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Reportaje:ELECCIONES EUROPEAS

Un voto que no podía ser secreto

Un invidente se negó a votar porque necesitaba que alguien le escogiera la papeleta al no haber ninguna en braille

"¡Que viene un pez gordo!", exclamó un ciudadano de Rubí ante el despliegue de cámaras que ayer acompañaban a José Ángel Carrey en su camino hacia la urna. Pero Carrey no es ni político ni poderoso, sino un invidente de 32 años que el pasado marzo decidió emprender su particular batalla para lograr que los ciegos puedan ejercer su derecho al voto en secreto. Ayer no votó, sino que se dirigió al interventor de la mesa electoral y le pidió que hiciera constar en el acta de votación que no pudo votar "como el resto de los españoles" porque no se le garantizó el secreto de su voto al no haber papeletas en sistema braille.

Carrey quiere cambiar el artículo 87 de la Ley Orgánica de Régimen Electoral General (LOREG). Este artículo prevé, para las personas que no saben leer o que no pueden hacerlo por algún defecto físico, el sistema de votación asistida, que consiste en que se sirvan de una persona de confianza para ejercer este derecho.

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Anteriormente, cuando vivía en Zaragoza con su familia, Carrey pedía a sus padres que escogieran la papeleta y la depositaran en la urna. Pero hace dos años se fue a vivir a Rubí y se niega a pedir este mismo favor a "un vecino o a alguien de la mesa".

Sus acciones en pro de este derecho no se limitan a la protesta. De momento, tiene ya interpuesto un recurso administrativo ante el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña. Sus e-mails a distintos grupos políticos también han dado sus frutos. El Grupo Mixto, "a instancia de la Chunta Aragonesista, ha presentado una proposición no de ley en el Congreso de los Diputados". El diputado Joaquín González, del Partido Socialista Valenciano, también invidente, "presentó una propuesta en el Parlamento valenciano". Y el municipio de Rubí aprobó una moción en la que instaba al Gobierno español a emprender medidas que permitan a las personas invidentes ejercer el derecho al voto secreto. "Además", añade Carrey, "la alcadesa de Rubí, Carmen García, me ha prometido que lo defenderá en la Federación de Municipios y ante el partido socialista".

Ayer, a las preguntas de los periodistas sobre si tiene o no el apoyo de la ONCE, Carrey respondía: "Estoy defendiendo un derecho personal, el derecho al voto, que es algo tiene que defender cada elector". Carrey asegura que ha recibido muchos apoyos, aunque afirma que sólo hay una persona "con ganas y decisión". Se trata de un joven de 18 años vecino de Tortosa, Xavier Blanch, que también hizo llegar su protesta a la Junta Electoral Central. La respuesta de la Junta Electoral fue que "la LOREG ya prevé el sistema de votación asistida". "Como Xavier vive aún con sus padres y no trabaja, me dijo que no podía meterse en juicios por los costes, pero que protestaría", explicaba ayer Carrey.

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Para demostrar que lo que reivindica "ni es tan costoso ni tan complicado", el vecino de Rubí repartió en sobres algunas papeletas electorales con las siglas de los partidos en braille.

En las últimas décadas apenas se han producido dos o tres reclamaciones como la de Carrey, según explica un oficial de la junta de Terrassa. El jefe de Servicios Sociales de la ONCE dijo ayer que "el proceso electoral es un servicio público más, que el Estado tiene que hacer accesible como otros tantos".

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