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EUROPA AVANZA EN POLÍTICA EXTERIOR Y DEFENSA | REFERÉNDUM EUROPEO | Lo que dice la Constitución

Los Veinticinco se ayudarán ante ataques terroristas

Carlos Yárnoz

El tópico de que "Europa es un gigante económico y un enano político" está basado en que la Política Exterior Común es poco más que un deseo y en que la Europa de la Defensa está por verse. Sin embargo, la UE tiene hoy 7.000 soldados desplegados en Bosnia-Herzegovina. Es la diferencia entre la voluntad y la necesidad. Por eso, el Tratado constitucional aporta novedades espectaculares: los 25 socios del club se obligan a darse ayuda inmediata ante ataques terroristas, acudirán en auxilio de quien sufra agresiones exteriores y un grupo de los más fuertes creará la avanzadilla de la Europa de la Defensa. Europa, además, tendrá un ministro de Exteriores y, si todo va bien, será el año que viene el español Javier Solana.

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Exteriores y Defensa son las áreas que más afectan a la soberanía de unos países con tan diversos intereses: para el Reino Unido, es clave su alianza con EE UU; para Polonia, es hoy prioritaria la situación en Ucrania; Holanda es un gran valedor de Israel; España es muy sensible ante Cuba o Marruecos; en Francia, la crisis en Costa de Marfil es clave... Es la razón por la que todo debe ser aprobado por unanimidad, con derecho a veto, respetando la soberanía de cada cual. La Constitución, encima, se negoció en plena guerra de Irak. Fue una traba más, pero también hizo más patente la necesidad de superar las carencias de Europa.

LA SITUACIÓN

Sobre el papel, existe la Política Exterior y de Seguridad Común (PESC) bajo la supervisión del Alto Representante, Javier Solana, pero la realidad es otra. El Alto Representante, con escasos medios económicos y diplomáticos, depende del Consejo de la UE, de los Gobiernos. Pero hay también una comisaria de Relaciones Exteriores, la austriaca Benita Ferrero-Waldner, que coordina la ayuda al desarrollo (más de 7.000 millones de euros anuales) y las delegaciones comunitarias en el exterior. Además, el ministro de Exteriores del país que cada semestre preside la Unión hace viajes oficiales en nombre de la Unión y encabeza las citas de ministros europeos de Exteriores.

Su coordinación depende de su ánimo y carácter. En cualquier caso, ninguno de ellos tiene las competencias europeas en Exteriores, que están en manos de los Gobiernos.

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La Política Europea de Seguridad y Defensa (PESD) es parte de la PESC y ambas son reclamadas por los europeos. En la actual UE, 19 países están en la OTAN y otros cuatro se consideran neutrales (Austria, Finlandia, Irlanda y Suecia). Sólo cinco socios superan el 2% de sus PIB en gastos de defensa. Europa invierte en ese capítulo unos 10.000 millones de euros al año, seis veces menos que EE UU.

EL PROBLEMA

Los países europeos, por potentes que sean, juegan un escaso papel en el mundo actual por no actuar conjuntamente. Las excepciones han sido la crisis de Ucrania o el intento de solucionar la producción de uranio enriquecido en Irán.

EL DEBATE

Fue tenso y agrio. En enero de 2003, París y Berlín propusieron en la Convención redactora del proyecto constitucional que la Unión tuviera un "ministro europeo de Asuntos Exteriores" y que las decisiones en política exterior se tomaran por mayoría cualificada, sin derecho a veto. Toda una provocación para el Reino Unido. Su ministro de Asuntos Europeos, el combativo Peter Hain, advirtió de inmediato que esas cuestiones "afectan al corazón mismo de la soberanía nacional" y que Londres no quería el nombre de ministro europeo de Exteriores, tesis que mantuvo hasta el final.

"Ningún europeo querrá morir por la Unión porque, antes de tener una política exterior común, habrá que tener una identidad común", dijo el danés Peter Skaarup. Irlanda, Polonia, República Checa, Eslovaquia o los bálticos tampoco lo veían bien. "La crisis de Irak no debe ser considerada como un fracaso, sino como un catalizador que nos debe hacer avanzar con más coraje", animaba el alemán Elmar Brok, apoyado siempre por el belga Jean-Luc Dehaene.

