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MATANZA EN MADRID | Investigación policial

La guarida de los terroristas

Los vecinos de la Vega del Tajuña apenas recuerdan a los presuntos terroristas, que llevaban cuatro años en la casa y vivían entre basura y chatarra

Pablo Ximénez de Sandoval

La casa donde, según la investigación policial, se prepararon las bombas del 11-M, es poco más que un chamizo en una pequeña parcela de la carretera de Morata de Tajuña a Titulcia, en el término municipal de Chinchón, al este de Madrid. La dirección para encontrar a Jamal Zougam y sus cómplices podría ser: carretera M313, llamada ruta de la Vega del Tajuña, kilómetro 14, a la izquierda por el Camino de la Veredilla, la segunda parcela. El autobús 337 tiene una parada en la entrada del camino. De allí va a Santa Eugenia, camino de Conde de Casal.

Una verja de dos metros de alto con alambre de espino recibía ayer al cortejo de curiosos, vecinos de la Vega, que durante toda la jornada se acercaron a comprobar en persona que aquella era la casa que habían visto en televisión. La parcela ofrecía un aspecto de abandono, con chatarra desperdigada por las esquinas, y pequeños montones de sacos de obra, palas y herramientas varias.

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Las bombas del 11-M fueron montadas la tarde anterior

La vivienda principal tiene una planta de unos 40 metros cuadrados, con dos porches. Uno de ellos da a una piscina a medio construir, frente a la cual, bajo un toldo nuevo amarillo y blanco, tres sillas forman un corro. La parcela cuenta con tres cobertizos. En uno de ellos unas ramas apartadas permitían distinguir un agujero en el suelo a modo de zulo. En otro, vagaban dos gallinas. En el tercero, junto a la entrada, se encontraban cuatro bicicletas de montaña, dos de ellas con la cadena inutilizada, y una moto Kawasaki TwinCam 16 válvulas con un casco Yamaha.

El lugar no invita a demasiada relación con los vecinos. A lo largo de la ruta de la Vega, se reparten propiedades de fin de semana, entre olivares y pequeños viñedos. Desde el porche de la casa se ven kilómetros de campo fresco de la vega del Tajuña, con el Castillo de Casasola al fondo. Tan sólo un chalé abandonado linda con la verja de los presuntos terroristas. Las propiedades están muy dispersas, y a corta distancia sólo dos casas están habitadas todo el año en ese mismo camino.

Robert Zvonik, empleado de una cercana gasolinera de Cepsa en dirección Morata de Tajuña, cree recordar a los terroristas. "Empezaron a venir hace unos dos meses. Venían bastante a menudo y se llevaban Súper 97 en garrafas", contaba ayer. Cuatro generadores portátiles desperdigados por la parcela atestiguan la necesidad de gasolina. Zvonik recuerda también que llegaban en un Volkswagen Golf 4 azul. "Me acuerdo porque era el último modelo y me llamó la atención". También los vio en otro coche más pequeño, rojo, del que no recuerda la marca. Nunca iba uno solo en el coche, pero el interlocutor solía ser siempre el mismo: "Un tipo alto y flaco, con aspecto árabe, y con un ojo raro, como medio guiñado". No recuerda la furgoneta Renault Kangoo en la que se trasladó el explosivo hasta Alcalá de Henares.

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Otros testimonios de vecinos hablan de ver a "cuatro moros con mono azul" trabajando en la casa o de cómo se oía "música árabe" de cuando en cuando. Sin embargo, Víctor, traductor de francés e inglés, y su mujer Vesma, son de los pocos vecinos cercanos que viven aquí todo el año.

"Llevan aquí unos cuatro años", comentaban ayer. Según afirma Víctor, prueba de ello son los cipreses que rodean la parcela, que alcanzan un tamaño superior a dos metros y que "plantaron nada más llegar". El torreón que hace las veces de segundo piso, "lo construyeron a finales de febrero". Esta pareja afirma que "hace tres semanas, en sábado, hubo una gran reunión en la casa". "Llegaron varios coches, motos, familias enteras con niños". Lo recuerdan perfectamente porque les sorprendió ver "un camión metido en el jardín de la parcela".

Sobre los vehículos, sólo recuerdan "un coche negro muy potente conducido por un chico muy joven". Dice Vesma que, al pasar con su hija, aquel hombre vestido elegantemente se le quedó mirando de manera amenazadora. "Cómo sería que hasta mi hija pequeña, cuando pasamos de largo, me preguntó '¿por qué te mira ese señor?".

Justo al otro lado de la carretera, está la entrada de la finca Casasola del Monte, coto privado de caza al que, según coinciden todos los vecinos, acuden altas personalidades a cazar, incluido el Rey. Según cuentan Víctor y Vesma, aquel sábado hace tres semanas cuando vieron la casa llena de gente y un camión en el jardín, un cortejo que ellos identifican como el habitual del Rey se encontraba a la entrada del coto de caza, a unos 50 metros de los explosivos del 11-M.

Uno de los cobertizos de la parcela que habitaron los terroristas del 11-M. En su interior hay un agujero en el suelo (detalle).
Uno de los cobertizos de la parcela que habitaron los terroristas del 11-M. En su interior hay un agujero en el suelo (detalle).CLAUDIO ÁLVAREZ

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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