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El Ayuntamiento primará en los contratos a las empresas que apliquen criterios medioambientales

El uso de energías limpias, el ahorro de agua y el diseño ecológico darán puntos en los concursos

"Un pequeño Protocolo de Kioto". Así resumió ayer el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, el "código de buenas prácticas ambientales" que el gobierno municipal se ha impuesto y que tendrá que aplicar en todos los contratos del Ayuntamiento. En la mayoría de los casos esos requisitos -uso de materiales reciclados, energías renovables, mecanismos de reducción de residuos, diseño bioclimático de los edificios, etcétera- no serán indispensables para que las empresas puedan concursar, pero sí sumarán puntos a la hora de conseguir el contrato. Madrid es la primera ciudad de España que adopta este código, que la Cumbre Mundial de la ONU sobre Desarrollo Sostenible de 2002 recomendó a todas las corporaciones locales.

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"El objetivo es imponer una conciencia sobre la importancia del ahorro en el uso de los recursos naturales a través de la contratación municipal. Es como un pequeño Protocolo de Kioto", explicó el alcalde tras la reunión semanal de la Junta de Gobierno. El Protocolo de Kioto, de obligado cumplimiento sólo en Europa desde el pasado febrero, impone a los 141 países firmantes una batería de medidas para contener, antes de 2012, la emisión de gases de efecto invernadero a la atmósfera, principalmente dióxido de carbono. El objetivo es frenar el temido cambio climático y evitar el calentamiento global del planeta.

En el caso del Ayuntamiento de Madrid, las metas son menos ambiciosas, pero el camino es parecido: introducir en la política del día a día elementos de eficiencia energética, ahorro y reducción de los residuos.

Un camino que la Cumbre Mundial de la ONU celebrada en Johanesburgo en 2002 elaboró como recomendación a todas las corporaciones locales, pero que muy pocas ciudades europeas han adoptado. En España, sólo Madrid y sólo desde ayer. El Código de Buenas Prácticas Medioambientales en Contratación Local contiene un catálogo de 17 "buenas prácticas" que se convertirán en aspectos puntuables en los contratos de cualquier tipo (obras, gestión de servicios públicos, suministros) que realice el Ayuntamiento (o sus organismos autónomos). Se resumen en los siguientes bloques:

- Energías limpias. Emplear energías renovables y no contaminantes (eólica, hidráulica, solar) en los procesos de producción dará puntos. Y también introducir en los edificios de nueva construcción diseños de "eficiencia energética": por ejemplo, orientar el inmueble para aprovechar el sol o usar materiales aislantes para conservar el calor y el frío sin necesidad de aire acondicionado o calefacción.

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- Menos residuos. Se incorpora la política de las tres R: reducir, reutilizar y reciclar. "Las empresas podrán presentar en sus ofertas sistemas de gestión de envases y un plan de minimización de los recursos generados", reza el documento aprobado ayer por la Junta municipal de Gobierno.

- Ahorro de agua. Los pliegos de condiciones primarán la inclusión de "dispositivos de fontanería eficiente" en los edificios públicos (grifos monomando, limitadores de presión, cisternas de media carga), así como sistemas para captar y almacenar el agua de lluvia.

- Ruido y contaminación del aire. Las empresas que abastezcan de vehículos al Consistorio deberán tener "su propio programa de mantenimiento acústico, de tal forma que una revisión anual garantice que esos vehículos tienen el mismo nivel sonoro que en el momento de su compra". Además, el Ayuntamiento primará la adquisición de "vehículos menos contaminantes" (movidos con combustibles limpios) dentro de un Plan de Flota Verde que está aún por elaborar.

- Política de compras. Desde el material de oficina hasta los productos químicos utilizados para cuidar los parques, el gobierno municipal se compromete a hacer "listas de artículos menos contaminantes". "Fomentar, por ejemplo, el uso de rotuladores con carcasas que no sean de PVC, el papel reciclado o los portaminas en lugar de lápices, para reducir el gasto en madera", explican desde la Concejalía de Medio Ambiente.

- Planes de calidad y etiquetas ecológicas. La posesión de una de las distintas "etiquetas ecológicas" que imponen los organismos auditores internacionales será otro aspecto a puntuar en los contratos, al igual que la presentación por parte de los contratistas de un plan de calidad ambiental en el que explique cómo va a reducir el impacto de su actividad sobre el entorno.

- Jardines autóctonos. La gestión habitual de las zonas verdes existentes y también los proyectos de revegetación deberán primar el uso de especies autóctonas

que se adaptan mejor a las condiciones climáticas, edáficas y de plagas, y reducen así el coste de mantenimiento, el uso de agua y de productos químicos.

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