Un seguimiento escaso de medios humanos y materiales
La investigación del Grupo III de la Brigada Provincial de Madrid, dedicado al terrorismo internacional, arrancó en febrero de 2003 y prosiguió hasta febrero de 2004. Se centró en un grupo de radicales islamistas entre los que figuraba el que luego sería uno de los jefes de los terroristas del 11-M: El Tunecino. Sin embargo, ese trabajo de seguimiento no permitió evitar la matanza. Entre las razones que manejan los miembros de la unidad, según explicaron a EL PAÍS, destaca la falta de medios.
Los agentes solicitaron a sus superiores, sin éxito, siempre según las mismas fuentes, micrófonos direccionales capaces de captar conversaciones a distancia. Tampoco lograron balizas que les permitieran seguir a distancia a los coches vigilados. Todos estos medios eran necesarios para un seguimiento correcto. Además, el escaso número de agentes implicados obligaba a suspender la vigilancia durante días para evitar que los terroristas les reconocieran.
Los pinchazos telefónicos tampoco dieron mucho resultado. Los agentes veían hablar continuamente a los presuntos terroristas, pero no lograban registrar la conversación. Todos sus móviles estaban desviados a un segundo o un tercer teléfono, lo que hacía muy difícil controlar las llamadas. Por ello reclamaban micrófonos ocultos o direccionales.
Los policías sólo dispusieron de una furgoneta camuflada. Según los agentes, era insuficiente, dada la movilidad del grupo y sus estrategias de contravigilancia.
En febrero de 2004, parte de los efectivos del grupo III de la Brigada Provincial de Madrid fue destinada a la Operación Axis, destinada a prevenir riesgos durante la ceremonia y recorrido de la boda entre el Príncipe y Letizia Ortiz.
Documentación
La comisión parlamentaria de investigación de los atentados del 11-M deberá despejar incógnitas sobre estas pesquisas previas a la matanza. Izquierda Unida, por ejemplo, ha reclamado toda la documentación disponible sobre el tema. El objetivo de la coalición es aclarar qué factores explican que no diera frutos una investigación a la que la Audiencia Nacional prestó cobertura con la autorización de pinchazos telefónicos, duró 12 meses y ocupó a la totalidad del Grupo III de la Brigada Provincial de Información.
Las comparecencias del jefe superior de Policía de Madrid, Miguel Ángel Fernández Rancaño; del ex jefe de la Comisaría General de Información Jesús de La Morena y del ex jefe de la Brigada Antiterrorista de Madrid Ángel Álvarez pueden aportar luz sobre este asunto.