Un cursillo de apenas 45 minutos para aprender a manejar explosivos
La investigación ha puesto en evidencia que la preparación técnica de los dos presuntos etarras era tan deficiente como el sistema de aprendizaje: un cursillo de apenas 45 minutos de duración en la sierra de Aralar (Navarra), el mismo lugar donde les fueron entregados los explosivos por varios miembros liberados de ETA.
Gorka Loran y Garikoitz Arruarte no han podido identificar a esos liberados que les entregaron los explosivos el pasado mes de octubre. Pero dijeron que recibieron de ellos dos mensajes: enviar bombas a Madrid y colocar artefactos en vías férreas. En esa misma reunión, celebrada en Aralar, les impartieron sobre la marcha un cursillo de 45 minutos sobre el manejo de los explosivos.
Los dos presuntos etarras han identificado fotográficamente a Ainhoa García Montero, Laia, e Ibón Fernández Iradi, Susper, como los dos dirigentes etarras que les captaron para la banda. Loran y Arruarte ingresaron en ETA en marzo de 2000, después de haber aceptado colaborar, contestando a a una carta que les envió la organización terrorista.
En julio de 2000 mantuvieron una cita con Laia y otros liberados en el monte Adarra, cerca de Andoain (Guipúzcoa). Después perdieron el contacto con la banda hasta octubre de este año, en que les entregaron los explosivos.
El juez Ruiz Polanco ha decretado además la busca y captura de Josu Oyaga y Anne Biurrarena Zubiarrain. El primero es propietario del garaje donde Loran y Arruarte tuvieron guardados los explosivos desde el pasado octubre. Biurrarena les prestó un Opel Frontera, propiedad de su padre, con el que trasladaron los explosivos hasta el garaje de Oyaga y en el que después llevaron las maletas hasta la estación de San Sebastián antes de abordar el Intercity de Madrid.
Ambos colaboradores han desaparecido tras conocer las detenciones.