Superados los primeros aspavientos, llegaron las aproximaciones. El francés Dominique de Villepin, el alemán Joschka Fischer y el británico Hain presentaron enmiendas conjuntas para que la amenaza terrorista fuera incluida en la política común de seguridad y defensa. En ese contexto, el francés Michel Barnier propuso una Cláusula de Solidaridad: ante un ataque terrorista contra un país, la UE acudirá en su ayuda incluso con medios militares. "Una excelente respuesta a la amenaza terrorista", aplaudió el español Alfonso Dastis. Todos apoyaron.

En defensa, los ánimos volvieron a encresparse. Alemania y Francia propusieron una controvertida Cláusula de Defensa Mutua, similar a la de la OTAN, frente a hipotéticos ataques armados. "Queremos evitar una duplicación con la OTAN", avisó el holandés Gijs de Vries, hoy coordinador antiterrorista de la Unión. Se le sumaron el Reino Unido, Polonia, Eslovenia o Portugal. "La defensa es una cuestión práctica, no retórica; no a una defensa común", machacó Hain.

Los ministros de Exteriores, pese a todo, la aprobaron después. Como pactaron que un grupo de potentes países pueda crear una especie de "eurozona de la defensa" y que se amplíen las misiones de las fuerzas militares de la UE en cualquier parte del mundo, siempre de acuerdo con los principios de la ONU. Eso sí, el pacto sólo fue posible tras múltiples negociaciones entre París, Berlín y Londres, sin cuya participación la Europa de la Defensa es una entelequia.

LA SOLUCIÓN

Habrá un ministro europeo de Exteriores (Parte I-artículo 28) que, a su vez, será vicepresidente de la Comisión, con acceso directo a sus medios, y presidirá el Consejo de Exteriores de la Unión. Si la Constitución se ratifica, Javier Solana tomará posesión en noviembre del año que viene. Contará con el apoyo de un Servicio de Acción Exterior (III-296), un embrión de una diplomacia única europea ya en formación desde el mes pasado. La política exterior europea estará basada en "la solidaridad política mutua" (I-40), por lo que los países se consultarán antes de actuar (I-40).

La Cláusula de Solidaridad (I-43 y III-329) ya se activó, de facto, tras el 11-M, mientras la Cláusula de Defensa Mutua (I-41), aun respetando los compromisos de los países miembros de la OTAN, constituye la prueba de que Europa emprende el camino sin retorno hacia una "defensa común". En ese contexto, la Constitución da luz verde a la formación de una vanguardia permanente de defensa llamada cooperación estructurada (I-41 y III-312) formada seguramente por tropas de, al menos, Francia, el Reino Unido, Alemania, Italia y España. La Unión, además, podrá encargar misiones a un grupo de países de elevadas capacidades militares "para preservar los valores de la Unión" (I-41 y III-310).

El Tratado amplía también las misiones de la defensa europea: a las denominadas Petersberg (humanitarias, gestión de crisis o restablecimiento de la paz), se suman ahora las de desarme, asesoramiento militar a terceros o prevención de conflictos (I-41 y III-309). Por último, se crea una Agencia Europea de Defensa (I-43 y III-311), en marcha desde el mes pasado, para mejorar las capacidades militares de los socios y coordinar la industria de armas. Salvo en rarísimas ocasiones, el derecho al veto seguirá vigente en Exteriores y Defensa.

El paso dado en el ámbito militar, criticado desde la izquierda y los pacifistas, es matizado así: "En sus relaciones con el resto del mundo, la Unión contribuirá a la paz, la seguridad, el desarrollo sostenible del planeta, la solidaridad y el respeto mutuo entre los pueblos" (I-3) y, si fuera necesario usar los medios militares, lo hará siempre bajo los principios de la Carta de las Naciones Unidas (III-292).

Artículo I-43

"La Unión y los Estados miembros actuarán conjuntamente con espíritu de solidaridad si un Estado miembro es objeto de un ataque terrorista o víctima de una catástrofe natural o de origen humano. La Unión movilizará todos los instrumentos de que disponga, incluidos los medios militares puestos a su disposición por los Estados miembros, para prevenir la amenaza terrorista en el territorio de los Estados miembros, proteger las instituciones democráticas y a la población civil de posibles ataques terroristas y prestar asistencia a un Estado miembro en el territorio de éste, a petición de sus autoridades políticas, en caso de ataque terrorista".

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Sobre la firma

Carlos Yárnoz
Llegó a EL PAÍS en 1983 y ha sido jefe de Política, subdirector, corresponsal en Bruselas y París y Defensor del lector entre 2019 y 2023. El periodismo y Europa son sus prioridades. Como es periodista, siempre ha defendido a los lectores.

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