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CLÁSICOS DEL SIGLO XX (2)

Burlón y contundente

Hombre exuberante tanto en su personalidad como en su figura, Gilbert Keith Chesterton llegó a ser tan obeso que el día de su entierro el ataúd no cabía por la escalera de su casa. Hubo que sacarlo con poleas por una ventana. Había nacido 62 años antes, el 29 de mayo de 1874, en el seno de una familia londinense de clase media y, pese a que luego sería uno de los intelectuales más brillantes de su época, no aprendió a leer hasta los ocho años. Tampoco terminó ninguna carrera.

En su primera juventud sufrió una profunda crisis personal que le llevó a obsesionarse con la demonología. Su novia y futura esposa, Frances Blogg, le ayudó a salir del caos espiritual y Chesterton comenzó entonces a colaborar cada vez con mayor frecuencia tanto en la prensa como en la radio, convirtiéndose en un conocido polemista. Fue uno de los pocos referentes públicos de su país que se opuso a la intervención británica en la Guerra de los Boers.

Más información
'El hombre que fue Jueves', de G. K. Chesterton

En 1904 publicó El Napoleón de Notting Hill, su primera novela, una fantasía política ambientada en un Londres dividido en pequeños barrios-Estado. Cuatro años después apareció El hombre que fue Jueves, obra que lo consagró como un narrador de enorme talento. De forma paralela, Chesterton fue publicando biografías de grandes personalidades, ensayos sobre diversos asuntos y obras poéticas entre la que destaca La balada del Caballo Blanco, de 1911. Ese año apareció también El candor del Padre Brown, la primera recopilación de los relatos del sacerdote y detective de cara redonda y maneras afables. En 1914 se publica La sabiduría del Padre Brown y también La taberna errante, uno de sus cuentos más celebrados, en el que especula sobre la posibilidad de que se prohíba el consumo del alcohol.

Conversión

En 1914 sufre una crisis nerviosa que le llevará en última instancia a replantear sus creencias. Seis años después abandona la Iglesia anglicana para hacerse católico. Por aquel entonces ya era presidente de la Liga Distribuista, un movimiento que propugnaba la pequeña propiedad privada como forma de acabar con las desigualdades. Chesterton solía decir que el mundo marcharía mejor si todo el mundo tuviera "tres acres de tierra y una vaca".

En 1922 se publicó El hombre que sabía demasiado y, cuatro años después, La incredulidad del Padre Brown, libro al que seguirían El secreto del Padre Brown y El escándalo del Padre Brown, aparecido en 1935. El escritor muere al año siguiente, poco después de publicar una Autobiografía llena de tanto humor y energía como su propia vida.

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