_
_
_
_
_
Entrevista:Santiago Calatrava | Arquitecto e ingeniero

"Entiendo mi profesión como un arte"

Ferran Bono

Santiago Calatrava no ha dejado en los últimos años de estar en el centro del debate arquitectónico por la radicalidad de sus propuestas formales. En esta conversación, mantenida por teléfono desde su estudio de Zúrich, reflexiona sobre sus últimos trabajos.

Pregunta. ¿En qué consiste su intervención en el anillo olímpico de Atenas?

Respuesta. El encargo era hacer un proyecto de planificación global de las diferentes instalaciones, capaz de aglutinarlas y darles un nuevo carácter, a través del paisajismo, los accesos, la viabilidad, reformando las instalaciones existentes como el estadio y el velódromo para dar lugar a una imagen global de anillo olímpico, de unas dimensiones enormes, 1,6 kilómetros de longitud por 600 metros de ancho.

"Lo lógico es que un arquitecto, al igual que un pintor o un escultor, tenga una traza, una impresión personal de su trabajo"
"Uno llega a la conclusión de que una manera de dignificar la ordinariez de la periferia es introducir edificios de calidad, que dan identidad"
"En España se ha creado una infraestructura enorme, con un valor añadido enorme, a partir de unos medios modestos"
Más información
La cota más alta de Madrid

P. ¿Cuál es la imagen global que unifica todo ese espacio?

R. Hay elementos que ayudan, como el aspecto de parque: las fuentes, los pavimentos, el verde plantado, las plazas. También el tratamiento de los edificios. Se han utilizado el blanco y el azul, colores muy griegos. Los elementos importantes están ligados por el uso, por ejemplo, de arcos, que cubren el ágora, las entradas, el velódromo, el estadio, y además generan una zona ondulada a lo largo del paseo, lo que se llama el muro cinético. Estos arcos recuerdan la arquitectura bizantina, que la conocemos mal. Grecia tiene un patrimonio enorme. Y virtualmente griego es el Templo de Santa Sofía en Constantinopla, una de las grandes obras de la humanidad. También es importante la planificación a través de edificios autónomos, cosa que se puede leer en la planta de la Acrópolis. Otro elemento común es el carácter mediterráneo.

P. ¿Se pueden establecer similitudes entre su obra de Atenas y su proyecto en Manhattan?

R. El interés por la luz. El aspecto atmosférico de los proyectos. Acabo de ver fotografías de un profesional, acostumbrado a captar la luz, que incide en este carácter. En ambos proyectos el entendimiento y tratamiento de la luz son elementos esenciales.

P. Su arquitectura es muy reconocible. ¿Cuál es el sello Calatrava?

R. No lo sé. Son comentarios de terceros. Pero es lógico que un arquitecto, lo mismo que un pintor o un escultor, tenga una traza. En pintura es muy fácil de decir. En la arquitectura ocurre lo mismo. Un arquitecto, como un pintor o escultor, puede dar una impresión personal de su trabajo, dentro de los cánones más estrictos de lo que dicta la profesión.

P. ¿Le molesta que se llegue a decir popularmente que todos sus puentes son muy parecidos?

R. Siguiendo la analogía con la pintura: si uno analiza la obra de Picasso, digo esto con toda modestia, ésta tiene un tenor muy común en cada una de sus etapas. Insisto: un arquitecto no tiene por qué ser muy diferente. En la arquitectura, el aspecto popular, que no populista, me parece muy honesto. La arquitectura popular es la que primero me interesó. Es la arquitectura sin arquitectos de la Ibiza de los primeros setenta. Analizamos en tres libros esta arquitectura. También hice una visita providencial al norte de África. En los setenta todo lo que era popular y antiacadémico era muy apreciado y con razón, porque tiene unos valores extraordinarios. Pero es importante la identidad del estilo, el entender el trabajo de un arquitecto como evolutivo y consecuente, sobre todo si uno no copia, sino que desarrolla una obra personal.

