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Scilingo afirma que mintió para vengarse de un jefe de la Junta Militar argentina

El acusado dice que se inventó la cifra de las víctimas de la dictadura arrojadas al mar

El ex militar argentino Adolfo Scilingo, que está siendo juzgado en la Audiencia Nacional por genocidio por su presunta participación en los vuelos de la muerte programados durante la dictadura de su país (1976-1983), declaró ayer que su declaración inculpatoria ante el juez Garzón en 1997 obedecía a una venganza contra el ex jefe de la Junta Militar y máximo responsable de la Armada Emilio Massera.

Según declaró Scilingo ayer, Massera fue quien ordenó la detención de su hermana María Adela, que tuvo que huir "como una judía en un régimen nazi" y luego falleció en 1994 por un tumor en el pecho. Si ella no hubiera estado buscada habría podido operarse y quizá estuviera viva ahora, según el ex militar. "Nunca me perdonaré haber creído a la Armada, y no a mi hermana, porque yo pensé que tenía al diablo en casa, a una terrorista, y no era así. Mi hermana no era ni mejor ni peor que nadie, pero era mi hermana".

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Sclingo, que durante este juicio ha cambiado su versión y niega ahora su participación en los vuelos de la muerte, dijo ayer que no presenció torturas en la sede de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) y aseguró que el número de 27 detenidos vivos arrojados vivos al mar se lo inventó. Afirmó que eligió esa cifra para poder acordarse de ella, ya que correspondía, dijo, al día en que se casó.

Los abogados de la acusación le preguntaron por aspectos puntuales de sus declaraciones ante Garzón. Scilingo diluía las respuestas adornándolas con extensas peroratas y conduciéndolas a un lugar común: no participó en los hechos, pero hizo sus denuncias para que se investigara "al mayor número de personas posibles". "¿Sabía que se torturaba en la ESMA?", le preguntó el abogado de la acusación José Galán. "No, nadie sabía absolutamente nada. Si preguntabas pasabas a ser del enemigo. Era una guerra, y hablar del enemigo era pasar a ser sospechoso".

¿Detenidos en la ESMA? Sí, en una ocasión vio a una detenida que estaba embarazada. "No estaba esposada, pero tenía la cara medio tristona". Tampoco había visto los Ford Falcon entrar "con detenidos en el piso" ya que los Falcon "entraban a toda velocidad y adentro llevarían lo que fuera"."¿Cuándo dice usted la verdad?", le espetó un abogado de la acusación. Scilingo lo dejó claro: "Cuando me interesa".

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