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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Las tecnológicas hoy: ¿resurgir o burbuja?

El espectacular resurgimiento bursátil de algunos valores de Internet puede inducir a pensar que estamos delante de otra burbuja especulativa como la que se vivió a finales de los noventa. Un valor que se usa como ejemplo del renacimiento de las puntocom es Ask Jeeves, un buscador/directorio que ha estado operando desde 1998 y que salió a Bolsa el 1 de julio de 1999. Este valor ha pasado de cotizar a 2,97 el 30 de diciembre del año pasado a 17,20 en el cierre del pasado lunes 8 de diciembre: una revalorización del 600% en un año.

Pero debemos poner el dato en contexto. Ask Jevees salió a Bolsa en julio de 1999 al equivalente de 72 dólares por acción, y alcanzó su máximo histórico el 15 de noviembre de 1999 a 173,75 dólares. A partir de aquí, entró en caída libre hasta los 0,80 dólares el 10 de septiembre de 2001; una caída del 99% en relación a su precio de salida. Si bien es cierto que la acción se ha recuperado, no tiene nada que ver con los valores a los que había cotizado; en lugar de hablar de una revalorización del 600% desde principios de año, podríamos decir que vale el 23% de lo que valía el día de su salida a Bolsa, o el 10% de su máximo histórico. Estamos pues, muy lejos de considerar el resurgimiento actual una burbuja especulativa, al menos fijándonos en ese tipo de valores.

"El futuro de Google es incierto. No existen costes de cambio así que, si aparece un buscador mejor,puede quedarse con unas bases de datos que nadie consulta"
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Un tema completamente distinto es la probable salida a Bolsa de Google, el buscador por excelencia en Internet. Google cuenta con una media de 150 millones de accesos al día (un 40% de todas las búsquedas de Internet) y 73,5 millones de visitantes únicos. Es el portal de búsqueda de referencia. Además, ha informado de unos beneficios en los últimos doce meses de 200 millones de dólares sobre unas ventas de 800. ¿Qué es posible que pase con su salida a Bolsa? ¿Será una acción que doblará su valor el primer día de cotización, al más puro estilo terra? ¿Es un valor mínimamente seguro dentro de lo que son las empresas de tecnología? Como el lector comprenderá, responder a estas preguntas y acertar no es fácil, y quizá ni tan siquiera posible. Lo que sí se puede hacer es un análisis del modelo de negocio de Google e intentar prever su solidez a medio plazo, un requisito indispensable para que al menos la acción exista.

Google opera en un sector intensivo en información, y éstos tienen unas características que pueden hacer que las rentabilidades de estas empresas sean órdenes de magnitud superiores a las que puedan obtener empresas de la economía tradicional. Microsoft y eBay son ejemplos paradigmáticos de compañías que han sido mucho más rentables en relación a sus activos y a su inversión inicial a las de IBM y Disney, por ejemplo. Si estas características se dan en Google, podemos aventurar un futuro halagüeño para la empresa; si no, será, en el mejor de los casos, una acción más y estará sujeta a los mismos avatares que el resto de las empresas tradicionales.

Simplificando, las características de los mercados en que operan Microsoft (en su división de sistemas operativos) y eBay, y que les permiten rentabilidades muy superiores a la economía tradicional, son unas economías de escala inacabables y la presencia de efectos de red positivos. Google tiene ciertamente economías de escala. Los costes de desarrollo de sus algoritmos de búsqueda son fijos independientemente del número de accesos, aunque aumentar su capacidad no es gratis. Actualmente cuenta con más de 10.000 servidores indexando 3.000 millones de páginas, y sus costes aumentan con el tamaño de Internet, aunque no aumentara su número de clientes. Pero el problema más grave estriba en la no existencia de un efecto de red positivo que haga a Google más atractivo conforme más usuarios tenga. Windows no domina el mercado por sus bondades técnicas, sino porque hay infinidad de software que corre sobre él. Y los desarrolladores de software trabajan sobre Windows porque es el sistema que domina el mercado. Podríamos decir que un usuario se beneficia de que su vecino también use Windows; ésta es la esencia del efecto de red positivo. Lo mismo ocurre en eBay: compradores y vendedores van donde está la acción, y los lugares de subastas sin volumen tienden a no ganarlo nunca y acaban desapareciendo. Google no tiene tales efectos de red, y puede ser atacado con suma facilidad si aparece un buscador con mejor tecnología.

En el horizonte esperan Yahoo, su mejor cliente, dicho sea de paso, que ha comprado las tecnologías de Inktomi y Overture, y Microsoft, que con su dominio del sistema operativo y dada su experiencia con el Departamento de Justicia podría usar la estrategia Netscape y echar a Google del mercado aun con un buscador tecnológicamente peor.

El futuro de Google es, pues, incierto. Si consigue ser tecnológicamente superior permanentemente, conseguirá atraer tráfico y muy probablemente convertirlo en ingresos y beneficios, pero si aparece un buscador mejor, la no existencia de costes de cambio por parte de los navegantes le pueden dejar con unas bases de datos llenas de páginas indexadas sin nadie que las consulte.

Josep Valor Sabatier es profesor del IESE

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