P. También estuvo en París en mayo de 1968. ¿La arquitectura está cargada de ideología?

R. Llegué en junio, pero llegué y lo viví. El siglo XX es el tiempo de los ismos. Aparece un modo de entender la arquitectura y el arte en general a través de los hechos colectivos. Se puede ver bien en el contexto de la pintura, porque la arquitectura es un arte (no me cabe ninguna duda), pero es a veces más fácil entenderla a través de la pintura, que nunca perdió la prerrogativa de ser un arte, mientras que la arquitectura sí que lo hizo en el siglo XX. Determinadas corrientes de la arquitectura surgen de problemas concretos, como el funcionalismo, que surge de la necesidad de producir en un tiempo escaso una gran cantidad de viviendas. Ahora, el problema de la vivienda sigue siendo acuciante, sobre todo en el Tercer Mundo. Quizá la única crítica que se debe hacer a algún aspecto seudoelitista de la arquitectura es que hay necesidades enormes a las que asistir, como los problemas de vivienda e higiene en ciudades como El Cairo, México DF...

P. Pero vivimos en la época de la llamada arquitectura del espectáculo. ¿Se considera un representante de la misma?

R. Este tipo de arquitectura, de mucho carácter y autonomía, ya existía, no es un invento nuevo. En todas las ciudades hay edificios fuera de lo ordinario. La contribución de determinados edificios extraordinarios, como el Guggenheim de Bilbao, es restauradora. Restituye una imagen deteriorada. Es un prototipo. También en muchas otras ciudades se hacen intervenciones en la periferia. Uno llega a la conclusión de que un modo de dignificar el tedio, la decadencia, la ordinariez de la periferia de nuestras ciudades, construidas hace 30 o 40 años, es introducir edificios de calidad, que recalifican el sitio, le dan identidad y hacen soñar a la gente que vive en sitios mejores.

P. ¿Es inevitable que los grandes proyectos sufran retrasos y multipliquen su presupuesto inicial?

R. Las cosas cuestan el tiempo que cuestan. Y cuestan los medios que cuestan. Los tiempos en otras épocas, con edificios de impacto equivalente, eran mucho mayores. Ahora, las obras se tienen que implementar a la velocidad de la luz. Además, hay cadencias debidas a eventos como los Juegos Olímpicos, una Expo... Todo esto crea una presión a la que los medios de información son muy sensibles, a veces injustamente. Hoy se construye a unas velocidades extraordinarias. El proceso de toma de decisiones o de dilucidar contenciosos puede retrasar el proyecto. En lo que se refiere a los costes, hoy se construye a unos precios muy razonables, y España es un ejemplo. Se ha creado una infraestructura enorme, con un valor añadido enorme, a partir de unos medios modestos.

P. ¿Cómo se explica que el Palau de les Arts de Valencia, aún en obras, supere ya los 164 millones de euros, más del doble del presupuesto inicial de esta ópera?

R. Se explica porque la Ciudad de las Artes [donde se enclava el Palau] se ha ido adaptando a un concepto de la propiedad [la Generalitat], que consiste en dotar a Valencia de una infraestructura musical única en Europa. Permitirá una cosa modernísima: ser un palacio de festivales. Roma se acaba de dotar de una infraestructura de tres palacios de música, uno al lado del otro. Lo interesante es dar una oferta de gran calidad no sólo a través de los intérpretes, sino ir más allá, integrando también a jóvenes y a aficionados. Si hay un sitio comparable a Alemania, donde más asociaciones musicales hay en el mundo, es Valencia. Trabajamos firmemente para que esté acabado en octubre de 2005.

P. ¿Cómo compagina la actividad más creativa con la dirección de una gran empresa, con estudios en diversas ciudades del mundo y con tantos proyectos?

R. Siempre he entendido mi profesión como un arte. Para responder a proyectos como los de Manhattan o Atenas es necesario un equipo importante. Siempre he intentado de manera natural huir de cualquier comercialidad. Si hubiera querido entrar en estas cuestiones hubiera escogido otra profesión. Lo cierto es que el número de proyectos es relativamente bajo. Pero, obra por obra, todas aparecen en los medios de comunicación y en los libros por su singularidad, por la singularidad del cliente o espero también que por su calidad y belleza. Y esto puede dar una sensación equívoca. En cualquier caso, me sigo dedicando personalmente a todos y cada uno de mis proyectos. Las obras nos sobreviven. Forman parte de la herencia.

Santiago Calatrava, fotografiado hace un mes delante del Estadio Olímpico de Atenas.

 / EFE
Santiago Calatrava, fotografiado hace un mes delante del Estadio Olímpico de Atenas. / EFE
Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Sobre la firma

Ferran Bono
Redactor de EL PAÍS en la Comunidad Valenciana. Con anterioridad, ha ejercido como jefe de sección de Cultura. Licenciado en Lengua Española y Filología Catalana por la Universitat de València y máster UAM-EL PAÍS, ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria periodística en el campo de la cultura.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_