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Apuntes

"Son ya ustedes demasiadas", dijo el tribunal de una cátedra

Sin desdeñar las referencias cuantitativas, Escolano ha recopilado las cualitativas porque las primeras nada dicen del origen familiar de estas mujeres, de los obstaculos para conseguir la plaza, de su peregrinar académico. Para llegar a esto realizó, por un lado, un cuestionario de 40 preguntas al que contestaron 476 profesoras (58,19%), a través de un apartado de correos que garantizara el anonimato. Del mismo se extrae que el 95% de las encuestadas comparte con sus cónyuges una titulación superior. Además casi una de cada cinco mujeres ha realizado otros estudios complementarios y el 60,5% realizó algún estudio en el extranjero. El 67,1% de mujeres parece tener claro que no intentará la promoción a la cátedra pese a no haber cumplido los 40 años, o hallarse entre 41 y 50 años, el 45,3%. Cerca de la mitad afirma haberse sentido discriminada. El resto dice que no, o no contesta.

Las entrevistas efectuadas a seis catedráticas y ocho titulares universitarias valencianas y una profesora por su condición excepcional de rectora arrojan datos igualmente significativos. La mayoría pertenecen a familias unidas, que les estimuló a estudiar, siempre a través del patrón del padre. Las docentes, de entre 40 y 50 años, rara vez se refieren a sus madres. La mayoría de entrevistadas dibuja un panorama de acceso a la universidad de forma aleatoria: "No había pensado dedicarme a la docencia". Declaran su preferencia a la investigación y las que optaron por la docencia guardan anécdotas como la que sigue. "Recuerdo cómo me felicitó el presidente del tribunal. Enhorabuena, aunque ya van siendo ustedes demasiadas. Y era la segunda mujer en España catedrática en este área". La renuncia a la maternidad aparece casi como un elemento decisivo en la trayectoria profesional de varias de estas profesionales: "Yo me casé y en aquel año, la posibilidad de dedicarse a la investigación y a la docencia y tener hijos, creo que era mucho más complicado que ahora. No quiero decir que ahora sea fácil".

También se percibe un sentimiento de culpa en estas profesionales: "Yo he hecho mi tesis doctoral en mi casa y mis hijos sentados a mi lado, y constantemente preguntándome cuándo acababa la tesis, cuándo... Y odiaban verme sentada en la mesa de trabajo y yo lo odiaba también, pero cuando estaba con ellos tenía la sensación de que perdía tiempo". Y con la sensación de que tienen que multiplicarse para estar en todos los frentes. La mayoría niega la existencia de la discriminación, pero casi siempre matizan que, a la hora de promocionar, el hombre va delante.

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