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FÚTBOL | El prestigioso galardón anual de la revista 'France Football'
Columna
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Un premio de entreguerras

Santiago Segurola

Puede que la designación de Pavel Nedved como Balón de Oro sea justa en términos futbolísticos. Sin duda, es un excelente jugador que no había obtenido el crédito suficiente. Desde su aparición internacional en la Eurocopa de 1996, ha destacado en el fútbol italiano por una rara combinación de dinamismo, destreza y coraje. Centrocampista de ataque, buen rematador de media distancia con las dos piernas, pertenece a la clase de jugadores que nunca dejan tirado a su equipo. Es, por lo tanto, un notable del fútbol, con una trayectoria que merece ser reconocida.

Sin embargo, Nedved parece un premiado de entreguerras. Ha sido una temporada valle, sin Mundial ni Eurocopa, sin un dominador claro del fútbol europeo, sin ningún nuevo fenómeno procedente de Argentina o Brasil. Los equipos clásicos -Madrid, Manchester United, Juventus y Bayern- ganaron las competiciones domésticas. Más que ganar la Copa de Europa, el Milan se la adjudicó: no venció en ningún encuentro desde los cuartos de final. Se daban todas las condiciones para honrar una carrera, aunque hubo un jugador que mereció más aprecio del que indica la clasificación del Balón de Oro. No es otro que Ronaldo, que se enfrentó a su primera temporada completa después de casi tres años de ausencia del gran fútbol.

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Había más escepticismo que otra cosa con respecto al nuevo Ronaldo. No sólo jugó una cantidad impensable de partidos, sino que acreditó su devastador poder en el área: 25 goles en la Liga. Y además se encargó de conquistar el campeonato con un último mes memorable: sus partidos frente al Valencia, Atlético y Athletic fueron gloriosos. En Europa produjo asombro en Old Trafford, donde la hinchada del Manchester reconoció su partidazo y sus tres goles con una ovación emocionante.

Si se trataba de considerar una carrera, el premio a Nedved está bien, pero lo merece menos que Maldini y Raúl. El defensa del Milan es una referencia que casi se pierde en el tiempo. Ha ganado la Copa de Europa en tres décadas y todavía mantiene vigentes sus cualidades como futbolista. A Raúl se le privó injustamente del Balón de Oro el año de Owen, un delantero algo menor para competir con los grandes de Europa. Quizá a Raúl le falten los éxitos en la selección que sirven para coronarse en este tipo de galardones. Lo mismo se puede decir de Nedved, finalista en la Eurocopa de 1996 y nada más. En cuanto a palmarés, Raúl le supera ampliamente.

A esta edición del Balón de Oro le ha faltado glamour, precisamente lo que le ha sobrado al premio de la FIFA, con Zidane, Henry y Ronaldo como protagonistas. Esta carencia se habría resuelto con la designación de Henry, que mezcla una excelente trayectoria en el Arsenal y en la selección francesa con el punto de excitación que producen las estrellas de verdad.

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