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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

La consentida

La ilegal Batasuna moviliza menos que antes, pero conserva capacidad intimidatoria; sobre todo, hacia el nacionalismo gobernante. Los de Otegi se marcaron ayer un tanto al conseguir celebrar en Bilbao una manifestación consentida por el Gobierno Vasco, que hace dos semanas prohibió otra con idéntico lema en San Sebastián. Son dos episodios de la larga marcha de los de Otegi hacia la conquista de espacios en los que la ley -la que les ilegalizó- no se aplique.

Batasuna va tanteando los límites de la resistencia del poder nacionalista. La manifestación de San Sebastián fue convocada directamente por su plana mayor, y la comunicación formal fue solicitada por el mismo ex concejal que lo había hecho con ocasión de otra movilización anterior que acabó con graves disturbios. Era una provocación excesiva, y el consejero Balza la prohibió. No sin lamentar públicamente, dos días antes de la marcha, que los jefes de Batasuna no le hubieran dado la oportunidad de autorizarla actuando con menos descaro. Luego, en la práctica, la Ertzaintza toleró la marcha aunque obligando a los escasos participantes a desfilar por otro itinerario.

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Ahora la comunicación formal la ha firmado un particular sin vinculaciones conocidas con ese partido, y el anuncio político ha corrido a cargo de varios miembros de la vieja guardia de Herri Batasuna. Balza dijo no ver motivos objetivos para prohibirla tras haber analizado, entre otras circunstancias, los carteles que la anunciaban. Desafortunada precisión: horas después, las paredes se cubrían de carteles con llamamientos a la manifestación firmados por Batasuna.

Sería ofensivo suponer que Balza ignora que se trata de una iniciativa de ese partido ilegal, y expresamente dirigido a burlar la ley de partidos. Pero sabe también que el suyo, el PNV, está en contra de esa ley y de su aplicación a Batasuna: "Un inmenso error del Partido Socialista", según declaraba el pasado domingo el ahora senador Iñaki Anasagasti, en la misma entrevista en que exhortaba a los de Otegi a dejar de ser "una cobertura para el mundo violento".

¿Puede ser legal un partido que da cobertura a una organización terrorista que considera legítimo asesinar a sus enemigos políticos? El consentimiento del Gobierno vasco hacia Batasuna permite a sus dirigentes rehuir la ruptura con ETA que sería condición para recobrar la legalidad. En ese sentido, constituye una actitud de boicot a los esfuerzos en curso por convertir la debilidad de ETA en fin del terrorismo.

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