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Reportaje:

El ojo derecho de la Dama de Hierro

Mark Thatcher es un hombre de negocios poco transparentes que tienden a quebrar

Con Mark Thatcher los británicos descubrieron el lado humano de la Dama de Hierro, en 1982, año cumbre de su largo mandato como jefa de Gobierno. El hijo de Margaret Thatcher corría, con 28 años, en el París-Dakar cuando su Peugeot 504 se salió de la ruta oficial por tierras argelinas. Anduvo perdido durante seis días en el desierto y su madre se echó a llorar en público. No volvió a hacerlo ante las cámaras hasta su forzada salida de Downing Street, en 1990. El aficionado corredor restó importancia al estruendo internacional por su desaparición y, al ser rescatado, dijo: "Sólo necesito una cerveza, un bocadillo, una ducha y un afeitado".

Mark Thatcher está acostumbrado a la polémica. Sus negocios tienden a quebrar y, cuanto menos, pecan de la necesaria transparencia que avale una fortuna personal estimada el año pasado por encima de los 85 millones de euros. Se estrenó profesionalmente en 1977 con una empresa de carreras automovilísticas y fue representante de Lotus en Estados Unidos. Montó después una asesoría internacional, Montearle Marketing, y actuó de intermediario en controvertidas transacciones de armamento, aeroespaciales y en proyectos de construcción en Oriente Próximo. Algunas operaciones levantaron sospechas sobre tráfico de influencias, que su madre tuvo que desmentir en el Parlamento. Pese al reguero de escándalos, Margaret Thatcher siempre confió en su único hijo varón, de quien dijo: "Es capaz de vender nieve a los esquimales y arena a los árabes". Mark tiene una hermana gemela, Carol, con un estilo de vida más recatado y discreto, pero él es el ojo derecho de la anterior primera ministra. En 2003, heredó el titulo de sir a la muerte de su padre, Denis.

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Mark estudió en el elitista colegio Harrow y terminó la secundaria con pobres calificaciones. Renunció a ir a la Universidad y suspendió en tres ocasiones un examen de contabilidad. Optó, entonces, por los negocios y por ampliar su red internacional de contactos. En Estados Unidos conoció a una rica heredera, Diane Bergdof, con quien se casó en 1987. Tienen dos hijos. Una década después, la familia se trasladó a Suráfrica. Allí, Mark sufrió una investigación oficial en torno a una turbia operación de concesión de créditos a oficiales de policía, personal militar y funcionarios surafricanos. El caso no prosperó, como tampoco se han podido probar, hasta hoy, irregularidades en sus múltiples negocios.

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