyó en un perímetro fácil de defender. La zona entera está fortificada por numerosas barreras de hormigón, alambres de espino, sacos terreros, dispositivos electrónicos y controles con decenas de soldados, numerosos vehículos acorazados y carros de combate y varios helicópteros artillados que a diario aterrizan y despegan de la zona sobrevolando la capital iraquí. Sin embargo, a pesar de este despliegue, o tal vez por eso mismo, la llamada por unos resistencia y por otros los grupos terroristas llegaron a tocar ayer, de manera casi simbólica, el Al Rashid. Se trata del segundo ataque contra un edificio que aloja a ciudadanos estadounidenses en menos de 48 horas.

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El pasado jueves, una bomba dirigida contra el hotel donde se alojaba el equipo de la emisora estadounidense NBC causó la muerte a un guardia de seguridad y heridas a otras dos personas. También ayer el aeropuerto de Mosul, a 420 kilómetros al norte de Bagdad, y bajo control del Ejército de EE UU, fue atacado con granadas, dañando numerosos vehículos militares.

Mientras, en la localidad de Faluya, a unos 60 kilómetros al oeste de la capital iraquí, entre dos y cuatro personas resultaron muertas por disparos del Ejército estadounidense. Según todas las versiones, militares pertenecientes a la 82ª División Aerotransportada de EE UU abrieron fuego contra un vehículo que se saltó un control. Un portavoz estadounidense aseguró que había dos muertos y cuatro heridos e informó de que iba a ser abierta una investigación sobre lo ocurrido. Por su parte, fuentes hospitalarias y de la policía iraquí señalaron que los muertos eran cuatro. Entre los heridos hay niños de corta edad.

El incidente ha generado más tensión si cabe en Faluya, población situada en el llamado triángulo suní y donde la mayoría de la población se declara abiertamente a favor de Sadam Husein y en contra de las tropas estadounidenses. Un rumor infundado -lo que algunos llaman "el teléfono árabe"- provocó que recién terminada la guerra comenzaran las protestas violentas contra los militares y la respuesta de éstos con decenas de muertos desde entonces. El rumor era que los soldados podían ver desnudas a las mujeres con sus equipos de visión nocturna. Pronto los muertos de Faluya hicieron pasar al olvido esa historia y la localidad se convirtió en la más peligrosa de Irak para las tropas de EE UU.

Un hombre mira a dos soldados estadounidenses ayer en Faluya.
Un hombre mira a dos soldados estadounidenses ayer en Faluya.REUTERS

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Sobre la firma

Jorge Marirrodriga
Doctor en Comunicación por la Universidad San Pablo CEU y licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra. Tras ejercer en Italia y Bélgica en 1996 se incorporó a EL PAÍS. Ha sido enviado especial a Kosovo, Gaza, Irak y Afganistán. Entre 2004 y 2008 fue corresponsal en Buenos Aires. Desde 2014 es editorialista especializado internacional.

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