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COMUNICACIÓN | PREMIOS ORTEGA Y GASSET DE PERIODISMO

Sergio Pérez : "Lo principal es asegurar la foto periodística"

La dinastía de los Pérez nació para ganar el Ortega y Gasset de Fotografía. Sergio Pérez Sanz (Madrid, 1972) obtuvo ayer el galardón que en 1993 lograra su padre, Manuel Pérez Barriopedro. Si el padre lo ganó con la imagen de la familia real española en los Juegos Olímpicos de Barcelona, y en 1981 había logrado el World Press con la de Tejero pistolón en alto, el hijo parece tocado con el mismo don de plasmar la Historia: suya es la instantánea de Bush, Blair y Aznar en las Azores, que capta cómo la mano del presidente estadounidense sobre el hombro de su colega apadrina al español. "La suerte fue subirme a una escalera de mano de un compañero de la televisión de Reuters, mi agencia", recuerda Sergio. "Desde tres metros de alto, vi los dedos de Bush, y los demás colegas, en el suelo, no podían".

Lleva trabajando en Reuters desde 1991. "Entré para ganarme un dinerillo veraniego mientras estudiaba" y en 1996 le metieron en plantilla. "He hecho de todo: fotografías políticas, catástrofes, el Mundial de Fútbol de Corea del Sur, los Juegos Olímpicos de Sydney."

No es de los fotógrafos que teorizan demasiado. "Mi principal mira, sea cual sea el tema que cubro, es asegurar la foto periodística, contar lo que está pasando. Después, si se tercia, a lo mejor te pones a ingeniártelas para encontrar un enfoque distinto. Lo primero es lo primero, o sea informar. Luego está lo del arte".

Como todoterreno del fotoperiodismo, Sergio no desdeña ningún género con tal de que sea periodístico. "A veces hacemos entrevistas, pero nunca son reposadas como las que puede hacer un periódico o una revista, sino que nosotros simplemente reforzamos con la ilustración el tema de alguien que está contando algo al entrevistador. Pero cuando me pongo a uno de esos retratos intento siempre que la foto no sea demasiado parada, demasiado construida. La verdad es que a mí, de todo esto, lo que me gusta es dejar que la gente se mueva delante, a su aire, y ya me encargaré yo de buscarles las vueltas", precisa.

Con todo, Sergio Pérez Sanz no es hombre a una cámara pegado. Hay ratos que usa los ojos sin más. "Cuando estoy de vacaciones, aparco la cámara", explica, pero rápidamente añade: "Bueno, siempre llevas encima una compacta".

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