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VIOLENCIA EN IRAK

Al Sistani amenaza con abandonar el proceso político

Ramón Lobo

El gran ayatolá Alí al Sistani, máxima autoridad religiosa de los chiíes de Irak, amenaza con retirar su apoyo al proceso político si se posponen las elecciones de enero y si no se efectúan cambios en el sistema electoral que, a su juicio, beneficia a los partidos políticos llegados desde el exilio y que cuentan con el apoyo de Estados Unidos. Se refiere en concreto el primer ministro Ayad Alaui.

Hamid Jafaf, uno de los portavoces del ayatolá -que vive recluido en su casa de Nayaf y no concede entrevistas ni suele aparecer en público-, aseguró que se habían puesto en contacto con el anterior enviado especial de la ONU a Irak, el argelino Lakhdar Brahimi (quien negoció el apoyo de Al Sistani al calendario electoral), para expresarle su disgusto y preocupación. Jafal dijo al diario The New York Times que si se aplazan los comicios o no se realizan los cambios para garantizar su equidad y legitimidad, Sistani declararía ilegítimas las elecciones.

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Sistani demanda cambios de fondo en el sistema electoral para que se incremente la representación de los chiíes en la Asamblea Nacional (60% de la población), que saldrá elegida en enero y que entre sus funciones tendrá una esencial, redactar la Constitución.

Sistani rechaza el sistema de listas cerradas. A su entender, permite a los seis partidos que colaboran con Washington formar una coalición y presentarse unidos y copar la futura Asamblea, del mismo modo que dominaron la formación de la Conferencia Nacional en agosto entre una escandalera y denuncias de apaño formuladas por los líderes suníes y los chiíes radicales de Múqtada al Sáder. Al jefe religioso tampoco le gusta la circunscripción única, porque da un peso excesivo, en su opinión, a los dos partidos kurdos.

Sistani, nacido en Irán de padres iraquíes y perteneciente a la escuela quietista, contraria a inmiscuirse en política, resolvió mediante la negociación la crisis que se produjo el pasado agosto en la ciudad de Nayaf, pero no con el acuerdo del primer ministro, Ayad Alaui, como éste declaró ayer ante el Congreso de Estados Unidos, sino en contra de su opinión y la de los mandos norteamericanos (favorables a aplastar de una vez a Múqtada).

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La mediación de Sistani, que se hallaba en Londres, fue sugerida y organizada por el Reino Unido.

El ayatolá se ha cuidado de seguir la senda de confrontación de Al Sáder y emitir edictos religiosos contra la ocupación. Desde el primer momento ha sido partidario del mantenimiento del orden en las ciudades chiíes y hasta la irrupción de los milicianos de Múqtada lo conseguió. Además sus escasas alocuciones públicas no han hecho sino aumentar su prestigio y autoridad entre los chiíes. Conocedor de la turbulenta historia del país, Sistani sabe que el levantamiento chií de 1920 tuvo un alto precio político, además de costar miles de vidas: les dejó fuera del poder durante 84 años.

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