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Francia quiere sacar la inversión militar del Pacto de Estabilidad

París tiene previsto gastar el 1% del PIB en armamento e investigación

El Gobierno francés quiere retirar las inversiones militares del Pacto de Estabilidad a fin de que las presiones presupuestarias no impidan el plan de rearme que se ha impuesto para cinco años. París ha presupuestado 15.000 millones de euros en equipamiento e investigación militares en 2004 (casi el 1% de su PIB), pero ese dinero "no es sólo para la protección de Francia, sino que permite compensar las lagunas de los amigos europeos que no hacen esfuerzos similares", subrayaron ayer fuentes gubernamentales tras el golpe de fuerza contra la Comisión Europea.

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Hace meses, Francia y Alemania sugirieron a sus socios que los gastos militares no se tuvieran en cuenta a la hora de calcular el déficit. La aplicación de ese criterio habría ahorrado a Francia la confesión de un déficit público del 4% e incluso podría haber quedado en el listón fatídico (3%) del maltratado Pacto de Estabilidad. Ahora, "la mayor parte" de los ministros de Defensa de la UE ya comparte ese criterio y la cuestión es consolidar tal mayoría, según las fuentes consultadas en París.

Francia gastará 32.400 millones de euros (2,02% del PIB) en Defensa el año próximo, si se incluyen los gastos de personal y funcionamiento de un ejército de 455.000 personas, excluidas las pensiones al personal militar. No se trata de quitar toda esa suma del cómputo afectado por el Pacto de Estabilidad, sino la parte de equipamiento e investigación, capítulo en el que únicamente el Reino Unido (fuera de la zona del euro) supera en Europa el gasto francés. Todos los países de la UE invierten juntos en Defensa menos que Estados Unidos, que ha presupuestado 401.000 millones de dólares para esa finalidad en 2004.

El rearme de Francia, apadrinado por Jacques Chirac, va en paralelo con la voluntad de incrementar su peso político en Europa, pero también tiene el ojo puesto en la previsible retirada de tropas estadounidenses desplegadas hoy en este continente. El único obstáculo importante para la autonomía europea es la desconfianza que siguen expresando Donald Rumsfeld y sus principales colaboradores del Pentágono, siempre a juicio de fuentes francesas.

Más allá de la cuestión militar, las autoridades de París se esfuerzan por mostrar una serenidad aparentemente total frente al peligro de crisis política en Europa. La izquierda, en la oposición, ha lamentado las formas, mientras que muchas personas de la derecha, en el poder, reconocen la importancia del Pacto de Estabilidad para conseguir la credibilidad del euro, pero dicen que, una vez lograda, el pacto debe dejar de ser "un corsé". Las reacciones a la suspensión del Pacto de Estabilidad han sido "completamente desmesuradas", afirma el ex primer ministro Edouard Balladur.

A este respecto, la ministra francesa de Defensa, Michèle Alliot-Marie, comentó ayer: "En el momento en que las grandes potencias industriales sostienen o lanzan su economía por medio de inversiones públicas, sin tener en cuenta sus déficit, una aplicación demasiado rígida del Pacto de Estabilidad conduciría a Europa a un suicidio económico".

Las autoridades francesas tampoco valoran el argumento de José María Aznar, en el sentido de que suspender el Pacto de Estabilidad acarrea graves consecuencias. El hecho de que España haya seguido creciendo en los últimos años no compensa el escaso crecimiento, si no la recesión, que afecta a la mayoría de la población de la UE. El Pacto de Estabilidad era preciso para aproximar a países que tenían déficit cero con otros que sobrepasaban el déficit del 20%; una vez conseguido ese acercamiento, la función esencial del Pacto debe ser impulsar el crecimiento económico.

"Necesitamos tiempo, porque estamos haciendo reformas estructurales en un periodo de bajo crecimiento económico", afirmó el primer ministro, Jean-Pierre Raffarin. Lo que todavía no se dice es que detrás del golpe de fuerza franco-alemán se aprecia un intento evidente de reducir el papel político de la Comisión e incrementar los poderes del Consejo de Ministros de Economía, de manera que actúe cada vez más como autoridad económica de la Unión Europea. El ministro francés de Economía, Francis Mer, puede dar fe de la soledad en que se encontró hace ahora un año, en la misma reunión donde una mayoría de países votaron a favor suyo -es decir, de la suspensión del Pacto de Estabilidad- en la noche del lunes al martes pasados.

Michèle Alliot-Marie.
Michèle Alliot-Marie.

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